Lectio Divina en Cuaresma y Semana Santa

Hoy meditamos en el Evangelio de San Marcos 16,9-15.

Este es un brevísimo resumen de las apariciones de Jesús Resucitado que pone de manifiesto la incredulidad de los que recibían esta gran noticia. Pero termina con un mandato de Jesús que llega hasta nuestros días: "Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura".

Por eso... ¡Despierta! Acepta que Jesús está vivo, sal a su encuentro, déjate llenar por la gracia santificante que brota de su resurrección y anuncia esta Buena Noticia a toda la creación...

En el Evangelio de hoy (Jn 21,1-14) seremos testigos de la tercera aparición de Jesús Resucitado.

Los discípulos se encuentran con Jesús, comen con Él, conversan... Es el discípulo a quien Jesús tanto amaba quien reconoce el gesto, la palabra, el milagro. La presencia del amor en él le hace afirmar que “es  el Señor”. Porque es precisamente en el amor donde se reconoce la vida.

Abramos el corazón para encontrarnos con Él y reconocerlo.

Meditamos hoy en el Evangelio de Lc 24,35-48. Jesús Resucitado se presenta en medio de sus apóstoles y les ofrece la Paz, su Paz... Démosle la oportunidad de que Él entre en nuestra vida y nos llene de esa paz que tanto necesitamos.

Abramos el corazón a esta experiencia transformadora.

El Evangelio de hoy (Lc 24,13-35) es uno de los textos más bellos de este tiempo pascual. Contemplemos a los discípulos de Emaús descubriendo a Jesús Resucitado en la escucha de la Palabra y, sobre todo, en la Fracción del Pan, la Eucaristía.

Él hoy también te sale al encuentro en el camino de tu vida, a veces triste, difícil, decepcionante... Con su Palabra quiere hacer que arda tu corazón, quiere alimentarte, fortalecer tu fe, darte una esperanza... Deja que hoy te instruya como lo hizo con sus discípulos...

Jn 20, 11-18.

Hoy contemplamos a Jesús resucitado en su encuentro con María Magdalena. Un encuentro lleno de amor, de pasión, del gozo de la resurrección, que hace de ella "apóstol de los apóstoles".

Seamos como ella, almas enamoradas, ardientes, apasionadas. Que vivan de este encuentro amoroso con Jesús resucitado y del gozo y la urgencia de llevarlo a los hermanos.

En el Evangelio de hoy (Mt 28,8-15), vemos a las mujeres que seguían a Jesús llenas de la alegría de la resurrección y convertidas en valientes evangelizadoras, llevando la Buena Noticia de que Jesús está vivo.

Imitemos a estas primeras discípulas de Jesús. Imitemos su amor, su pasión por Cristo, y su deseo de transmitir la Buena Nueva.

¡Aleluya! Jesús está vivo !!!!!!

Su resurrección es el signo máximo de su divinidad. Y es la prueba contundente que tenemos: Jesús no se quedó en el sepulcro. Él resucitó, está Vivo y vive para siempre... Y se quiso quedar en medio de nosotros vivo, real, presente... Lo meditamos en esta Lectio Divina sobre el Evangelio de hoy, Jn 20,1-9.

Este es el misterio central de nuestra fe. Este es el mensaje, esa es la Buena Noticia, ese es el Evangelio que tenemos: ¡CRISTO RESUCITÓ! ¡CRISTO ESTÁ VIVO! ¡CRISTO VIVE PARA SIEMPRE!

¡Felices Pascuas de Resurrección!

En este día no se celebra la Eucaristía, por lo tanto no hay una lectura del Evangelio establecida.

Compartimos aquí una meditación sobre la 2º lectura del Oficio de Lectura del día de hoy, Sábado Santo.

Su título es: «De una antigua homilía sobre el Santo y Grandioso Sábado. El descenso del Señor a la región de los muertos».

En la Celebración Litúrgica de hoy, Viernes Santo, se lee el relato de la Pasión del Señor según San Juan (Jn 18,1-19,42).

Para nuestra meditación de la Lectio Divina hemos tomado solamente algunos versículos del capítulo 19.

Contemplemos a Jesús crucificado. Ahí es donde está el secreto de nuestra santificación...

