No es aceptable que en Nicaragua asumamos esta pandemia como una medición de fuerzas, con posiciones alejadas de la realidad, mientras la supervivencia de miles de nicaragüenses está en riesgo.
Esta es una crisis de salud pública, en la cual las decisiones que se tomen deben estar basadas, por sobre todas las cosas, en los criterios y recomendaciones técnicas de los expertos, teniendo como única prioridad salvar vidas y evitar un mayor empobrecimiento de las familias nicaragüenses.