Palabras para ver más claro
By La tiradora de hilos
Palabras para ver más claroJul 22, 2023
Estar en tu lugar, o no. Con la L
Sentir que estás en tu lugar, o que no lo estás, genera emociones antagónicas.
Lo primero puede evocar plenitud, satisfacción, certeza, templanza, calma, excitación, sentido.
Lo segundo se relaciona a menudo con la sensación de vacío, insatisfacción, duda, desconexión o falta de propósito.
No son exclusivas de nadie, a lo largo de la vida podemos transitar por momentos de sentirnos en nuestro lugar y otros en los que conectamos con ese dolor tan característico de sentir que no es ahí.
Jugar y juzgar, con la J - Diccionario vividor de desarrollo personal
Así es jugar: deseo concedido, e identificado, que no es poco, una suspensión del juicio de lo posible, de lo verosímil, incluso.
Jugar y juzgar se parecen, pero están lejos.
Escucha el audio completo para saber más :)
Identidad, con la I (Diccionario de desarrollo personal o diccionario vividor. Escritura y coaching)
En este episodio, revisamos la identidad y nuestra posibilidad de elección a través de un sistema de perchas imaginario, pero sobre todo, de hacer y ser.
"La invitación en este caso es revisar ese objeto lleno de atributos y cuestionarte cuáles llevas puestos. ¿Con qué sí te quedas? ¿Qué quieres cambiar? ¿Cuál te ayudaría ahora? O incluso, ¿qué pasaría si los dejaras todos en el perchero y simplemente sintieras la vida directamente en la piel?"
Con la h, hogar (2 de 2)
El hogar y lo que representa para cada una de nosotras puede variar desde la imagen de la casita que aprendimos a dibujar en la primera infancia (y ahí sigue, sin evolución aparente), hasta la visión de un fuego que, probablemente, está justo ahí dentro, en esa casita.
He vivido en hogares varios, alguna vez incluso he encendido alguno, pero a ninguno lo llamé nunca así. ¿Qué pongo entonces en esta entrada del diccionario, que es la H2 (porque la H1 fue para "honrar")? Pruebo con esto: “Hogar: lugar que acoge tu presencia y la reconforta”.
Aquí cabe tu casa, pero mucho más, también tu visita fugaz al mar, una tarde en el parque, la clase de pintura (si es tu caso, tal vez tu dibujo de la casa sí que haya evolucionado), ese rato de escritura, acompañando a un familiar o jugando a un juego de mesa con tus hijos.
Sin embargo, solo es hogar, según este diccionario acreditado por nadie, “si acoge tu presencia y la reconforta”.
Accede al artículo completo aquí.
Con la H, "honrar"
No recuerdo de niña haber llevado fotos de las mujeres de mi familia al colegio. Ayer, sin embargo, siguiendo la consigna de sus maestras, estuve preparando unas cuantas para que A. las llevara.
Eso nos dio pie a hablar de las abuelas, las bisabuelas y hasta una tatarabuela que fue pionera justamente en cuestiones de educación.
Así que ese pequeño gesto nos permitió honrar su paso imprescindible por este mundo -sobre todo para sus descendientes-.
Para el diccionario, con la h, “honrar”: “dedicar el tiempo y la mirada necesarios a reconocer a las personas -en este caso mujeres- que nos precedieron y que, con sus pasos, decididos o torpes, torcidos o firmes, temerosos o audaces, o todo a la vez, dependiendo del momento, nos ayudaron a avanzar a quienes estamos hoy, aquí, haciendo lo propio”.
“Honrar”, en su segunda acepción: “dedicar ese mismo tiempo y agradecimiento a las que lo hacen hoy”.
