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Missionarie di Maria Saveriane

Missionarie di Maria Saveriane

By MMSaveriane

Tutti i mezzi e tutte le forze per la missione!
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Jesús es el Amigo

Missionarie di Maria SaverianeApr 18, 2024

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Jesús es el Amigo

Jesús es el Amigo

Este domingo, Jesús para hablarnos del amor utiliza una imagen: la AMISTAD, que es mucho más que un mero sentimiento, es una fuerza concreta de querer y hacer el bien del otro. Incluye la generosidad, el sacrificio, la paciencia y el perdón, así como la comunión expresada en el compartir y la solidaridad.

¿Qué significa sentirse amado por amigos y no por siervos? ¿Quién es el amigo?
El amigo es movido por la gratuidad. No sigue horarios laborales, sorprende, llega cuando puede y se siente libre de llamar en caso de necesidad. El amigo anhela el encuentro y no hace sentir "en deuda de...": acepta el regalo cuando y cuanto puede ser ofrecido.

La amistad se construye en las pequeñas cosas y florece a partir de pasiones e intereses comunes. Tanto es así que al final se termina pareciendo. Se aprecia al otro por lo que es. Por ello, en la amistad aprendemos cosas sobre nosotros mismos y conocemos mejor al amigo.
Apr 18, 202404:59
Permanecer

Permanecer

Este domingo, Jesús se atribuye a sí mismo la imagen de la viña y la vid, imágenes que se repiten muchas veces en la Biblia. La viña es símbolo de Israel, la vid es figura de los tiempos mesiánicos y el vino es la bebida de amor y alianza de los amantes. En Cristo se cumplen estas realidades: él es la vid y el vino nuevo.
La imagen de la vid y los sarmientos nos transmite de manera efectiva el vínculo vital que vivimos en la relación con Jesús y también con la comunidad.
Permanecer en él y dar fruto son lo mismo, en una tensión mutua y fecunda que nos llama ante todo a esa raíz fundamental sin la cual nos volvemos estériles.
Dicho esto, también es necesario subrayar que no se da fruto solos ni como bateadores libres, sino siempre dentro de una fraternidad, que también es una meta a perseguir.
Pensemos en San Francisco Javier, que en misión en el Oriente pasó mucho tiempo solo. Le consolaba llevar siempre en el bolsillo interior de su camisa, en un pedacito de carta recortada, los nombres escritos de sus compañeros, de quienes guardaba en el corazón el vivo recuerdo. Dar fruto no es obra de solitarios, sino siempre dentro de un contexto de amor, un contexto que es fruto de la misma misión
Apr 18, 202405:16
Yo soy el buen pastor

Yo soy el buen pastor

El capítulo 10 de Juan describe la fiesta de la Dedicación del Templo. ¿En qué consistía esta fiesta? Cuando regresaron del exilio de Babilonia (537 aC), Judas Macabeo, líder del pueblo israelita quiso celebrar la ocasión para agradecer la ansiada libertad. Para la fiesta, se leía el cap. 34 del libro de Ezequiel que sirve de fondo a este capítulo 10 de Juan, que es una fuerte crítica a las autoridades político-religiosas que buscaban favorecerse de su cargo. (Ver: Ez 34 en la 3ª página).
Un ejemplo de ello es la escena cuando Jesús al llegar al templo, agarra un chicote y saca a los vendedores del templo, ¿por qué? Era una “mafia” que se aprovechaba del culto y de los ritos creados para manipular más la ignorancia de la gente, haciéndoles creer que con el puro rito atraían a Dios.
Jesús es el buen pastor que conduce a las ovejas, como Dios lo hizo con el Pueblo de Israel, va a guiar a las ovejas a una tierra segura donde encontrarán pastos abundantes. Jesús es el camino que lleva a donde hay vida en plenitud. Es a ese estado de vida que Jesús quiere llevar a su pueblo. ¡Basta ya de tanta mentira y ver por los propios proyectos! En este texto se ve la clara diferencia entre Jesús pastor y los líderes mercenarios, que son todos ladrones y asaltantes. Es una frase muy fuerte, pero así los llama Jesús. ¿Por qué eso?
Apr 18, 202405:31
El Resucitado nos instruye

El Resucitado nos instruye

“Contaron lo que había pasado en el camino”. En este tiempo pos-pascual, los Evangelios, en diferentes formas y maneras, nos muestran cuál fue el camino escogido por Jesús Resucitado para que sus discípulos pudieran regresar a la fe. La fe en Cristo no es algo que dependa de una decisión personal; hay un camino que recorrer y Jesús hizo que sus apóstoles recorrieran ese camino.

Desde el inicio, en el Evangelio de Lucas, vemos a un Jesús en marcha, caminante, un Jesús que emigra de un pueblo a otro. En la infancia de Jesús, desde su nacimiento, sus padres se ponen en marcha, después de su nacimiento, emigran a otro pueblo, luego regresan. Durante su ministerio y su camino a Jerusalén, San Lucas necesita diez capítulos para escribir esta marcha hacia Jerusalén. Así que igualmente encontramos en Lucas un Jesús pascual que va siempre recorriendo algún camino.
Apr 13, 202406:23
Mujeres del Alba

Mujeres del Alba

Al atardecer de aquel mismo día, los discípulos ya habían escuchado las palabras de las mujeres que habían visto a Jesús, pero ellos seguían encerrados, pues tenían miedo de padecer la misma suerte de Jesús, tenían miedo del sufrimiento, del fracaso, estaban llenos de dudas. Jesús, como nos dice el Evangelio, se presentó en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Jesús toma la iniciativa y entra allí donde están reunidos, al verlo, los discípulos sintieron esa confianza profunda porque no solo habían escuchado a las mujeres, sino que veían a Jesús, sintiendo así una grande alegría.

La paz de Jesús, no es esa paz que es ausencia de violencia, de conflicto o de persecución, no, sino todo lo contrario, el Shalom de Jesús significaba en ese momento, sentirse en una relación de harmonía con Él y con los que están allí reunidos, es hacer la experiencia profunda del espíritu de familia, es sentir esa confianza, los unos con los otros, es el inicio de una aventura juntos, que solo puede vivirse si existe esa paz que recrea la harmonía entre las relaciones que es un don de Jesús resucitado. ¡Sería imposibles para nosotros, construir con nuestro propio esfuerzo, una paz así!
Apr 05, 202404:55
La paz esté con ustedes

La paz esté con ustedes

En este texto del primer Domingo de Pascua, la liturgia nos presenta tres personas diferentes, tres discípulos que los une en una misma experiencia: el Amor único y personal por el Maestro y el dolor profundo por su muerte: María Magdalena, Pedro y Juan el discípulo que Jesús amaba.
Los discípulos de Jesús eran hombre y mujeres como nosotros y no eran ni héroes ni santos. Discípulos que en el momento de la Pascua eran prisioneros de la experiencia dramática de la muerte de Jesús, un duelo sin precedentes, e incapaces ellos mismos de liberarse de tal experiencia. Ciertamente, Jesús sabía que ellos no eran perfectos, porque los aceptó, así como eran. Y fue allí en el corazón de su más grande pena, de sus angustias, miedos y dudas, que Jesús Resucitado entra en la realidad de sus corazones, en la realidad de sus vidas. Cada uno diferente, porque diferente fue la experiencia personal con Él.
Apr 05, 202405:23
Cuando la pasión es sinónimo de Amor

Cuando la pasión es sinónimo de Amor

Desde pequeños estamos acostumbrados a escuchar historias que nos ayudan a crecer, a reflexionar, a entender el sentido de la vida o simplemente a aprender muchas cosas útiles para la vida cotidiana. No hay cultura que no tenga una colección de historias, más o menos conocidas, donde la gente se sienta representada e involucrada. Hay muchos tipos de cuentos, pero el que más se recuerda y nunca se cansa es el relato ligado a una historia de amor.