En la escena del lavatorio de los pies que nos relata el Evangelio de hoy (Jn 13,1-15) podemos contemplar la actitud de Jesús de humillarse, haciendo una tarea que le correspondía a un esclavo.

Esto es figura de lo que va a suceder en la cruz: Jesús se despojó absolutamente de sí mismo y fue llevado al matadero como un esclavo, como el peor de los criminales. Y todo eso, solo por amor...

El texto que meditamos hoy (Mt 26,14-25) se centra en la actitud de Judas quien, después de haber convivido tanto con Jesús se alejó de Él y se centró en sí mismo, con lo que el diablo lo destruyó.

Esto nos invita a ser fieles a Jesús, a enamorarnos cada día más y más de Él, a cuidar que nuestro corazón le pertenezca, a no dejar entrar ningún ídolo en nuestro corazón. No sea que nos pase como a Judas, que después de haber estado tanto tiempo con Jesús, lo perdamos para siempre.

Jn 3,21-33.36-38.

Hoy Jesús nos invita a descubrir nuestra verdad humana. Judas se dejó atrapar por la ambición, y a Pedro le ganó el miedo.

Estas actitudes nos retratan a nosotros. Cuando cometemos un pecado grave estamos actuando como Judas: negamos totalmente a Jesús, lo traicionamos, le somos infieles. Y cuando cometemos pecados veniales lastimamos el Corazón de Jesús así como lo lastimaron Pedro y todos los demás apóstoles, que lo dejaron solo a la hora de la cruz.

Pregúntate hoy: En esta Semana Santa: ¿Cómo puedo acompañar a Jesús, consolar a Jesús, pedirle perdón a Jesús por las veces que le he sido infiel?

Jn 12,1-11.

En este pasaje se relata la unción de Jesús en Betania. Un acto por parte de María, hermana de Lázaro, que nos enseña la grandeza y la hermosura que encierra la adoración.

Adorar es amar al máximo, entregarse plenamente a Dios...

Que el Espíritu Santo nos enseñe a ser adoradores en espíritu y verdad.

Mc 11,1-10.

Contemplamos hoy la entrada triunfal de Jesucristo como Mesías a Jerusalén. Todo el pueblo lo aclama como Rey, pero creen que su reinado es político. Sin embargo Él es el Príncipe de Paz que viene a establecer el Reino de los Cielos: un Reino de paz y de amor... el Reino de Dios.

Aclamémoslo con todo el corazón y dejemos que Él establezca su Reino en nosotros.

Jn 11,45-56.

Jesús estuvo en todo sometido a la voluntad del Padre, respetó sus tiempos, lo obedeció en todo... Y aunque muchos lo tentaron para que no fuera a la cruz, Él hizo a un lado todas esas posibilidades y esperó el momento en el que su Padre lo iba a glorificar.

Jesús es verdaderamente el Siervo de Yahvé, el Cordero que va al matadero, de quien habló el profeta Isaías... Lo contemplamos obediente en todo, sometido absolutamente a los deseos de su Padre.

Démosle las gracias por su ejemplo de obediencia absoluta a la voluntad de Dios.

En el Evangelio de hoy, Jn 10,31-42, Jesús se presenta como el Mesías, Uno con el Padre, Hijo de Dios, afirmando así su divinidad.

Por fe nosotros creemos todo esto. Esa es una gracia de Dios, que nos ha regalado el don de la fe. Hagamos cada día una profesión de fe; reconozcamos que Jesús es Dios verdadero y Hombre verdadero.

Lc 1,26-38.

Estamos ante uno de los misterios más grandes, uno de los acontecimientos más importantes de toda nuestra fe: la encarnación del Verbo en el vientre purísimo de la Virgen María.

En este texto, especialmente en la respuesta de María, encontramos un gran ejemplo de cómo Dios puede obrar con una persona que está disponible a sus planes perfectos. Si María no hubiera dicho que sí se hubiera estropeado el plan de Dios. Pero ella, por su obediencia, es un instrumento invaluable en el cumplimiento del Plan de Salvación.

Aprendamos de María la obediencia a la Voluntad de Dios.

Jn 8,31-42.

