La Semilla del Dia

Predicaba Jesús

la buena nueva del Reino

y sanaba toda enfermedad

en el pueblo.

El Señor me ha enviado
para llevar a los pobres la buena nueva
y anunciar la liberación a los cautivos.

Gloria a ti, Cristo Jesús, que has sido proclamado a las naciones.
Gloria a ti, Cristo Jesús, que has sido anunciado al mundo.

El Señor me ha enviado

para llevar a los pobres la buena nueva

y anunciar la liberación a los cautivos.

Predicaba Jesús la buena nueva del Reino

y sanaba toda enfermedad en el pueblo.

Un día sagrado ha brillado para nosotros.
Vengan, naciones, y adoren al Señor,
porque hoy ha descendido una gran luz sobre la tierra.

Tú eres, Señor, la luz que alumbra a las naciones

y la gloria de tu pueblo, Israel.

Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,

a ti nuestra alabanza.

A ti, Señor, el ejército glorioso de los mártires te aclama.

Sol refulgente de justicia

y esplendor de la luz eterna,

ven a iluminar a los que yacen

en las tinieblas

y en las sombras de la muerte.

Rey de las naciones y piedra angular de la Iglesia,

ven a salvar al hombre, que modelaste del barro.

Emmanuel, rey y legislador nuestro,
ven, Señor, a salvarnos.

Señor nuestro, que guiaste a tu pueblo por el desierto
y le diste la ley a Moisés en el Sinaí,
ven a redimirnos con tu poder.

Sabiduría del Altísimo,

que dispones todas las cosas con fortaleza y con suavidad,

ven a enseñarnos el camino de la vida.

Levanta tu voz para anunciar la buena nueva:
ya viene el Señor, nuestro Dios, con todo su poder.

Ven, Señor, no te tardes;
ven a perdonar los delitos de tu pueblo.

Dejen, cielos, caer su rocío
y que las nubes lluevan al Justo;
que la tierra se abra
y haga germinar al Salvador.

Ya viene el rey, el Señor de la tierra;
él nos librará de nuestra esclavitud.

Ya viene el Señor, nuestro Dios, con todo su poder
para iluminar los ojos de sus hijos.

Busquen al Señor mientras lo pueden encontrar,
invóquenlo mientras está cerca.

Ya viene el Señor para salvar a su pueblo.
Dichosos los que estén preparados para salir a su encuentro.

Ya viene el Señor, nuestro Dios, con todo su poder
para iluminar los ojos de sus hijos.

Den gracias siempre, unidos a Cristo Jesús,
pues esto es lo que Dios quiere que ustedes hagan.

Sé fiel hasta la muerte
y te daré como premio la vida, dice el Señor.

Sé fiel hasta la muerte
y te daré como premio la vida, dice el Señor.

Estén preparados, porque no saben
a qué hora va a venir el Hijo del hombre.

Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor;
yo las conozco y ellas me siguen.

No endurezcan su corazón,
como el día de la rebelión en el desierto, dice el Señor.

Yo los he elegido del mundo, dice el Señor,
para que vayan y den fruto y su fruto permanezca.

Dios nos amó y nos envió a su Hijo,
como víctima de expiación por nuestros pecados.

Yo soy la luz del mundo, dice el Señor;
el que me sigue tendrá la luz de la vida.

Estén atentos y levanten la cabeza,
porque se acerca la hora de su liberación, dice el Señor.

Yo soy la vid y ustedes los sarmientos;
el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante.

Den gracias siempre, unidos a Cristo Jesús,
pues esto es lo que Dios quiere que ustedes hagan.

El que me ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará

y haremos en él nuestra morada, dice el Señor.

He elegido y santificado este lugar, dice el Señor,

para que siempre habite ahí mi nombre.

En aquel que cumple la palabra de Cristo,
el amor de Dios ha llegado a su plenitud.

Vengan a mí, todos los que están fatigados
y agobiados por la carga,
y yo les daré alivio, dice el Señor.

Vengan, benditos de mi Padre, dice el Señor;
tomen posesión del Reino preparado para ustedes
desde la creación del mundo.

Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor;
yo las conozco y ellas me siguen.

Bendito sea el Señor, mi fortaleza.

Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra alabanza.
A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles.

Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del Reino
a la gente sencilla.

Sean buenos y comprensivos, y perdónense unos a otros,

como Dios los perdonó, por medio de Cristo.

Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del Reino
a la gente sencilla.

Todo lo considero una pérdida y lo tengo por basura,
para ganar a Cristo y vivir unido a él.

Estén preparados, porque no saben
a qué hora va a venir el Hijo del hombre.

Velen y oren,
para que puedan presentarse sin temor
ante el Hijo del hombre.

Dichosos los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los cielos.

Muéstrate bondadoso con nosotros, Señor,
puesto que en ti hemos confiado.

Yo soy el camino, la verdad y la vida.
Nadie va al Padre, si no es por mí, dice el Señor.