El texto de hoy podríamos definirlo como un relato de amor, pero no como muchos otros que a menudo escuchamos desde pequeños, o que forman parte de nuestra sociedad actual. El relato de amor que la liturgia de hoy nos hace meditar es un relato donde el amor es sinónimo de pasión. Es el relato de la pasión de Jesucristo.
Mar 22, 202406:10
Queremos ver a Jesus

Queremos ver a Jesus

Durante el tiempo de Cuaresma, a menudo somos invitados a realizar algún gesto, a llevar a cabo alguna acción práctica que nos ayude a ponernos en la perspectiva de caminar con el Jesús sufriente. La limosna, la oración, el ayuno son ciertamente los pilares de este tiempo fuerte y significativo en nuestra vida de fe. Siguiendo esta línea, el Evangelio que se nos ofrece para la quinta semana de Cuaresma nos invita a detenernos primero en los deseos.
"Señor, queremos ver a Jesús". Este es el deseo expresado por algunos griegos durante una festividad en un momento de oración, a Filipo. Si nos detenemos en el significado etimológico de la palabra "deseo", descubriremos que proviene del latín, compuesta por dos palabras "de" y "sidus", que significa la falta de algo que es fundamental, vital, de lo que no podemos prescindir. Podría ser algo que antes teníamos, pero que ahora no está en nuestro poder.
Lo que a estos griegos les faltaba intensamente era la posibilidad de ver a Jesús, estar cerca de él, escucharlo, tocarlo. Probablemente ya habían oído hablar de él o incluso lo habían encontrado o escuchado antes. Es por eso que ahora no pueden prescindir de él y sienten el deseo de encontrarlo, con la solicitud explícita: "queremos ver a Jesús".

Mar 15, 202406:08
La verdadera alegría

La verdadera alegría

Hoy es el "domingo de laetare", el domingo de alegría dentro del camino penitencial de la Cuaresma que hemos estado recorriendo durante un mes.
En realidad, cada domingo es una celebración de alegría y todas nuestras celebraciones y actos de oración deberían conducirnos a la alegría.
El Evangelio de hoy parece discordar con este llamado a la alegría. Se habla de condena, de Jesús siendo levantado en la cruz, de una luz que tendemos a esconder dentro de nosotros. ¿Qué tiene todo esto que ver con la alegría?
La fe cristiana se basa en una experiencia. Siempre es el fruto del reconocimiento de nuestros pecados y fragilidades que encuentra la mirada misericordiosa de Dios que nos ama y nos acoge tal como somos.
Es de este encuentro que nace la verdadera alegría, aquella que nadie podrá quitarnos jamás. Es la alegría de quien se siente amado por lo que es. Es la alegría del creyente que se siente acogido y amado por Su Creador, a pesar de sus pecados y caídas. Es la mirada del hombre que se da cuenta de que está siendo mirado y amado por Dios incluso antes de buscarlo.
Y nadie podrá quitarnos esta alegría porque no depende de ningún factor externo. Es parte de nuestro propio ADN, el de ser hijas e hijos amados por Dios.
Y la prueba de que Dios nos ama tal como somos es que de lo contrario nos habría hecho de otra manera. Si nos hizo así es porque nos quiere y nos ama tal como somos. Ese es precisamente el significado de la expresión de que hemos sido hechos "a su imagen y semejanza".
¡No dejemos de alegrarnos! Y si aún no hemos experimentado esta gran alegría, la Cuaresma quizás sea el momento adecuado para empezar.
Mar 05, 202402:29
La fe cristiana es relación

La fe cristiana es relación

A menudo se habla de la necesidad de imitar a Cristo en nuestra vida. Sin embargo, cuando pensamos en imitar las palabras y acciones de Jesús, el pasaje de hoy no es el primero que nos viene a la mente.
Jesús en el Evangelio de hoy perturba la imagen suave y apacible que muchos tienen de Él. Jesús se presenta hoy más bien como un revolucionario y un subversivo que con fuerza y "violencia" derriba mesas y expulsa a las personas con un látigo de un templo.
Este pasaje me hace pensar en cuando era pequeño y asistía al catecismo. Recuerdo que una de mis catequistas comentó este episodio diciendo: "¡Aquí, esta vez, chicos, Jesús se equivocó!"
De niño me quedé perplejo ante este comentario. ¿Cómo puede Jesús, que es Dios, equivocarse? ¿En qué sentido se equivocó? Creciendo, estas preguntas se quedaron dentro de mí y hoy creo que no fue Jesús quien se equivocó, sino que fue mi catequista quien, al no poder aceptar una imagen diferente de Él a la que tenía, prefería creer que Jesús, al menos en esa ocasión, habría hecho mejor en comportarse de manera diferente.
Feb 28, 202403:30
Por qué no me has negado a tu hijo te colmaré de bendiciones

Por qué no me has negado a tu hijo te colmaré de bendiciones

"Coge ahora a tu hijo, tu único hijo, a quien tanto amas, a Isaac, y vete a la región de Moriah. Allí ofrécemelo en holocausto en uno de los montes que te indicaré" (Génesis 22,2-3). Raras veces en la Escritura hemos escuchado una orden más despiadada e incomprensible por parte de Dios. Isaac nació para Sara y Abraham de manera humanamente imposible: de un vientre estéril y de una semilla vieja. Él, el hijo de la risa, debía ser el primero de una generación tan numerosa como la arena del mar y las estrellas del cielo, el heredero de la bendición. Esta era la promesa de Dios. Y ahora, precisamente Dios parece faltar a su palabra. Parece que el verbo es necesario. ¿Qué le pide realmente Dios a Abraham?
¿Le pide que sacrifique a ese hijo único, tan esperado y amado? ¿O le pide que "lo haga subir" a una montaña que le indicará, para ofrecer junto a él un holocausto? Hay ambivalencia en las palabras usadas por Dios. ¿Cómo las interpretará Abraham? Este es el camino que estamos llamados a recorrer con él en este valioso y difícil relato. Es el camino que, en el fondo, deberíamos recorrer cada vez que se nos dirige la palabra del Señor. ¿Siempre está claro lo que Dios quiere decirnos? Podemos darle infinitos significados, pero de uno u otro significado depende nuestra vida y la de aquellos que viven junto a nosotros.
Feb 23, 202406:13
Pongo mi arcoíris sobre las nubes

Pongo mi arcoíris sobre las nubes

La página del Génesis que marca el comienzo de la Cuaresma de este año se basa en un símbolo muy evocador: el arcoíris. Estamos en la última parte del capítulo 9, donde concluye la experiencia dramática del diluvio y el arcoíris, que aparece en el cielo ya despejado de nubes, sella un pacto entre Dios y la humanidad: Dios promete no volver a destruir la tierra. Es la segunda vez que el mundo es, por así decirlo, creado de nuevo. El primer relato de la creación estaba marcado por la complacencia de Dios ante sus obras, principalmente el hombre y la mujer. Poco después, las cosas cambian radicalmente: la desobediencia de los primeros padres, el homicidio de Caín, son solo el comienzo de la crisis. La maldad y la violencia comenzarán a extenderse por el mundo hasta corromperlo por completo.
Ante este drama, Dios se arrepiente de haberlo creado y reconoce en su corazón que no hay otro remedio que volver a hacerlo, comenzando de nuevo desde donde comenzó, es decir, desde el abismo, donde las aguas sobre el firmamento y las aguas debajo de la tierra, según la cosmología de la época, estaban fusionadas sin espacio alguno para la tierra firme. El diluvio habría cubierto todo y por el tiempo necesario para hacer morir toda forma de vida. El mal debía ser erradicado y con él, la humanidad. Pero junto a este plan destructivo, a la violencia del hombre, ¡Dios respondería con una violencia aún mayor! Dios implementa un proyecto de vida que él mismo llevará adelante minuciosamente. Ve que en la tierra no todos estaban corrompidos, un hombre, Noé, "encontró gracia ante los ojos del Señor". Solo la "gracia", el favor gratuito e inmerecido, puede dar esperanza frente a una situación de pecado tan grave. Por un lado, la ira divina que amenaza con la muerte y la destrucción, por otro lado, su amor gratuito que se dirige a un solo hombre, sin mérito por su parte. Desde aquí se reiniciará la historia de la humanidad.
Feb 15, 202405:57
Si quieres, puedes curarme

Si quieres, puedes curarme

La palabra de este domingo nos presenta a un leproso, una persona que era excluida de la sociedad, alguien a la cual no se podía acercar y mucho menos tocar, la primera lectura nos narra el comportamiento que la persona enferma de lepra tenía que observar: “. El que haya sido declarado enfermo de lepra, traerá la ropa descosida, la cabeza descubierta, se cubrirá la boca e irá gritando: ‘¡Estoy contaminado! ¡Soy impuro!’ Mientras le dure la lepra, seguirá impuro y vivirá solo, fuera del campamento”.

En el evangelio contrariamente a lo que la ley de Moisés dictaba, este leproso se acerco a Jesús, se arrodillo y le suplico que lo sanara, estos tres gestos de este hombre, me hacen pensar a una persona que no se resigna con su situación y busca una salida a pesar de la prohibición de la ley, rompe las barreras y se acerca a Jesús.
Acercarse sabiendo que podía ser rechazado, pero se acerca con esperanza, quien sabe cuanto había escuchado hablar de Jesús y de como acogía a los que la sociedad de su tiempo excluía, seguramente esta esperanza lo llevó a tomar la decisión de acercarse.