Hoy Jesús nos revela cómo podemos ser verdaderamente sus discípulos: manteniéndonos en su Palabra. De esta manera conoceremos la Verdad, y la Verdad nos hará libres de Satanás y del pecado.

Todo esto Jesús nos lo enseña en medio de una discusión muy violenta con los judíos, que lo rechazan absolutamente como Dios.

En el Evangelio de hoy (Jn 8,21-30) Jesús sigue revelando más y más su divinidad. Él tenía muy clara su identidad divina; sabía que era igual al Padre. Pero también tenía muy clara su identidad humana, ya que, como verdadero hombre, se consideraba en subordinación al Padre.

Hoy Jesús se revela como el "Yo Soy", como el Dios eterno. Además nos manifiesta la relación tan profunda que tiene con el Padre: solamente dice lo que le ha oído a Él, y hace lo que a Él le agrada, como un verdadero Discípulo. Porque Jesús vive para agradar al Padre, y el Padre vive para estar con el Hijo, para contemplarlo, para amarlo...

El texto en el que reflexionaremos hoy es Jn 8,1-11, la mujer adúltera.

Jesús no vino a condenar al mundo, sino a salvarlo. Y en este pasaje del Evangelio de San Juan lo demuestra claramente. Cada uno de nosotros somos como esa mujer pecadora. Estábamos condenados a causa de nuestro pecado, pero vino Jesús, derramó su sangre en la cruz, y con eso nos libró de la pena de muerte que pesaba sobre nosotros.

Porque Jesús en la cruz nos salvó del pecado, de la condenación y de la muerte.

No nos cansemos de agradecer ese magnífico don de su misericordia y su amor.

Evangelio de hoy: Jn 12,20-33.

En este texto Jesús habla de su pasión inminente, diciendo que «ya llegó la Hora». Y con la comparación del grano de trigo se refiere muy claramente a su muerte.

Con esto Él glorificará al Padre, porque mediante su muerte es como Él triunfará del Maligno, cumpliendo el plan perfecto del Padre y estableciendo el Reino.

Hoy meditaremos el texto de Jn7,40-53.

Aquí descubriremos a Jesús en el misterio de su obediencia al plan del Padre, cumpliendo la misión que Él le había encomendado hasta las últimas consecuencias, incluso sabiendo que este deseo del Padre lo llevaría hasta la muerte, y muerte de cruz. Jesús fue muy fiel a su misión, y estuvo sometido al plan perfecto del Padre hasta el último momento.

También descubriremos a un Jesús valiente frente a los fariseos y magistrados judíos, que eran sus más acérrimos enemigos. Lo veremos enfrentarse a ellos con toda fortaleza y valentía, con toda libertad y diciendo la Verdad a pesar de las consecuencias.

Aprendamos de Él a ser fieles a la misión que del Padre hemos recibido.

Mt 1,16.18-21.24.

El Evangelio de hoy nos presenta a San José, modelo de fe y obediencia, varón justo, que sabe escuchar a Dios, que lo conoce. Hombre de fe, discreto, misericordioso, respetuoso, fiel... ¡Lleno de virtudes!

Meditemos en la vida de este hombre justo para honrarlo y para imitarlo. Y pidámosle al Espíritu Santo un corazón como el de San José, capaz de descubrir, aceptar y cumplir la misión que Dios nos encomienda.

Jn 5,31-47.

En este texto Jesús reclama a los judíos que sean tan ciegos y cerrados que no pueden reconocerlo. Y menciona como testigos de su Persona a Juan Bautista, al Padre, a sus propias obras, a la Escritura y a Moisés.

También hoy son muchos los incrédulos que no aceptan a Jesús y no creen lo que dicen de Él las Sagradas Escrituras. Y nosotros estamos llamados a dar testimonio de Jesús afirmando que Él es Dios, verdadero Dios y verdadero Hombre. ¿Cómo? Con nuestras obras y también con nuestra palabra.

Por eso es tan importante que todos tengamos un encuentro personal con Cristo, y es también muy urgente que nos formemos para defender nuestra fe...

El Evangelio que meditaremos hoy es Jn 5,17-30.