Vocación, productividad y otros. Con la G
¿Quién acuñó por primera vez la frase “ganarse la vida”? No diría que está en la liga de “Rexona no te abandona” o “A mí plin, yo duermo en Pikolín” (perlas que he extraído de un listado de las mejores frases publicitarias de la historia), pero quien la formuló supo captar sin duda una mirada del mundo. En esa mirada sales perdiendo de la casilla de inicio y, ya si eso, te ganas la vida con el tiempo. No es de extrañar que el merecimiento se nos atragante por momentos. Sí, hoy me siento Flex, pero ¿me lo he ganado?
Puedes escucharlo o seguir leyendo aquí: https://www.descubriralcalordelaspalabras.com/2023/02/24/vocacion-productividad-y-otros-con-la-g/
Deprisa, deprisa. Con la F, de frenar
Así que, vencido, sin posibilidad de alcanzar su meta por hoy, decide regresar caminando a su casa. Es posible que su cuerpo acogiera entonces la sensación de fracaso al no conseguir responder a las expectativas, ya fueran propias o ajenas. Tal vez también frustración al pensar que aquello no debería ser así.
Puedes seguir leyendo aquí: https://www.descubriralcalordelaspalabras.com/2023/02/22/deprisa-deprisa-con-la-f-de-frenar/
Elegir, con la E
Busco “vividor” en el otro diccionario, el de siempre, y la primera acepción es “que vive”, sin más, sin ningún atributo peyorativo como el aroma que suele desprender el término cuando se pronuncia. Eso no aparece hasta la cuarta acepción. Y se arregla de nuevo en la quinta: “que vive la vida al máximo disfrutando de ella”.
Para la “E”, me quedo con esta palabra: elegir. Pero elegir a lo grande. No por el impacto de las dimensiones de lo elegido, sino por la amplitud de horizontes a la hora de hacerlo. Ampliar el espectro de lo posible, de lo que veo posible para mí.Puedes seguir leyendo aquí: https://www.descubriralcalordelaspalabras.com/2023/02/22/elegir-con-la-e/
La jacaranda y el jacarandá, con la D
Hace muchos años me compré unos pendientes hechos de semillas de jacaranda, me los vendió un chico en el campus de la universidad. No la primera de periodismo, cuyo campus era la pura ciudad, sino la segunda, donde cursé algunas asignaturas de literatura. El caso es que el vendedor, que tendría mi edad, era argentino y me dijo, o eso recuerdo, que eran unas semillas de un árbol muy presente en Buenos Aires.
Me acuerdo de esa anécdota muchas veces porque ahora veo cada día esos árboles en mi ciudad y ayer, concretamente, que fue un día de viento y otoño finalmente, el suelo estaba lleno de esas semillas, con las que tal vez pueda hacerme unos pendientes. Volver a ponérmelos no me garantizará ser la que era entonces. De hecho, no lo soy. Antes no me fijaba en los árboles, pero ésa es sólo una de las cosas en las que he cambiado.
No soy la única, claro, hoy Instagram me sugería fotos del antes y el después de actrices y actores: 20 años antes / ahora. Pero más allá de arrugas o kilos, lo que se apreciaba en la foto era un cambio en la mirada, como si el tiempo y la experiencia se fueran posando allí, también para bien.
Puedes seguir leyendo aquí: https://www.descubriralcalordelaspalabras.com/2023/02/22/la-jacaranda-y-el-jacaranda-con-la-d/
Conversaciones, con la C
Me sucedió con ese libro como sucede tantas veces en las que oyes algo por primera vez y, desde ese momento, no para de aparecer en tu vida, primero en un podcast -aunque en este caso era la radio de siempre metida en el móvil-, luego el mensaje de una amiga, después el periódico. Todas ellas, a su vez, conversaciones.
La conversación nos permite compartirnos, extendernos como mantequilla sobre una rebanada de pan y que la otra persona haga lo mismo. Poco a poco, con delicadeza, ponemos sobre la superficie porosa lo que somos o lo que se cuece por dentro y todo va tomando una consistencia más llevadera, serena, asumible.