La narración continúa diciendo que le suplicaba de rodillas que lo sanara, reconocer a Jesús, su poder sanador, la confianza que el tiene en la Persona de Jesús es tan grande que no necesita tantos discursos para pedirle que lo sane, solo le suplica diciendo: “Si tú quieres puedes curarme.”

La respuesta de Jesús es maravillosa y sorprendente: “Si quiero sana”, estas palabras seguidas de los gestos más hermosos y humanos de Jesús, que se repiten en el evangelio: “Jesús se compadeció de él, y extendiendo la mano, lo tocó”. Contrariamente a la ley, Jesús rompe esas barreras y reintegra al hombre enfermo y excluido a la sociedad.

Ante este milagro el leproso no podía callar su alegría y agradecimiento y contrariamente a la orden de Jesús de ir solamente delante del sacerdote y presentar su ofrenda, él se convirtió en un divulgador del Amor Misericordioso de Dios Padre en la persona de Jesús.

Delante de este evangelio, podemos preguntarnos: ¿Cuáles son los leprosos en nuestras sociedades actuales, a cuáles personas excluimos?

¿Cómo manifestamos agradecimiento a Dios por lo que nos regala cada día: la vida, el aire, el sol, el trabajo, nuestra familia, la salud, la enfermedad, las dificultades? ¿cuáles son nuestras actitudes delante de esto, tenemos plena confianza que Dios nos acompaña y ayuda? ¿Somos anunciadores de la Bondad de Dios para nosotros?
Feb 09, 202404:03
Vamos a otro lugar

Vamos a otro lugar

Es interesante notar que en Mc 9,33, en esta misma casa, Jesús reprenderá a los discípulos preocupados por saber quién es el más grande entre ellos, diciendo: "Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos".

Mientras esto sucede, la gente de Cafarnaúm parece esperar a que pase el día de sábado, en el cual está prohibido visitar y curar a los enfermos, para llevar a Jesús a todos "los que están mal y poseídos por demonios". Toda la ciudad está reunida. Una multitud se agolpa, personas que sufren por diversas razones, como vemos muchas a nuestro alrededor y a través de la televisión. Marcos ofrece aquí una imagen vívida del deseo de la humanidad de encontrarse con el corazón de Dios que se manifiesta en Jesús, de la necesidad que todos tienen de salvación, porque no hay nadie que no se encuentre en alguna situación de pobreza, necesidad, confusión o sufrimiento. Todos sentimos que Jesús puede decirnos algo, puede hacer algo por nosotros.
Feb 03, 202407:35
Un nuevo ensañamiento

Un nuevo ensañamiento

Para mí, la palabra "escucha" es la guía de nuestra reflexión. Recordemos el texto. Jesús está en la ciudad de Cafarnaúm, es sábado, como un auténtico judío que era, está en la sinagoga. Había muchas personas allí que lo escuchaban con placer. De hecho, Jesús enseña con maestría. Su enseñanza despierta una gran admiración en los oyentes. El texto subraya que no enseña como las autoridades judías, cuyas palabras tienen novedades que encantan a quienes lo escuchan.

Pues bien, en este agradable ambiente de escucha, algo fuera de lo común sucede: un lunático, poseído por un espíritu maligno, perturba el lugar. De esta manera, los oyentes cambian el enfoque de su atención, y Jesús mismo cambia su conducta. Así es como el hombre poseído capta la atención de todos.

Notemos que esta persona también trae algo nuevo, ella sabe quién es Jesús, es decir, el Santo de Dios.

Para entender el poder de la autoridad de Jesús y la nueva enseñanza que trae, es importante tener presente otros textos, el bautismo de Jesús y la transfiguración. En ambos, Dios se revela como Padre amoroso: "Tú eres mi Hijo amado" (Mc 1,11); "Este es mi Hijo amado, escuchad lo que él dice" (Lc 9,7); y también la tentación de Jesús en el desierto. Podemos percibir que Jesús es guiado por el Espíritu y también por el amor de Dios Padre. De esta manera, su enseñanza está llena de una experiencia amorosa confiada.

Volviendo a nuestro lunático, en muchas ocasiones hemos presenciado una escena similar a la de Jesús en la sinagoga. Me ha sucedido dos veces. La primera vez fue cuando me estaba preparando para dejar Brasil. Un hombre muy borracho entró por el pasillo central durante la misa. Se dio cuenta de que las personas estaban llorando, porque pronto las dejaría. Rompió el silencio y dijo: "¿Por qué están llorando? ¿Quién murió?". Y todos empezaron a reír y se preguntaban: "¿Por qué estamos llorando?".

La segunda vez fue recientemente. Estaba presidiendo la celebración de la Palabra en una de nuestras comunidades. Una mujer muy extraña, mal vestida, sucia, entró en la iglesia justo cuando estaba explicando el evangelio. En ese momento, nadie prestaba atención a lo que yo decía. Todos miraban hacia ella. Continué con la predicación, ella se acercaba lentamente. Podía sentir su respiración. Pensé que me abrazaría. Dio un grito y se fue. ¡Me llevé un gran susto!

Después de lo sucedido, pensé: "¿Qué habría hecho Jesús en mi lugar?". Creo que él habría abrazado tanto al hombre como a la mujer. Y habría aplaudido al hombre borracho por su pregunta: "¿Por qué están llorando?". ¡Porque la partida de una misionera siempre será motivo de gran alegría!

Creo que la enseñanza del texto de este domingo es: escuchemos y veamos cómo enseña y actúa Jesús, el Hijo amado, el nuevo profeta del Padre. Su autoridad está en su forma de amar, que aprendió del Padre. Él acoge a todos, sin distinción. Su acogida está llena de misericordia.

Me gustaría concluir nuestra reflexión con una imagen, la del girasol. Otro día, mientras caminaba, vi uno que era espléndido, a pesar de estar rodeado de mucha maleza, un ambiente hostil, pensé. El sol brillaba en él. Esta imagen me hizo reflexionar que, al igual que el girasol busca el sol, nosotros también, si mantenemos nuestros ojos fijos en Jesús, seremos capaces de superar todas las adversidades y florecer, incluso en ambientes hostiles. Que sepamos también reconocer la autoridad de Jesús sobre nuestras vidas, escuchar y adherirnos a su nueva enseñanza.

¡Gratitud por la escucha!



Jan 26, 202405:21
La irrupción de Dios

La irrupción de Dios

Escucha Israel, escucha!
Jan 18, 202406:12
¡Vamos hacia el Cordero!

¡Vamos hacia el Cordero!

Juan Bautista confirma una vez más esta verdad íntima del discernimiento como acompañamiento en la intimidad con Dios. De hecho, hombres y mujeres de todas las épocas siempre han manifestado una fuerte sed insatisfecha de entrar en intimidad con Dios. Esta sed se materializa a través de la multiplicación y diversificación de los sacrificios como vía de acceso. De hecho, la palabra "sacrificio" significa hacer algo sagrado, entrar en comunión con lo divino. Entonces, el sacrificio es tanto más grande cuanto más alto es el deseo de lo divino. Es en ese momento que el sacrificio humano se considera el más grande, aunque siempre se considere horrible y, por lo tanto, condenado en la Biblia.

Después de diversas transformaciones y adaptaciones, el cordero es considerado el objeto sacrificial más sublime y apacible. Esto también marca la transformación de la relación entre Dios y su pueblo, así como la comprensión, un conocimiento mucho más profundo e íntimo de su Dios.
Después de esta digresión, podemos concentrarnos en el título "Cordero de Dios" que Juan Bautista atribuye a Jesús. La primera imagen que viene a la mente es el cordero pascual, evocando toda la historia pascual que probablemente no sea desconocida para los dos discípulos. La otra imagen sería el sacrificio de Abraham y la última, la de Moisés, el cordero que pesaba más que el Faraón y todos sus carros, que no tuvieron la capacidad de impedir el paso del Mar Rojo.
Aunque no podemos decir con precisión cuál de las ideas capturó más la atención de Moisés, podemos afirmar que Juan Bautista allana el camino para reconocer a Jesús como el "objeto sacrificial perfecto" que nos introduce en la intimidad de Dios.
"¿Qué están buscando? ... ¿Dónde moras?": esta pregunta-respuesta refleja toda la profundidad del discernimiento que Jesús propone a los dos discípulos. A partir de ahora, la realización de lo sagrado, o mejor dicho, la comunión con Dios, ya no pasará por el sacrificio del cordero, sino más bien a través de una relación íntima con el Cordero, el verdadero, que lleva en sí todo el Amor del Padre. El camino del discernimiento ahora se realiza yendo hacia el Cordero, viéndolo vivir con el Padre, eligiendo quedarse con Él en la Palabra, para finalmente morar en el Amor del Padre.