Jesús se presenta ante nosotros como el Hijo de Dios, nos revela su divinidad y nos invita a creer en Él para tener la vida eterna. Pero además de ser Hijo, es también Discípulo, porque hace lo que ve hacer al Padre, está subordinado a Él y la imita.

Aprendamos de Jesús este modo de ser discípulos.

En el Evangelio de hoy, Jn 5,1-16, Jesús se presenta ante nosotros como la verdadera "Casa de la Misericordia", curando a un hombre que llevaba muchísimos años enfermo. Porque a eso vino Jesús: a librarnos de la enfermedad y de la muerte.

El dolor, la enfermedad, las guerras y todo desorden no son parte del plan de Dios. Todo esto es consecuencia del pecado, que trajo la muerte al mundo. Pero Jesús vino a librarnos de esto, y en la cruz cargó con nuestras enfermedades para que ahora tú y yo no estemos atados y esclavizados.

¿Cómo no agradecer tanto amor?

Jn 4,43-54.

Hoy Jesús se presenta como dador de vida. En este texto descubriremos su gran misericordia y su poder, ya que le veremos curando a distancia a un muchacho a punto de morir. También podremos ver la gran fe del padre de este muchacho, que nos enseña a creer más allá de lo que podamos ver.

Pidámosle al Señor que aumente nuestra fe, para que se haga efectivo en nosotros ese gran poder de Jesús y nos sane.

En el Evangelio de hoy (Jn 3,14-21) Jesús nos explica que Él será levantado en la cruz para que todo el que crea tenga vida eterna. Porque a eso vino Jesús: a morir en la cruz para darnos la vida eterna.

En las palabras que hoy escucharemos puede condensarse toda la Buena Noticia, todo el Evangelio, todo el mensaje de salvación: «Porque tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna».

Lc 18,9-14.

Hoy Jesús nos enseña cómo debemos orar, cuál es la forma de orar que agrada a Dios: con humildad, con sencillez, reconociéndonos pecadores delante de Él.

También descubriremos qué es la JUSTIFICACIÓN, qué significa que hemos sido justificados por Jesucristo. ¡Escucha la Lectio Divina de este día! Seguramente Dios hablará a tu corazón.

En el Evangelio de hoy, Mc 12,28-34, Jesús nos enseña que Dios nos creó para AMAR: para amarlo a Él y para amarnos entre nosotros. Y cuando no vivimos así, amando; cuando no cumplimos con el fin para el que fuimos creados, nos enfermamos física, mental y espiritualmente porque no alcanzamos la plenitud.

Solamente cuando amamos nos sentimos plenos. Nadie nos puede arrebatar la plenitud que nos da el servicio por amor.

Por eso hoy debemos preguntarnos: ¿Quién ocupa el primer lugar en mi corazón? ¿Es Dios el primer amor de mi vida? Y ¿cuánto amo a mis hermanos? Pidámosle al Señor que nos dé la revelación de este misterio del amor.

Lc 11,14-23.

Hoy Jesús espera que nos declaremos por Él, para que las obras del diablo no tengan fuerza en nuestras vidas, para que Satanás no tenga autoridad sobre nosotros.

Debemos creer plenamente que Cristo ha venido a deshacer las obras del diablo. Él tiene autoridad sobre Satanás porque es Dios.

Hoy meditaremos en el Evangelio según san Mateo 5,17-19.

Aquí Jesús nos invita a penetrar cada vez más en la Palabra de Dios para poder ir comprendiendo todos los misterios de la Revelación de Dios a los hombres.

Es necesario que vayamos descubriendo la Escritura, que vayamos profundizando en ella cada vez más. Por eso debemos leerla, escudriñarla, abrir nuestro corazón y pedirle al Espíritu Santo que nos la revele. ¡Porque conocer la Escritura es conocer a Jesucristo!

El evangelio que meditaremos este día es Mt 18,21-35.

Jesús hoy nos invita a perdonar SIEMPRE y TODO. Y también nos invita a preguntarnos: ¿Por qué, si Dios nos perdona todo, nosotros no podemos perdonar a nuestros semejantes?

Debemos compadecernos de nuestros hermanos que nos han ofendido, tener compasión con ellos así como Dios la tiene con nosotros.

Pidámosle al Señor un corazón misericordioso como el suyo, capaz de perdonar siempre y todo.

