Brisa para el alma

Jesús pronto regresa. Caminemos con Él hasta entonces y anunciemos la salvación en Él a todos.

Hay un sistema que se opone a Dios y a la iglesia. Ese sistema será derrotado y eliminado.

Vivamos con tal de llegar a la meta. No es fácil, hay que esforzarse y perseverar, pero bien vale el esfuerzo.

Los discípulos de Jesús nos exponemos al rechazo y la persecución. Permanezcamos firmes.

Trázate la meta de ser parte de la multitud que aclama a Dios y al Cordero, y que le sirve día y noche.

No te quedes en la tibieza. Comprométete con Jesús como tu Salvador y el Señor de tu vida con todo tu ser.

¿Cómo de verá Jesús ahora? Considera esta revelación de su persona.

La persona que conoce a Dios puede amar, a diferencia de los que no han encontrado la salvación en Cristo Jesús. Ama.

Pongámonos a la luz delante de Dios, reconociendo y confesándole nuestros pecados. Dios nos quiere limpiar por la fe en Jesús.

No descuidemos nuestra vida. Estemos alerta.

Vivamos a la manera de Dios y anunciemos a todos las virtudes de Jesús.

Ya no vivamos como antes. Teniendo a Jesús en nuestras vidas podemos vivir de una manera diferente.

No nos conformemos con saber. Pongamos la Palabra de Dios por obra en nuestras vidas, siendo obedientes.

No te pierdas el privilegio de acercarte a la propia presencia de Dios. Jesús pagó con su sangre para que tú y yo disfrutáramos de ese privilegio.

A Dios le importas personalmente. Él quiere ser tu Dios, y te ha hecho parte de su pueblo en Cristo Jesús. Conócele.

Pase lo que pase en tu vida, proponte no apartarte de Dios, quien nos dio vida en Jesús. Anima a otros a permanecer firmes.

Jesús es el centro de todo, desde el principio al fin. Deja que también sea el centro de tu vida.

Los que andamos por la vida tomados de la mano de Jesús renunciamos al estilo de vida que nos alejaría de Dios y procuramos honrarle.

Nuestro servicio a Dios implica esfuerzo y compromiso. Concéntrate, dedícate y sírvele con fidelidad.

Estemos muy atentos para no dejarnos engañar. Engañadores hay muchos. Asumamos un profundo compromiso con la verdad.

Prioricemos nuestros valores espirituales: amor que brote de un corazón puro, buena conciencia y fe no fingida.

Prestemos atención, velemos, y por sobre todo no nos dejemos engañar. Jesús viene pronto. Asegurémonos de ir con Él.

Algo tenemos muy claro: Jesús prometió volver, y cuando eso suceda, los que creyeron en el, unos van a resucitar y otros serán arrebatados para ir con Él.

Elevemos la mirada. Dejemos ya de vivir para los valores que perecen, envejecen y se terminan. Busquemos lo de arriba.

Recibamos el consejo de la Palabra del Señor y dejemos que nuestra relación con Dios afecte todas las áreas de nuestra vida.

Ya dejemos de competir. Sigamos el ejemplo de Jesús, quien se humilló hasta lo máximo y fue exaltado hasta el lugar supremo.

Aprendamos a pedir conforme a lo que nos enseña la Palabra de Dios. Pidamos ser fortalecidos por el Espíritu y que recibamos la revelación de la grandeza del amor de Dios en Cristo Jesús.

Todo cambia cuando tenemos a Jesús en nuestra vida, por medio de quien Dios nos ha hecho más que ricos.

Elige bien la motivación detrás de tus acciones. Vivamos por el Espíritu, dando su fruto.

Honremos a Dios gozándonos en nuestra debilidad, para que repose sobre nosotros el poder de Cristo.

Aprendamos a darle a Dios y seamos generosos al ayudar a quien necesita. Dios no dejará que nos falte.

Elige bien a quien y a qué le dedicas tu esfuerzo y los buenos recursos de tu vida. Sigue el ejemplo de aquellos que han procurado honrar a Dios.

No podemos evitar el desgaste que los años nos van produciendo, pero los que creemos en Jesús tenemos garantía de un futuro maravilloso y eterno, con Él en los cielos.

Todos los que creen en Jesús y se comprometen con Él como Señor de sus vidas, van a experimentar un cambio radical y maravilloso. Vivamos de tal manera que lo experimentemos.

A cada persona que cree en Jesús, Dios le regala capacidades especiales, sus dones espirituales. Pongámoslos en funcionamiento, para hacer la obra de Dios.

Dios pagó un alto precio por los que creemos en Jesús. Vivamos valorándolo.

Elige bien tu estilo de vida, para honrar a Dios. Vive como quien va a heredar el Reino.

Dios ha revelado su sabiduría a los que se comprometen con Jesús por la fe. Andemos en esa sabiduría de lo alto.

No necesitamos imponer sobre otros nuestra manera de ver las cosas. Teniendo el mismo fundamento, Jesucristo, apoyémonos unos a otros a pesar de que a veces opinemos distinto.

Asóciate con aquellos a quienes Dios redimió por la sangre de Jesús, honra a Dios con tus obras haciendo tu parte, ocupando tu lugar como miembro del cuerpo de Cristo.

Hay dos alternativas muy claras: vives por la carne o vives por el Espíritu. Toma la decisión correcta y honra a Dios con tu vida.

Experimenta aquello que es verdaderamente poderoso, siendo liberado del poder del pecado. Él que cree en Jesús ya no es dominado por el pecado.

No nos conformemos con la apariencia de la religión. Dejemos que Dios obre profundamente en nosotros y que los cambios verdaderos se produzcan.

Todas las personas necesitan la salvación que solamente se encuentra en Jesús. No te avergüences del evangelio.

En nuestro afán por ser libres vamos a caer muchas veces sutilmente en la esclavitud. En Jesús podemos escoger a quien servir. ¡Jesús es el Señor!

Si has tenido la experiencia de creer en Jesús y recibir el perdón de tus pecados, cuéntale a otros tu experiencia. Puede representar la diferencia entre la vida y la muerte para los que te escuchen.

No dejemos de comunicar el poderoso mensaje que puede significar la vida para los que no tienen salvación. Seamos luz.

La manera en que enfrentamos la vida tiene influencia sobre los que viven a nuestro alrededor. ¿Qué tipo de mensaje estamos comunicando por la forma en que enfrentamos nuestras situaciones?

Ocupemos nuestro lugar como parte de la iglesia, siendo parte del poderoso plan de Dios.

Solamente Jesús puede producir el cambio radical que todos necesitamos. Sirvámosle, para que se cruce en el camino de más personas y las transforme.