Jan 14, 202403:39
Epifanía del Señor

Epifanía del Señor

Es innegable que hoy estamos viviendo situaciones familiares, sociales y mundiales de grave desorientación, especialmente moral y ética. Sentimos nuestra impotencia y la falta de un respiro de esperanza y confianza, no solo por la falta de medios y dinero. Mucha gente siente que está viviendo en la oscuridad, especialmente los más desprotegidos, los más pequeños e inocentes. La oscuridad de hoy no es tan diferente de la de la época de Herodes.
Sentimos que las hermosas palabras ya no nos ilusionan, ya no pueden engañarnos. Hemos afinado nuestro olfato para desenmascarar discursos y políticas ambiguas, religiosidades no auténticas, relaciones superficiales pero vacías. Pero después de rechazar lo que no nos convence y lo que no es auténtico, ¿dónde vamos a buscar algo mejor, algo verdadero y sólido? Después de criticar, desenmascarar y condenar la oscuridad, ¿qué alternativa nos queda? ¿Qué luz podemos encender o esperar?
El Evangelio de la Epifanía (Mt 2,1-12) nos presenta el escándalo de la búsqueda de los magos: hombres dispuestos a emprender un largo viaje siguiendo solo la pista de una estrella. Parecía una locura entonces, ¡y no es menos ahora! ¿Qué ven y esperan más allá de la estrella? ¿Qué razón y ganancia los guía, a pesar del riesgo? Buscan al nuevo Rey para recibirlo, reconocerlo y adorarlo. ¿No había reyes poderosos a quienes reverenciar como Herodes? Nos impacta la extraña humildad, la esperanza tenaz y la desarmante sencillez de corazón de estos grandes personajes.
Al mirar y seguir la estrella, ellos mismos se revisten de luz, la Gloria de Dios está sobre ellos (Is 60): son signo y luz del camino también para otros que, como ellos, buscan el verdadero Tesoro, la Perla preciosa de la vida.
Jan 06, 202404:29
Dios te dé la Paz

Dios te dé la Paz

En la entrada del Nuevo Año, son los pastores quienes nos presentan a Jesús, María y José, presentes en Navidad. Nos ayudan a acercarnos a Cristo, no solo durante el nuevo año, sino a lo largo de toda nuestra vida. Son los pastores quienes nos muestran cómo acercarnos a Dios, cómo crecer en nuestra conexión con Él. Cada uno de nosotros está invitado a meditar y prestar atención a los pastores que aparecen en nuestro camino. Nos enseñan tres actitudes.

Tener una fe confiada.
Justo después del anuncio del ángel "Ha nacido para ustedes un Salvador, que es el Cristo el Señor", los pastores se pusieron en marcha con prontitud para glorificar al Cristo y al Señor. Los pastores son creyentes confiados, creen en lo que se les anuncia porque tienen una gran apertura en sus corazones, lo que les permite aceptar lo que, por sí mismos, nunca habrían imaginado: ¡"Un Salvador ha nacido para nosotros"!
En el umbral del Año Nuevo, los pastores nos ayudan a perseverar en una gran confianza en Dios, quien se ha acercado a cada uno de nosotros al venir a nuestra humanidad, haciéndose hombre y naciendo entre nosotros.

Experimentar al Salvador en nuestra vida.
Los pastores son hombres de fe y confianza, pero no se conforman con creer. Necesitan ver, necesitan experimentar al Salvador en sus vidas. Se ponen en marcha, aceptan recorrer el camino para encontrarse con Jesús, María y José. Y lo hacen juntos, animándonos con su ejemplo a hacer lo mismo: recorrer el camino juntos para buscar, encontrarse y descubrir al Señor.
Los pastores llegaron a Jesús: aceptaron embarcarse en un camino de fe y descubrieron que el camino que habían elegido era el correcto. Nos animan a avanzar juntos en el camino de la fe, en la Iglesia, rodeándonos de hermanos y hermanas que se convierten en compañeros de viaje atentos y generosos apoyos. Es caminando juntos que nos damos cuenta de las maravillas y la bondad del camino que hemos elegido. Los pastores nos instan a avanzar en el camino de la fe también con otros, haciendo de nuestra vida cotidiana una realidad marcada por la alabanza y convirtiéndonos en testigos de que el Salvador ha nacido entre nosotros. Después de experimentar al Dios Salvador del pesebre, podemos buscar glorificar a Dios en nuestra vida, un poco más cada día, hasta que nuestra vida se convierta en una alabanza a la gloria de Dios.

Ser contemplativos, humildes y atentos en nuestras acciones.
En cuanto a María, la Madre de Dios que honramos especialmente al comienzo del Año Nuevo: san Lucas nos dice que "guardaba todas estas cosas en su corazón" (Lc 2, 19). María se caracteriza por su acogida, su fe y confianza en una actitud humilde y atenta.
De Gabriel había aprendido que su hijo sería el Mesías, Hijo de Dios y Señor; de los pastores que recibieron el anuncio del ángel sabía que era el Salvador. Pero María, con toda certeza, no sabía concretamente qué significaban y, menos aún, qué significarían estos títulos. María medita sobre todo esto en su corazón, porque está lejos de haberlo comprendido todo. Es con una disposición interior recogida, humilde y atenta, siguiendo el ejemplo de María, que podemos acoger la voluntad de Dios en nuestra vida y decir sí a su proyecto de paz, unión y amor. Dios no se muestra en el ruido de nuestras teorías, nuestras tesis, nuestros bonitos discursos y mucho menos en nuestros corazones llenos de ruido y haciendo todo como si fuéramos nosotros los salvadores del mundo y de los pueblos. Es con una disposición recogida, humilde y atenta que Dios se encarnó, y es con estas mismas actitudes que Dios se encarna en nuestros proyectos y en nuestra misión.

En este primer día del Año Nuevo, pedimos el don de la paz para cada uno de nosotros y para el mundo entero, especialmente para los países en conflicto armado. Que muchas mujeres, hombres y niños en medio de estas guerras encuentren pastores que les lleven la buena noticia de la paz. Finalmente, en el umbral del nuevo año y en los días venideros, que el Señor nos conceda la bendición propuesta en la primera lectura: "El Señor te bendiga y te guarde. El Señor haga resplandecer su rostro sobre ti y te conceda gracia. El Señor te mire con benevolencia y te dé paz" (Nm 6,22-26).







Jan 03, 202405:44
"…la gracia de Dios estaba sobre Él"

"…la gracia de Dios estaba sobre Él"

"Este domingo es, de hecho, el que llega inmediatamente después de la Navidad; aún está vivo en nosotros el recuerdo de esta gran fiesta ofrecida a toda nuestra humanidad en el regalo del Niño Jesús. Y ahora el evangelista Lucas nos lleva a contemplar el misterio de Jesús Niño rodeado por sus padres.

En los versículos que preceden a este texto de hoy, Lucas nos presenta a José y María como dos personas arraigadas en sus tradiciones judías. La llegada de este Niño especial en sus vidas no los aísla de su deber como padres y creyentes. Como verdadero padre, José asume toda su responsabilidad hacia este Niño. Se preocupa por hacerlo crecer como un verdadero judío y educarlo en la obediencia a la ley del Señor, aunque aún no sea consciente de la profundidad del misterio que lo envuelve. De hecho, según lo prescrito por la ley del Señor y con humildad, se dirigieron a ser censados en Judea (Lc 2,4); después de ocho días de su nacimiento, lo hicieron circuncidar y hoy es presentado en el Templo y consagrado al Señor (Lc 2,23). El Templo es el lugar santo, el lugar donde Dios mora. Devuelven a Dios el don perfecto recibido de Él en la persona de este dulce y frágil Niño. Este Hijo, que en realidad Dios mismo ha consagrado y enviado al mundo, es devuelto al Señor para estar plenamente a su servicio. En este gesto, José y María están atentos a no ser en modo alguno un obstáculo a lo que Dios Padre ha previsto desde el principio.