Puedes seguir leyendo aquí: https://www.descubriralcalordelaspalabras.com/2023/02/22/conversaciones-con-la-c/
¿Te boicoteas? Observa la bruma
A veces esa bruma era densa y desagradable, otras ligera y fresca. Y tenía que ver con la interpretación que cada persona estaba haciendo de los hechos, que, a su vez, se convertía en su realidad.
Esa interpretación de los clientes, y de cada una de nosotras, está condicionada por lo que creemos sobre todo: sobre nosotros, sobre los otros, sobre la vida, sobre el trabajo, sobre el dinero, sobre lo que podemos o no podemos, sobre lo que merecemos o no merecemos, sobre lo que merecen o no merecen otros, sobre lo que debería ser o no debería ser.
Forman parte del núcleo de nuestra observación y la mayor parte del tiempo pasan completamente desapercibidas, sin embargo, están determinando la densidad de la bruma y cómo nos sentimos caminando en ella.
Propósito consciente
Porque el “para qué” o el “porqué” o el “propósito” es lo que va a hacer que me siente a escribir y compartir lo que escriba o que no lo haga. Y de eso va este episodio.
No te pierdas el final.
La marea o qué pasaría si pudieras ver más claro (una propuesta para conectar fácilmente con el fondo)
En las playas del Atlántico es muy fácil ver el efecto de la marea sobre el paisaje. Puede que mires una primera vez y estés ante un playa inmensa, preciosa, y que cuando vuelvas a mirar al cabo de unas horas, esa playa se haya transformado al retirarse el mar unos metros hacia adentro.
Aparecen entonces rocas que no veías, conchas nuevas, quizás algas. Queda el fondo al descubierto como si el mar quisiera mostrarnos sus adentros.
La marea permite ver el fondo con claridad, lo que había debajo. La piedra que, con suerte, pisaste o, con un poco menos de suerte, te clavaste en la rodilla ayer al bañarte, ahora está perfectamente ubicada.
Más allá de la belleza de un paisaje cambiante y de cómo nos recuerda lo cíclico de casi todo, la marea baja es una oportunidad de conocer de otra manera la playa.
¿Por qué no conocernos también de otra manera? ¿Qué cambiaría si pudiéramos ver con nitidez lo que hay en el fondo, las piedras que duelen, las conchas que quieren salir a la luz?
¿Qué pasaría si algo como la marea nos dejara ver claro nuestro paisaje interior para, después, seguir con el baño, con la inundación que lo restaura todo? En este episodio encuentras una propuesta muy fácil, sencilla y poderosa para meter la cabeza en el agua (con las gafas puestas).
¿Quieres un cambio profesional pero no tienes claro qué quieres ni por dónde empezar? Escucha esto
"Hace unos años trabajaba en una especie de cubículo de mármol brillante y paredes color crema. Muebles de madera de mentira llenos de archivadores con revistas y recortes de periódico y un pomo que nos pasaba la corriente día sí, día también. Tenía una compañera de trabajo con la que podíamos reírnos de todo esto..." En este audio te cuento por dónde empezar si necesitas un cambio profesional pero no tienes claro qué quieres ni por dónde empezar.
Escrituraycoaching.com: escucharte para hacer lo que te enciende.
¿Cómo nos ayudan los cuentos? Entrevista a Coco Cubells, creadora del proyecto Cuéntamelo por escrito
Hay muchas formas en las que las palabras nos pueden ayudar a ver más claro, a entender mejor qué sentimos, qué pensamos, que retos transitamos. Una de ellas es la escritura, para escucharnos, para encontrar respuestas, para observarnos. Pero mucho antes de plantearnos siquiera coger un papel, antes incluso de saber leer, los cuentos ya nos acompañan en el descubrimiento del mundo, tanto externo como interno. Entrevistamos a Coco Cubells, creadora del proyecto Cuéntamelo por escrito, especialista en cuento terapia, para que nos explique ¿cómo nos ayudan los cuentos?