El Evangelio que meditaremos hoy es Lc 4,24-30.

Jesús nos invita a pensar cómo estamos actuando: ¿Con fe o con incredulidad? ¿Estamos realmente confiando en Jesús? ¿De verdad creemos en Él? ¿Confiamos en Él? ¿Esperamos en Él? ¿O dudamos, y queremos por nuestra cuenta solucionar nuestros problemas?

Recordemos siempre que la fe nos abre a la bendición de Dios, y pidámosle la sencillez de corazón y la docilidad que necesitamos para crecer en la fe.

Texto de hoy: Jn 2,13-25: La purificación del Templo.

Jesús viene a purificar el Templo de Jerusalén, el templo material, pero también viene a purificar nuestro propio templo, nuestra vida, nuestro corazón.

Él nos enseña que Él mismo es es verdadero Templo, y que después de su muerte y resurrección ya no va a ser necesario el templo material. Él es Dios, Verdadero Dios y Verdadero Hombre, y nosotros, como cristianos, debemos profesar su divinidad.

¡Porque Jesús resucitó! Él no se quedó en el sepulcro, y toda la doctrina de la Iglesia está resumida ahí: ¡Jesús resucitó y está vivo!

Evangelio de hoy: Lc 15,1-3.11-32 (La parábola del hijo pródigo).

La Cuaresma puede ser definida como «el regreso a la Casa del Padre». Esta parábola es una invitación de Dios, y debe motivarnos a convertirnos.

Conozcamos hoy el Corazón misericordioso del Padre, que no guarda rencor, que no guarda memoria de nuestros pecados, que no quiere castigarnos... ¡Ese es el Corazón de nuestro Padre del Cielo! Lleno de misericordia, lleno de perdón, lleno de amor...

Reflexionamos hoy en el Evangelio según san Mateo 21,33-43.45-46.

Dios tiene un plan perfecto de amor para todos los pueblos, un plan de Salvación y de plenitud. También para el pueblo judío, que no reconoció a Jesús.

Descubramos la inigualable gracia que estamos viviendo: hemos sido llamados por Dios, nacimos en un pueblo católico, hemos recibido la Revelación completa. Y nada hemos hecho para recibir semejante regalo.

¡Todo es gracia! Estemos muy agradecidos con Dios. Estos son los misterios insondables de su amor.

Evangelio de hoy: Lc 16,19-31.

Jesús hoy nos enseña que no debemos tener al dinero y los bienes materiales como nuestro dios; no vivamos para ganar dinero, para obtener más bienes.

Aprendamos a usar lo que tenemos para compartirlo con los demás. Que nuestra prioridad no esté en la adquisición de las cosas materiales, sino en la búsqueda del Reino y sus valores.

Hoy meditaremos en el Evangelio según san Mateo 20, 17-28.

Jesús nos seguirá instruyendo en la importancia del servicio, enseñándonos que debemos preocuparnos siempre por ser los primeros en servir. Él viene a establecer una nueva forma de vivir; viene a enseñarnos cómo se vive en el Reino.

Por eso nos hablará hoy de la misión que vino a realizar, del incomparable servicio que vino a prestarnos: SALVARNOS. Él cargó con nuestros pecados, con nuestras enfermedades y miserias, y pagó la deuda que teníamos con Dios. Todo esto lo realizará a través de su pasión, muerte y resurrección.

También nos enseñará que, siguiendo su ejemplo, no debemos buscar el poder, el ser dominadores, sino más bien, convertirnos en servidores de los demás. Y así como Jesús tomó su cruz y nos rescató muriendo en ella, al aprender a ser siervos de los demás nosotros vamos a ganar también la salvación de muchos.

Hoy meditamos en Mt 23,1-12.

Jesús quiere enseñarnos que todos somos hermanos, y que por eso no debemos buscar títulos ni reconocimientos. Tenemos que aprender a ser servidores de los demás. Y ese será nuestro premio, nuestro mejor nombramiento, nuestro mejor título: SERVIDOR DE LOS DEMÁS.

Aprendamos a humillarnos para servir a los demás. Esa es condición indispensable para ser para ser discípulo de Jesús.

El Evangelio que meditaremos hoy es Lc 6,36-38.