El misterio que rodea a este Niño sigue siendo profundo y asombra a todos los que rodean a esta humilde familia de Nazaret. Pero el Espíritu Santo, que ha estado obrando desde el principio en la concepción del Hijo del Altísimo, no cesa en su obra de precursor, revelador y guía. Así, impulsa al anciano Simeón hacia el Templo, el lugar del encuentro de Dios con su pueblo. La oración profética de Simeón y Ana revela la identidad y misión de Jesús: Él es la salvación, la luz que ilumina a las naciones paganas y la gloria del pueblo de Israel y también de todos aquellos que creerán y reconocerán en este Niño al Enviado del Padre.

María escucha y medita todo en su corazón. El misterio es tan grande que ella ni siquiera se atreve a hacer una pregunta, como lo hizo en la anunciación con el ángel Gabriel (cf. Lc 1,34). Su total obediencia al plan de Dios ya estaba contenida en su "Fiat", en su sí inicial; y no cambia incluso cuando se anuncia la vocación, dolorosa y al mismo tiempo gloriosa, de Jesús: Jesús no será solo la luz de las naciones, sino también señal de división, de caída y de resurgimiento de muchos en Israel (Lc 22,34). La fe en Jesús no es una fe amorfa, sin consecuencias en nuestra vida. Cambia nuestra perspectiva de vida y trastorna nuestros planes, cualesquiera que sean. Quien entra en este dinamismo y lo acoge con toda verdad se eleva y puede ser "unido a su divinidad, ya que Él mismo ha tomado nuestra humanidad".

Acogida, asombro, contemplación, obediencia, alabanza, agradecimiento y bendición... son actitudes espirituales profundas que emanan claramente de este magnífico pasaje de Lucas. Que nos iluminen en nuestra forma de vivir diariamente nuestra relación con Dios. Que también caractericen nuestra oración cuando pensamos en todas las maravillas que Dios obra en nosotros, para nosotros y alrededor de nosotros. La Maravilla de las maravillas es el regalo de su Hijo, nacido en Belén. Gracias a Simeón y Ana, también María y José pudieron comprender la grandeza de su misión; la de acoger a Jesús en su vida, darle un hogar y afecto parental, y acompañarlo paso a paso en la revelación de su misterio.

Entonces, también nosotros estamos entre aquellos que lo ayudan a crecer, a ser conocido en este mundo y a cumplir su misión de salvación y paz para toda la humanidad."
Dec 31, 202305:44
María, mujer del sí y de la fidelidad

María, mujer del sí y de la fidelidad

Nos acercamos una vez más a la Celebración de la Navidad de Nuestro Señor Jesucristo, acontecimiento que cambió definitivamente nuestra historia.
En la primera lectura de hoy encontramos la profecía en la que se anuncia que el Mesías será descendiente del Rey David (2° Samuel). Promesa que se cumplirá con el nacimiento de Jesús, segun relato histórico y teológico compuesto por Lucas. Se trata de una página llena de luz. Una página que no permite dispersión. En donde el respeto y la fe nos llevan a intuir la belleza y la grandeza del misterio que celebramos. El anuncio se hace a una mujer, cosa impensable en aquella época. Algo nuevo está sucediendo. Reflexionemos y contemplemos esta Palabra.
“El Ángel fue enviado”.
La iniciativa viene de Dios, que ha ido preparando la historia de la salvación en el Antiguo Testamento. Aquí las aspiraciones de los siglos hacia el Cielo encuentran respuesta y se inaugura un movimiento desde el Cielo hacia la tierra. Es un nuevo tiempo. Lo que ahora empieza es la venida de Dios en la humanidad. La donación total de Dios en Jesús se realiza con la Encarnación.
“A una ciudad de Galilea”.
Un pueblito desconocido y perdido entre las montañas de la despreciada Galilea, que muchos consideraban abandonada hasta por Dios, puesto que ningún profeta había nacido en aquella región.
“A una virgen prometida con José”.
Prometida en matrimonio como era la costumbre de aquella época. Pero todavía los dos no habían comenzado una verdadera vida conyugal.
“Alégrate, llena de gracia”.
Alégrate, un saludo que era más que una costumbre, porque inauguraba en María un sentimiento de gratitud, que iba a llenar toda su vida/alma. Palabra que va en consonancia con otras palabras de María: “Mi alma magnifica al Señor mi Dios y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador” (Lucas 1,39).
El Señor está contigo.
¿Qué significan estas palabras? Es una sorpresa que se vuelve reflexión sobre lo que Dios espera de ella. La Palabra de Dios refleja su fidelidad. Es el Dios fiel, que da estabilidad y confianza a nuestras debilidades, porque “el Señor está contigo” (v.29). También a nosotros, como a María, el Señor nos concede su favor.
“No temas, María, vas a concebir y dar luz a un hijo”.
No se habla de un padre, no se menciona a un hombre. Todo eso ya es suficiente para despertar maravilla en María y ella pregunta, va buscando una solución a la contradicción que surge: “yo sigo virgen”. María no sabe que ella ha sido escogida para ser la madre; no sabe que la encarnación de Dios iba tener lugar sin la generación humana. María no sabe que en medio de la historia de generaciones según la carne, hay una interrupción imprevista: un niño, que es Hijo de Dios, empieza a vivir por obra de Dios y ella fue escogida para ser la madre.
Una situación totalmente nueva en la historia y no existen palabras humanas ara expresarla.
“Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mi lo que me has dicho”.
El mensaje ha sido comunicado y ahora se espera la respuesta. Dios despierta el deseo, atrae, pide, aleja los obstáculos, persuade; mas no obliga.
María se ha abandonado totalmente a la voluntad de Dios y a través de ella se hace posible la donación de Dios a la humanidad. Sin sueños de grandezas, como David, alejada de los centros de poder político y religioso, humilde doncella de un pueblo desconocido. Es ella la elegida a ser la madre de la nueva creación. Su actitud de disponibilidad abre las puertas de la humanidad a la acción salvadora de Dios.


Dec 23, 202306:05
La fidelidad engendra alegria y paz

La fidelidad engendra alegria y paz

El evangelio de este domingo nos presenta la figura del Bautista en dos etapas.
1. La primera etapa es su identidad. ¿Quién eres tú? (v.19). Esta es la pregunta que los sacerdotes y levitas le hacen a Juan. Ellos querían saber su identidad y Juan niega ser Elías, el Mesías o la luz. Y se declara como el testigo de la luz. Juan tiene conciencia de su identidad. Él no es el Mesías, a él le corresponde ser testigo de Jesús y facilitar que todos se encuentren con Él y que le sigan.

2. La segunda etapa es su misión. “¿Por qué razón bautizas si no eres el Cristo?” (v. 25). Así le preguntan los enviados de los fariseos. Juan acepta que bautiza, sin embargo lo más importante para el cuarto evangelista es presentarlo como testigo del Cordero de Dios. El cual está entre ellos, pero no lo conocen. La presentación del Cordero de Dios es para provocar, entre otras cosas, que sus oyentes lo sigan. De hecho, él mismo presenta Jesús a dos de sus discípulos, y se dice que ellos lo siguieron (cfr. Juan 1,35).

Jesús es “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”, es decir, el que elimina al que se opone a la vida auténtica que ofrece Dios. En este contexto, ¿qué significa celebrar el Nacimiento del Señor? Ante todo, sabemos que la finalidad principal de la encarnación es preservar la vida, promover lo genuinamente humano y liberar todo lo que deshumaniza. Además, su presencia debe motivar una gran esperanza que le da sentido a la vida.

El evangelista Juan nos presenta tres características edificantes de Juan el Bautista.
a) Juan descubrió su vocación y la vivió con gran coherencia y autenticidad. Él es el primer testigo del Nuevo Testamento y se presenta como “la voz que grita en el desierto”, aplicándose las palabras del profeta Isaías. Él vino a preparar los caminos del Mesías y su testimonio brilla como una luz que indica el verdadero camino de la vida, que es Jesús.

b) Juan fue fiel al compromiso, incluso hasta el sacrificio de su propia vida. Él no vive para sí mismo. Su misión es anunciar y preparar los caminos del Señor. Él es el testigo fiel, que entregará su vida por la justicia y la verdad. Juan reconoce a Aquel que viene después de él y del cual afirma: “Yo no soy digno de desatarle las sandalias” (v. 28).

c) Juan no se dejó llevar por la tentación de la vanidad. Él recibe la revelación de que Jesús es el Mesías y de inmediato desaparece, se hace a un lado. Reconoce la grandeza de Jesús y se retira de la escena sin el menor signo de envidia o de rivalidad. Él no se atreve a usurpar el lugar de Jesús, y con sabiduría afirma: “yo no soy el Mesías” (v. 20).
Dec 15, 202308:28
Tonantzin, apapacho de Dios!