Diálogo interior
En este texto reflexionamos sobre cómo nos hablamos y cómo mejorarlo. Te irás con un par de frases a repetirte a menudo, la mejor: "¡Soy bastante tía!". Empieza así:
- ¿Estás bien?, dice A. (que tiene casi 3 años) después de caerse.
- Se ha dicho a sí misma “¿estás bien?”, pienso a la vez que abro los ojos más de lo normal.
- (yo misma me respondo) Sí, se ha preguntado cómo se encuentra después de caerse, que es exactamente lo mismo que le preguntas tú de forma sistemática cuando se cae. Ha interiorizado ese mecanismo, pero no sólo hacia los demás sino hacia sí misma.
- Estoy impresionada. Me encanta. ¿Lo hago yo cuando me tropiezo?
Meditación para transitar momentos difíciles
La meditación es una de las herramientas que incluye el programa individual de 7 pasos para vivir encendidos. Si te apetece saber más, puedes conocerlo aquí: https://www.descubriralcalordelaspalabras.com/programa-7-pasos-para-vivir-encendidos-2/
Lo que aprendimos
A veces nos impacientamos por no estar ya donde creemos que deberíamos estar o donde desearíamos haber llegado ya. Puede ser, por ejemplo, la impaciencia por no tener claro qué queremos o por no estar dedicándonos a algo que nos llena, aun cuando llevamos mucho tiempo trabajando. O bien que nuestro día a día nos parezca muy alejado de un estado de serenidad y plenitud que es el que nos gustaría que fuera la normalidad. En este audio encontrarás una propuesta para tomar perspectiva y dirigir tus próximos pasos de forma más consciente.
Sobre verse capaz
¿Qué te frena? ¿Alguna vez has sentido un bloqueo interno que no logras identificar de dónde viene, algo que te impide conseguir lo que te propones sin que tengas muy claro por qué? ¿Algo que te impide actuar, te invita a procrastinar, te quita la energía necesaria para hacerlo? En este audio encontrarás una propuesta para indagar de qué se trata y cómo empezar a solucionarlo.
¿Dónde encontrar respuestas?
Hay momentos de oscuridad o más bien niebla profunda en la que cuesta mucho ver claro y hay preguntas a las que parece imposible encontrarles una respuesta. Digamos que hay algunas que ya son así por naturaleza, pero hay otras que no. Por ejemplo: ¿qué es lo que me está angustiando en este momento? ¿Qué me aporta esta relación? ¿Hacia dónde podría tirar para hacer algo que me llene? ¿Realmente esta idea me lleva a alguna parte, qué sentido tiene este proyecto en el que me empeño?
Por momentos cuesta ver la respuesta, pero es accesible y hay mecanismos para disolver la niebla (o el vaho de las gafas) y ver más claro. Uno de ellos es aprender a observar con más detenimiento qué está pasando por dentro. Y aquí aparece el triángulo más redondo que conozco, con tres vértices: emoción – sensación – pensamiento, que se retroalimentan.¿De dónde proviene mi insatisfacción?
Es muy habitual que nuestra insatisfacción -la que no deriva de no tener las necesidades básicas cubiertas- provenga de no estar respetando lo que para nosotros es importante. Y también que el no respetarlo venga de no saber realmente lo que para nosotros es importante. Libertad, seguridad, amor, paz, excelencia, respeto… ¿En qué orden estaríamos dispuestos a renunciar a cada uno de estos valores? ¿Podemos vivir en coherencia con ese orden en nuestro día a día? ¿Cómo hacerlo?
La vida o el calcetín a medias
La sensación de estar viviendo una vida con la que no acabas de encajar es, cuanto menos, desagradable. Algo así como caminar con un calcetín que se te ha bajado hasta debajo del talón por dentro de la bota. Te has dado cuenta, no estás cómoda, pero no te vas a parar en medio de la calle a descalzarte y estirarte el calcetín hacia arriba para que esté justo donde quieres que esté y te deje de rozar el zapato... Eso piensas, que no puedes pararte.