La Peatona

A eso del mediodía de cada sábado y domingo, comienza a calentar el baile en el parque Central de Alajuela. 

Silvino y Cecilia son los marimberos responsables de la fiesta que se organiza, para que cual no se requiere invitación. Solo basta llegar con ganas de bailar o aplaudir, ahí en el rincón cercano al quiosco. También vale llevar algo de efectivo para contribuir con la “orquesta”.

Para contar esta historia es que La Peatona se quedó en Alajuela, que más que ciudad, todavía tiene corazón de pueblo, con muchos apodos, tertulia y ahora también bailongo.

La Peatona se preparó para conocer las historias de un oficio a punto de extinción, pero como suele ocurrir encuentra vivencias aún más sorprendentes.

Conozca a don Omar Rojas, uno de los limpiabotas del parque Central de San José.

Lo inesperado se ha vuelto la costumbre con los personajes de la ciudad.

Son muchas décadas las que unen a Alberto Vargas Carpio con el mercado Central de San José.

Ahí, desde la barra de la soda que ha pertenecido a su familia toda la vida, oye historias y cuenta las propias.

Este comerciante que llevó materias de Psicología, dice tener una especial habilidad para detectar las tristezas y las preocupaciones de la gente, pero además una gran sensibilidad, a lo mejor, fruto de los sufrimientos propios.

Siempre procura tender una mano, desde un plato de comida hasta un rato de escucha o un buen consejo.

Fue así como se convirtió en el ángel de la China Corazzari, de quien La Peatona contó en el episodio 4. Ahora esta es su propia historia.

Es inconfundible. La China Corazzari tiene el puesto de venta de lotería y chances en la esquina suroeste del mercado, junto al portón que tiene su cara pintura.

Ella dice que tiene derechos adquiridos sobre ese espacio, que se los ganó con el tiempo, pues desde que era una chiquita de seis años vende lotería en ese punto.

Fue ahí, donde en 1963 llegó el presidente estadounidense John F. Kennedy y le hizo tanta gracia la niña del delantal que la alzó y le regaló $100.

Aquella es una de la historias que le contó a la peatona.

Su mamá vendía en la calle, ella comenzó a los 10 años y lo mismo ocurrió con sus hermanos. A los 60, todavía vende culantro por el mercado; su hermana, pipas frías en el puro San José.

Ester Durán lleva la venta ambulante en la sangre, por eso no dudó en aceptar la presidencia del sindicato de vendedores ambulantes, pero de los más viejos.

Tiene muchas luchas. La principal es contra la Policía Municipal, a la que acusa de perseguirlos y humillarlos, cuando ellos solo quieren trabajar. Los vendedores ambulantes viejos de San José tienen un sindicato; Ester Durán es la presidenta.

El problema no es fácil, pues como dice Marcelo Solano, jefe de ese cuerpo policial, ya no se trata de chiquitos vendiendo gallinas o leña en carretas; es mucho más complejo que eso.

Esta es la historia pequeña de un problema muy grande.

La Peatona le pidió al abuelo revolucionario del bulevar en San José que le contara su historia. Él le advirtió que la iba a asustar. Un torrente de recuerdos se le vinieron a la mente y a la boca. Habló de la Revolución sandinista, de Daniel Ortega, de Tachito Somoza, de Mario Echandi, de Otilio Ulate... del colegio que fundó, del secuestro que sufrió... habló de muchas cosas.

Gustavo Escoto Mayorga pareciera, de primera impresión, un viejito con muletas, indefenso y solo. Después de escucharlo, la conclusión es que se trata de un revolucionario de 86 años.

Los barrenderos de San José no son invisibles: La Peatona les dio su micrófono y ellos nos contaron su historia.

Este es el primer episodio del podcast “La Peatona”, donde Irene Vizcaíno nos cuenta la historia del pequeño ejército de barrenderos que hacen lo posible por mantener limpia nuestra ciudad.

Los invito a caminar conmigo, con La Peatona, que ya no solo se tropieza con las historias de la ciudad, sino que las busca y las cuenta. Este es un podcast de La Nación de Costa Rica.