Tonantzin, apapacho de Dios!

Una bellisima experiencia del Evento Guadalupano!

Dec 12, 202309:60
Adviento: alegria de evangelizar

Adviento: alegria de evangelizar

Queridos hermanos y hermanas, en este segundo domingo del adviento el evangelio inicia con esta frase: “Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios.” (Marcos 1,1).
Desde el inicio de su evangelio Marcos quiere presentar quien es Jesús, su verdadera identidad. Fue él, el primero que utilizó la palabra evangelio (que significa alegre noticia), para designar toda la vida y obra de Jesús. ¡Feliz idea y feliz noticia!
Hoy el evangelio nos enseña que todo lo que hizo y dijo Jesús es buena noticia para quien lo sigue, vive con Él y de Él. Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios. Jesús es el misionero del Padre.

Papa Francisco nos recuerda que “no es lo mismo tratar de construir el mundo con Su evangelio que hacerlo solo con la propia razón. Sabemos que la vida con Él se vuelve mucho más plena y que con Él es más fácil encontrar un sentido a todo. Por eso evangelizamos” (EG 266). Entonces, podemos decir que en Jesús “la acción de Dios se hace historia y asume los ritmos de la historia” (Rinaldo Fabris)

Esta buena y alegre noticia ha llegado hasta nosotros y ha cambiado la vida de muchas personas, y sigue como una invitación permanente para vivir el gozo de la presencia de nuestro Dios y Señor. Aquel que nos consuela amorosamente y aquel que como el buen pastor nos reúne y nos lleva en sus brazos (cfr. Isaías 40,10-11).

Para presentar la venida de Jesús, Marcos observa que es necesario un tiempo de preparación, en el cual subraya tres elementos:
El primero es la Sagrada Escritura, citando las palabras del Profeta Isaías: “Mira, envío mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino”. Estas palabras aluden a un camino que hay que preparar: el camino de Dios hacia su pueblo y el camino del pueblo hacia su Dios.
El segundo elemento es el envío de un profeta, Juan el Bautista, aquel que indica el camino de la auténtica conversión. Su coherente mensaje no se trata tanto de una predicación moral, sobre todo, es la necesidad de esperar a “otro”, del cual Juan afirma “Yo no soy digno de postrarme ante él para desatar la correa de sus sandalias” (Mc 1,7). Parece que Marcos pone en claro que el anunciador de Jesús, el auténtico precursor, es aquel que no usurpa el nombre de Jesús, sino que es coherente con los valores que proclamó y vivió.
Como tercer elemento, Marcos presenta el mismo pueblo, que a través de la predicación de Juan camina penitente hacia el desierto. Es un pueblo nuevo, que nace con el bautizo del Espíritu Santo, así como Juan había proclamado: “Yo he bautizado con agua, pero Él, el Cristo, os bautizara con el Espíritu Santo”(Mc 1,8).

Juan predica la urgencia de disponer el corazón para la venida del Mesías, y acompaña sus palabras con el rito de inmersión en las aguas del rio. Este rito expresaba la necesidad de lavarse de sus culpas, signo de cambio de vida, limpieza interior y deseo de renacer. Este es el milagro que Cristo continua a realizar por obra del Espíritu Santo. Cambiar de vida y seguir un nuevo camino. Podemos decir que son los milagros del camino. ¿Qué camino? Camino que vamos construyendo cada día de nuestra vida. Yo, tu, nosotros, todos, estamos convocados a preparar el camino del Señor, porque muchos hermanos y hermanas, todavía no conocen la Buena Noticia de Jesús. Muchos desconocen el Evangelio de la vida y otros tantos fueron abandonados o abandonaron el camino, por falta de evangelizadores o testimonios de la alegría del evangelio.
Que en este Adviento aprendamos con Juan Bautista a ser precursores de un mundo nuevo, en donde todos los caminos conduzcan, “a cielos nuevos y tierra nueva, en que habite la justicia” (2 Pedro 3,13).
Dec 09, 202306:28
¡No nos dejemos robar la esperanza!

¡No nos dejemos robar la esperanza!

Queridos hermanos y hermanas, con este 1.º domingo del mes de diciembre, iniciamos el Tiempo de Adviento. En épocas pasadas, para la sociedad campesina, el Adviento era tiempo de siembra y de espera. Espera de que la semilla brotara y luego se volviera espiga y trigo maduro, para guardarlo en los graneros. Este tiempo de espera marcado por la paciencia y el silencio. Su tiempo era largo, calmo, apto para la reflexión. Actualmente, no es así. Todo es breve, inquieto y con frecuencia nos distraemos, no observamos lo que pasa en nuestro alrededor.

El Adviento implica una manera madura de vivir el tiempo, pues es vivir nuestro hoy, esperando que se cumpla la historia de nuestra salvación. Tiempo que nos invita a estar siempre preparados y vigilantes.

1. El contexto bíblico del capítulo 13 de Marcos trata de una enseñanza sobre los “últimos tiempos”, lo que llamamos también el discurso escatológico o apocalíptico, en donde se usan diversos tipos de figuras (celestes y terrenales), imágenes y símbolos. Se trata de un recurso literario valioso para convencer a las personas de algo importante.

Observemos que, Jesús comienza y termina con la misma invitación: ¡VIGILAD! Jesús no pretende infundir miedo al no revelar el día ni la hora. En esta primera enseñanza, Jesús nos indica el porqué de la vigilancia. Él quiere decirnos que, todas las horas y todo momento, es bueno para esperar y encontrarse con Él. Lo más importante es vivir el presente y no estar obsesionado por el futuro y por conocer cuándo será el final de los tiempos o el final de la vida de cada uno. El Señor viene continuamente, por eso es necesario vigilar y discernir el tiempo con una actitud de amor, escucha y la obediencia a la Palabra de Dios.

2. La segunda enseñanza de Jesús está basada en el estilo de la vigilancia. La parábola habla del hombre que viaja y deja su casa al cuidado de sus criados y, cada cual, con su tarea. Al portero el señor pide que esté despierto. ¿Y a nosotros, que nos pide el Señor? ¿Cuál es nuestra tarea?
Jesús nos invita a estar preparados y vigilantes, porque el tiempo es hoy, el tiempo de la gracia que el Señor nos concede, tiempo en que crece nuestra fe y madura nuestra salvación. Tiempo de vivir una relación de confianza, tiempo de sembrar esperanza. “No nos dejemos robar la esperanza”.

Normalmente, la vigilancia se caracteriza como vigilancia de la casa. Y hoy, hablamos de nuestro hogar, de nuestra familia y de la casa común, la tierra que nos acoge como sus habitantes. Esta misma tierra está clamando por cuidado y vigilancia. Son tantos hermanos y hermanas que necesitan de nuestra mirada amorosa y llena de esperanza. “No nos dejemos robar la esperanza”.

No olvidemos el gran amor de Dios que se encarna para vivir como persona en medio de nosotros. Un Dios que se enamora de sus criaturas. Es cierto que, amamos con un amor sufrido, porque muchas veces se ama a oscuras. Pero, esta es la esperanza de los discípulos misioneros de Jesucristo, y la discreta alegría del Adviento. “No nos dejemos robar el espíritu misionero”, salgamos al encuentro de los hermanos sin casa, sin tierra, los desalojados y los migrantes que caminan en medio de nosotros.





Dec 01, 202306:58
Venid, benditos de mi Padre...

Venid, benditos de mi Padre...

Cuando reflexiono profundamente sobre estas tiernas palabras de Jesús, me siento feliz y afortunada de haber conocido a Jesús y su enseñanza. Contemplo esta maravillosa imagen de la gloriosa venida de Cristo Rey del cielo y de la tierra, rodeado por los ángeles y todas las naciones reunidas a su alrededor. Es una imagen que llena el corazón de alegría y esperanza.

Jesús nos invita a la fiesta del Reino y ya nos reserva un lugar a su derecha. Se preocupa por introducirnos en el Reino de su Padre: ¡qué felicidad! Parece que, a diferencia de los príncipes de este mundo, él no tiene celos de compartir con nosotros lo que tiene más querido, su herencia, el Reino de su padre, ya que en él también somos hijos e hijas de Dios (cf. Jn 3,2).

