Marcados, la comida infantil es una trampa

El mundo alcanza temperaturas de calentamiento históricas. Los proyectos extractivos no se detienen. La extinción masiva es tan desaforada como el consumismo en el que se nos va la vida. Es tanto lo que ocurre que acercarse a cada uno de los temas que estallan en este fin del mundo -nuestro lugar en la naturaleza, la relación con los otros animales, la cultura del petróleo, lo que comemos- puede llevar al desespero, la ansiedad y la inacción. Lejos de esa narrativa fatalista Soledad Barruti propone un acercamiento amoroso y valiente a través de las voces más interesantes de la región que, sin conocerse entre sí, están unidas en una misma misión: invitar a un activismo que alinee mente y corazón, y poner manos a la obra de la revolución posible.

Lo podes escuchar en Podímo: https://go.podimo.com/latam/solebarruti

Nestlé es hoy la compañía alimentaria más grande del mundo. Un imperio asentado sobre una historia perfecta: un hombre que convenció a médicos y familias de que había creado un producto mejor que la leche humana: leche de fórmula. El producto fue y sigue siendo mucho peor que esa historia. Sin embargo lo cambió todo. Hoy solo el 30 por ciento de los bebés del mundo es amamantado. El resto ingresa a la vida consumiendo un ultraprocesado, el primero de muchos.

Un alimento milenario, simple, sinónimo acabado de la justicia social. O así era. Porque entre el pan de la biblia y el pan de Bimbo pasaron cosas. Se deterioró la receta, se agregaron decenas de aditivos y se erigió una marca que hoy domina los anaqueles decorando el desayuno con un osito simpático y mullido que no deja ver la realidad que lo rodea: campos y trabajadores que no dan más.

Tortillas de maíz vencidas que alguien sacó de la basura, metió a la freidora y sirvió rebosadas con condimento naranja. Los Doritos empezaron así. Se vendieron primero en Disney, luego se empaquetaron y en pocos años pasaron de la fiesta de cumpleaños a la lonchera de las criaturas. Neuromarketing, saborizantes y otras forma de llevarnos como zombis de las narices.

McDonalds es un espacio de iniciación: quien haya sido llevado ahí de niño volverá con sus hijos a repetir la amorosa experiencia. Y por supuesto les servirá esa cajita feliz que más que comida parece un regalo. Pero entre sonrisas, acciones de caridad y promesas de nutrición, McDonalds esconde millones de animales que la pasan pésimo, paisajes tóxicos y una de las enfermedades más peligrosas del mundo.

Como tantos buenos mitos, todo empezó con dos hermanos. Un médico obsesivo llamado John Harvey y un empresario ambicioso llamado William. Los Kellogg’s inventaron el cereal con gusto a nada y lleno de azúcar, la comida “saludable” y la lujuriosa, el desayuno y al Tigre Tony, un personaje adicto a una sustancia entre 5 y 11 veces más pregnante que la cocaína.

Un sólido discurso científico: hay vitaminas y minerales esenciales. Un miedo efectivo: si las vitaminas y minerales no están tu hijo quedará bajito, truncado, por la mitad. Un personaje entrañable: un Dinosaurio. Y un producto: Danonino, que esconde en su letra chica lo que realmente es: un problema.

Soledad Barruti sabe que la comida infantil es un invento del marketing. Cosas comestibles que brillan entre ositos, tigres y payasos. Productos que ofrecen toneladas de azúcar, grasa y sal, pero teñidos, saborizados y perfumados como frutas y cereales. Vitaminas sintéticas y promesas publicitarias que nadie exige cumplir. Un experimento. Que está saliendo mal.

Marcados es un viaje entre esos ingredientes, marcas y mandatos. Vamos a pasear con ella, y con su hijo Benjamín, por el detrás de escena del Danonino, las Zucaritas, los Doritos, el Pan Bimbo, la Cajita Feliz y la leche de Nestlé. Buscamos desnudar uno de los problemas más grandes de esta época: lo que comen los niños y lo que no comen por estar comiendo eso.

Bienvenidos a bordo. Al volver de acá nunca volver a comer y a dar de comer como lo hacían.

*Aclaraciones de uso:

Este podcast es un trabajo periodístico, no busca ser un plan de dieta ni una indicación de salud. Aunque si luego de escuchar desea no volver a comprar ni comer nada de lo que aquí se nombra su cuerpo, el de los pequeños que tenga a cargo, y la naturaleza toda muy agradecidos estarán.

La lista de ingredientes que exponemos en cada episodio y las cantidades de los mismos podría ser diferente debido a las reformulaciones que hace constantemente la industria alimentaria sobre sus productos. También, aunque son los mismos productos, pueden variar de país a país siguiendo las arbitrarias normas que guían la comensalidad industrial.

Sugerimos completar la escucha con lecturas que sirvan para profundizar la experiencia. En Bocado.lat, ahí los esperamos.