Para parecernos a Dios, para vivir como hijos del Padre Celestial, tenemos que practicar el amor, la compasión. ¿Y cómo podemos practicar la compasión? Con cuatro acciones muy prácticas que hoy descubriremos en la Palabra de Dios.

En este día Jesús nos enseña cuál es la dinámica del Reino, la dinámica del amor.

Hoy reflexionaremos en el Evangelio según san Marcos 9,2-10.

En este texto vemos a Jesús transfigurado, lleno de luz. Aquí Él nos manifiesta su gloria y su divinidad.

Hoy Jesús quiere enseñarnos que después de la cruz viene la resurrección, y que así como Él resucitó y ahora vive con un cuerpo glorificado, también nosotros, si lo seguimos hasta la cruz, vamos a resucitar un día.

Por eso, no le tengas miedo a la cruz, no le tengas miedo a este llamado que Él te hace.

Porque a través de la cruz es como se llega a la vida.

Hoy meditamos en Mt 5,43-48.

Jesús continúa hablando del verdadero cumplimiento de la Ley. Y hoy nos hace una invitación: «Sed santos, como es Santo el Padre Celestial...»

Veamos los mandamientos como un gran regalo que Dios nos ha dado, y tomemos la decisión de obedecerlos para así ser como nuestro Padre Celestial: santos, perfectos.

El Evangelio de hoy es Mt 5,20-26.

Hoy la Palabra de Dios nos enseña que hay que vivir la Ley en su esencia, que es el mandamiento del amor. Jesús no se queda en el mero cumplimiento externo de la Ley, sino que va a lo profundo del corazón. Él nos muestra el camino para que nosotros vivamos también de esa manera.

¡Escucha con atención la Palabra de Dios!

Hoy meditamos en el Evangelio según san Mateo 7,7-12.

Jesús nos instruye sobre la forma de orar para que nuestra oración sea eficaz. Nos recuerda que Dios es un Padre bueno, que desea darle cosas buenas a quienes se las pidan. Pero es necesario que aprendamos a pedirle aquello que necesitamos.

¿Cómo debemos orar? ¿Por qué a veces parece que Dios no escucha mi oración? ¿De qué modo tengo que dirigirme a Él para obtener lo que le pido? De todo esto hablaremos hoy.

¡No te lo pierdas!

El Evangelio de hoy es Lc 11,29-32

Continuamos descubriendo quién es Jesús. Hoy Él se nos presenta como el Profeta, como el Rey de reyes, como el Ungido... ¡Como el Salvador del mundo!

No te pierdas la Lectio Divina de este día, y deja que Jesús se manifieste también a tu corazón.

Hoy meditamos en el Evangelio según san Mateo 6,7-15.

El Señor nos enseñará a orar con el Padre Nuestro. Desea que nos encontremos con el Padre, que reconozcamos a Dios como nuestro Padre, nuestro «Papá»...

¿Cómo es tu relación con el Padre? ¿Te encontraste ya con Él?

Hoy meditamos en el Evangelio según san Mateo, 16,13-19.

Jesús, como a Pedro, te pregunta: «¿Quién soy yo para ti?»

Desde el fondo de tu corazón, dile quién es, dile cuánto lo amas, cuánto lo necesitas...

Encuéntrate hoy con Jesús como hace más de 2000 años se encontró San Pedro con Él.

Disfruta de este banquete que es la Palabra de Dios.

Con Jesús, adentrémonos en el desierto.

Vivamos, como Él, estos cuarenta días de preparación, de encuentro con el Padre, de ayuno y oración.

Él nos enseñará el camino que debemos hacer para que nuestra vida esté preparada para recibir la gracia de Dios.

«Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió...»

Hoy meditaremos en el Evangelio según san Lucas 5,27-32.

Jesús hoy nos revela que Él vino a llamarnos a nosotros, a los pecadores, para que nos convirtamos; vino a llamarnos a nosotros, los enfermos, para curarnos...  

¡Qué infinita es su misericordia! Su Amor es incansable. Una y otra vez, nos mira y nos llama: «Sígueme».

Contempla esa mirada, escucha su llamada... ¿Cómo le respondes hoy, en esta Cuaresma que recién se inicia?