Pero, concretamente, ¿quiénes son estos "benditos por el Padre" o aquellos para quienes ha sido preparado el Reino desde el principio del mundo (v.34) de los que habla Jesús? No es difícil identificarlos porque Jesús mismo ya nos revela el secreto: son aquellos que han sabido reconocerlo y servirlo en los pobres y en los últimos de este mundo: los enfermos, los encarcelados, los refugiados, los hambrientos y sedientos, los migrantes, los huérfanos, los inocentes, los sin hogar... (cf. vv.35-36). Aquí se trata de la práctica de toda obra de misericordia corporal y espiritual que nos abre las puertas del cielo. Todo esto nos lleva a comprender que la indiferencia no tiene lugar en el corazón de Dios. Y por eso no debe tenerlo en el corazón del hombre; porque Dios nos ha hecho a su imagen. Como él, somos seres relacionales, sensibles e interdependientes. Todos somos pobres y deudores ante él. Y a pesar de esto, a nosotros que lo hemos conocido por gracia, nos ha confiado a los pequeños y pobres de este mundo; aquellos para quienes nuestra ayuda es vital para vivir con dignidad en este mundo.

Sin embargo, creo también que lo que Jesús nos pide hacer aquí va más allá de satisfacer las necesidades materiales. Estos pobres son también aquellos que, más allá de las necesidades materiales, tienen hambre y sed de Dios mismo, la Fuente inagotable de todo bien. Entonces, la caridad más grande consiste en compartir con ellos lo que tenemos aquello más querido: el conocimiento de Dios y su amor por toda la humanidad y especialmente por la humanidad que sufre. Cada sufrimiento vivido en comunión con Cristo se ilumina y adquiere un nuevo significado.

En la fe, estos pobres son también otros Cristos para nosotros: "Cada vez que lo hicieron a uno de estos pequeños, a mí me lo hicieron; cada vez que no lo hicieron (...) no me lo hicieron" (cf. v 40; v 45). Por lo tanto, estamos llamados a amar y servir al Señor generosa y gratuitamente en los pobres para expresar el amor y la gratitud hacia Jesús, que en su vida y especialmente en la cruz, lo dio todo a todos, gratuitamente y para siempre (Cf. Padre Santiago Spagnolo sx).

El evangelista Mateo también nos exhorta a reflexionar constantemente sobre nuestra responsabilidad personal en la forma en que vivimos nuestra vida cotidiana. Nuestro destino último, de hecho, se juega en la profundidad actual de nuestra vida en relación con Dios y con el prójimo, en la perspectiva de la espera de la venida de Cristo Rey del universo, Juez Supremo. Para estar siempre listos, lo esencial se convierte entonces en el deseo y el compromiso diario de imitar a Jesús, amando siempre a Dios y a los hombres. En otras palabras, ¡nunca Dios sin el hombre y nunca el hombre sin Dios!


Nov 22, 202305:19
¿Qué le da sentido a la vida?

¿Qué le da sentido a la vida?

Estamos en el último domingo del tiempo ordinario, a uno más de cerrar el ciclo con la fiesta de Cristo Rey. Aquí se presenta una visión del final de los tiempos, por eso, continúa con el tema de la vigilancia de las 10 doncellas, porque aclara el sentido del aceite para las lámparas. Hay que repetir que la actitud de vigilancia no es la de un policía que controla la conciencia o el comportamiento, sino nuestro compromiso por el Reino y su justicia, tema transversal del evangelio de Mateo.

Mateo escribe a las primeras comunidades de cristianos que debían ser testimonio de convivencia fraterna. Para Mateo, la base de las sanas relaciones sociales es el respeto, es decir, una forma de vida que tiene presente al otro y al necesitado. La llegada del Reino permea las relaciones de la sociedad teniendo cuidado para no relajarse, ni quedarse dormidos en nuestras responsabilidades.

Aquí, el patrón de la parábola es el propio Dios. Es él que confía sus bienes a cada uno, confiando en el compromiso que ve en la persona: a uno le dio 5 talentos, a otro dos y al otro uno. Un talento equivale aproximadamente a una cantidad en oro de 36 kilos (180). Es una cantidad enorme que se les confía, sobre todo al primero.

¿A qué es equivalente esto en el lenguaje de Jesús? Que Jesús les va a confiar a los discípulos nada más y nada menos que administrar los bienes del Reino de los cielos. Dichosos aquellos en quien Jesús pone su confianza. Ellos deberán dar cuentas de la gestión que se les está confiando, por lo tanto, deben estar atentos al momento que se les llame y no encontrarlos dormidos.
Al rendir cuentas presentan lo que recibieron y su trabajo, al ganar otro tanto. El que recibió cinco logró negociar y ganar otros cinco, igual que el que recibió dos, ganó otros dos. Ellos dieron el cien por ciento de su esfuerzo y trabajo. El patrón les dice: te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en la administración de cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu Señor. El patrón no establece grados ni títulos de premiación (p. ej. gerente…) como lo hace la sociedad. Él le llama “bueno y fiel” a todo aquel que trabaja y hace rendir el Reino dentro de su contexto de vida.
La parábola refleja también el miedo y el riesgo que hay, porque no hay plena seguridad de que salga bien su trabajo, como es el caso del que recibió un solo talento. El miedo paraliza y hace que se distorsione la realidad pensando: Señor, sé que eres un hombre duro, que quieres cosechar lo que no has plantado y recoger lo que no has sembrado. Por eso tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo. Con frecuencia se piensa así de Dios.
Nov 18, 202308:44
Antorchas sobre el sendero del Amor

Antorchas sobre el sendero del Amor

La parábola de las diez vírgenes es parte de uno de los últimos discursos que Jesús pronuncia antes de la pasión.
El lenguaje del Maestro revela el sentido de la espera y llega puntual en estos meses del año. De hecho, la aproximación del invierno nos lleva a los días más oscuros, y el acercamiento al tiempo litúrgico de Adviento nos pone en espera de la Verdadera Luz: la Luz que el Pueblo recibirá en la Santa Navidad.

La primera lectura (Sb 6, 12-16) anuncia, además, una presencia radiante que precede a aquellos que la buscan (Quien se levanta temprano por ella no se fatigará, la encontrará sentada en la puerta. (...) Quien vela por ella estará pronto sin aflicciones), y en la segunda (1 Tes 4, 13-18), Pablo escribe que la vigilia precede a la escucha de la voz del arcángel que nos llevará hacia lo alto, donde encontraremos al Señor para estar con él, por siempre.

Parece que la liturgia de la Palabra de este XXXII domingo del Tiempo Ordinario expresa el sentido de nuestra existencia: un peregrinaje para encontrarnos con el Señor, un viaje hecho de caminar y descansar, de espera, precisamente, en la senda del Amado.

Quien espera está completamente atento y es común esperar a Aquel que merece atención. En el encuentro entre la espera y la atención brotan, entre otras cosas, la súplica y el cuidado.

La súplica como una actitud de búsqueda constante e invocación de la Presencia esperada; y el cuidado por las personas y las cosas, las pequeñas y las grandes.
Al presentar a las diez jóvenes, el Evangelio revela la importancia del aceite. Mejor dicho, Jesús explica cuán determinante es acoger y llevar consigo el don del Espíritu, es decir, el aceite que otorga luz.

Como en la parábola es el aceite lo que distingue a las sabias de las insensatas, así en nuestra vida es el aceite lo que marca la diferencia. De hecho, se dice que todas las diez vírgenes se quedan dormidas; pero solo algunas viven ese instante eterno en el que son reconocidas y admitidas.

Es el Amor, el aceite que ha llenado los frascos paso a paso, lo que nos hace reconocibles: el Amor nos hace entrar cada vez más plenamente en el misterio de Cristo salvador.

En el amor no se puede ser mediocre ni vivir de rentas. La elección de la imagen de las antorchas nos hace pensar en esto. Jesús no hace referencia a linternas, pues la luz sería demasiado débil.
Las jóvenes, en cambio, toman las antorchas: resplandecen, luminosas y fuertes, porque están encendidas a la luz de Cristo y alimentadas por el aceite del Espíritu Santo, el Amor con el que Dios mismo arde y que Jesús nos comunica.


Como escribió N. Cabasilas en la vida en Cristo:
"Es Cristo quien nos da la capacidad de caminar. Es el camino, la parada y nuestro destino final".
Cuando recibimos al Espíritu, el regalo que Jesús nos ha prometido y que da a aquellos que lo invocan, las antorchas arden, se abre el camino y caminamos, en la senda del Amor, en una espera hecha de presente, de momento a momento, hasta la meta final.




Nov 12, 202304:54
El único Padre y los muchos hermanos

El único Padre y los muchos hermanos

Un solo Padre, un solo maestro, un solo Señor. No hay otro. Solo Él. En la relación que Dios quiere tener con cada uno de nosotros, no hay lugar para compromisos ni hipocresías. Él nos quiere por completo. Esta exclusividad corresponde al anhelo profundo de nuestro corazón, ya que, como dice San Agustín: El Señor nos ha creado para Él, y solo en Él podemos encontrar paz. Se podría decir que llevamos un vacío en nuestro interior que tiene su forma, y por lo tanto, solo puede ser llenado por Él. Sin embargo, en esta tierra, nos esforzamos por buscar muchas compensaciones: buscamos lo que parece satisfacernos, alegrarnos y, sobre todo, brindarnos seguridad y protección.

La relación con alguien que es nuestro "padre, maestro, superior" nos lleva de nuevo a esta necesidad de seguridad, protección y guía. Cuando esta relación es de estima, afecto, gratitud y respeto, es un reflejo de nuestra relación con Dios, de quien emana toda autoridad. Aun así, como todas las realidades humanas, no es más que temporal: a lo largo de la vida, los padres saben, o aprenden, que los hijos no son una propiedad y que lo opuesto al amor es la posesión; los hijos terminan cuidando de sus padres ancianos, los profesores y maestros ven a sus alumnos crecer y posiblemente superarlos, ... cada persona que tiene un rol de autoridad es, en última instancia, un hijo o hija de Dios.

Si la relación con Dios ocupa el lugar correcto en nuestra vida, que no puede ser otro que el "primero", el "centro", el único... entonces todas las demás relaciones reciben la importancia adecuada. Arreglar la relación con Él también ordena nuestras relaciones entre nosotros: "todos son hermanos", dice Jesús.

Aunque seamos padres e hijos, profesores y estudiantes, jefes y colaboradores, si alguien tiene un rol de responsabilidad hacia los demás, en la fe, antes que nada somos hermanos y hermanas, nacidos como hijos e hijas de Dios.

Esto no es automático y forma parte de la conversión que el Evangelio pide a cada persona y también a cada cultura. Por ejemplo, en la cultura africana, el papel del "jefe" es tan fuerte y respetado que, a veces, si supera los límites y abusa de su poder, es fácilmente perdonado o tolerado. Esta cultura también se refleja en la Iglesia: aquellos con roles de responsabilidad están por encima de los demás.

La trampa del clericalismo se instala fácilmente en los seminarios, donde alguien con solo un año más que los demás merece un título especial y lidera a los más jóvenes. El ejemplo de Jesús, que se humilla y se convierte en siervo de todos, nos llama continuamente a la conversión. El Bautismo y la dignidad que nos otorga nos ponen a todos en el mismo nivel ante Dios y los hermanos, sin importar nuestro lugar en la Iglesia: primero somos hijos y hermanos.

Hoy en día, nuestro mundo nos muestra de manera dramática cómo esta familia de los Hijos de Dios está dividida y las relaciones entre hermanos siguen caminos de odio. La guerra es el resultado más devastador. Cuánto necesitamos convertirnos en hijos e hijas de Dios, dejar de buscar seguridad en armamentos o en algún líder carismático que convierte el fenómeno migratorio en una invasión y explota el miedo. "Todos son hermanos". En estas palabras de Jesús hay una gran luz. Aquí es donde realmente necesitamos convertirnos en lo que somos: "Hermanos todos".





Nov 05, 202304:56
El camino de la paz

El camino de la paz

"Jesús es constantemente provocado por sus adversarios. Lo espían y lo interrogan para atraparlo en un error. Hoy, la pregunta es: ¿Cuál es el mandamiento más grande? En el judaísmo, esta cuestión era realmente importante debido a la multiplicidad de los preceptos de la ley: 613 en total, de los cuales 365 son prohibiciones, según el número de días en el año, y 248 son mandamientos, según el número de órganos del cuerpo humano. Era necesario separar lo esencial de lo secundario y resaltar el precepto que sirve de base a toda la Ley.


Pero, ¿qué entiende Jesús cuando habla del amor al prójimo? San Lucas narra el mismo episodio sobre el que estamos reflexionando, y añade que el experto en la ley, sorprendido por el deber de amar no solo a Dios sino también al prójimo, pregunta a Jesús: "Pero, ¿quién es mi prójimo?" y Jesús responde con la parábola del buen samaritano, donde el prójimo no es aquel que está herido, cerca de nosotros y necesita ayuda, sino aquel que se acerca y se convierte en prójimo de quien está en dificultades. Y esto sin tener en cuenta la nacionalidad, la religión, la clase social o el partido político. Lo que cuenta es la necesidad de la persona de ser ayudada y salvada.

El amor de Dios y el amor al prójimo están en el corazón del Evangelio. Todo para nosotros, los cristianos, debe estar orientado hacia el amor de Dios y del prójimo: la oración, la escucha de la palabra de Dios, los sacramentos, la Eucaristía, no tienen sentido si no apuntan a hacer crecer en nosotros el amor de Dios y del prójimo.

Jesús utiliza el futuro "Amarás...", como si nos diera tiempo. Es posible que no podamos amar de inmediato de esa manera, a voluntad. Entonces, es como si Jesús nos dijera: "No teman, si realmente lo desean, lo lograrán paso a paso, levantándose después de cada caída. No los dejo solos". Dios camina con nosotros, a nuestro ritmo. Poco a poco, con altibajos y avances, tratando de dar siempre lo mejor de nosotros mismos, crecemos en el amor. Siempre podemos dar un paso más en el amor.

De hecho, Jesús nos enseña con su vida que el amor no excluye ni siquiera a los "enemigos": "Pero yo les digo: amen a sus enemigos y oren por los que los persiguen, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los malos y los buenos, y envía lluvia sobre justos e injustos."

En un mundo en el que a veces se asocia el nombre de Dios con la venganza o incluso el deber del odio y la violencia, este es un mensaje de gran relevancia y significado muy concreto."











Oct 29, 202303:37
Un encuentro que hace arder el corazón

Un encuentro que hace arder el corazón

UN ENCUENTRO QUE HACE ARDER EL CORAZÓN
"¿Es lícito o no pagar el tributo a César?" La pregunta es provocativa hacia Jesús, pero en el fondo siempre buscamos la utilidad del poder divino en la historia de Israel y en la nuestra, un Dios que se posiciona políticamente de nuestro lado para derrotar a quienes nos oprimen. Y esto se repite hasta nuestros días. Todos quisiéramos que Jesús tuviera una utilidad más concreta en nuestra vida, y a veces parece que su "debilidad" nos decepciona. En el pasaje elegido por el Papa para el Día Mundial de las Misiones, el evangelio de los discípulos de Emaús, también hay una expectativa de un Dios que desencadene una revolución política o social, capaz de eliminar toda presencia hostil de Israel. Un Dios atrapado en los límites de nuestras necesidades. Jesús no niega los derechos y deberes del ámbito civil, pero con su respuesta nos lleva a otro plano: con Dios no se trata de lo lícito o ilícito, sino de "don" y de pertenencia a Él, porque somos su imagen... y si somos suyos, solo podemos dar a Dios lo que es de Dios y a César lo que es de César.

La misión nos saca de nuestros horizontes un tanto tristes y nos impulsa hacia el horizonte más amplio de la Buena Nueva para la historia de la humanidad, que a veces parece un fracaso. "Corazones ardientes, pies en camino" es el tema de este Día Mundial de las Misiones que sigue el camino de los discípulos de Emaús, profundamente desilusionados porque vieron sus esperanzas terminar en una tumba. Poco a poco, en el encuentro con ese desconocido, sus corazones comienzan a arder. Esto es lo que sucede cuando uno se descubre repentinamente escuchado, acompañado, ya no solo, sino dentro de un proyecto de amor de un Padre, insertado en una familia más grande, para compartir la alegría de ser todos hermanos y hermanas.

La pregunta que debemos hacernos es: ¿sentimos arder nuestros corazones por su presencia? ¿O también nosotros estamos desilusionados y solo vemos la realidad de la pobreza, el sufrimiento, el fracaso, la guerra...? Con un corazón que arde por Él, en cualquier situación, incluso la más dolorosa, podemos experimentar hasta las lágrimas que Dios camina a nuestro lado, que no nos deja solos y nos devuelve la esperanza, un horizonte de vida. El misionero está llamado (porque ha tenido esta experiencia) a ser un compañero de camino, a veces como un desconocido, que se une en el camino y devuelve la confianza.

Mi llamado también surgió de un momento de desaliento, en el que parecía que había trabajado en vano, porque la fe no había "servido" para realizar mis proyectos y expectativas... entonces, ¿dónde estaba Dios? También yo estaba triste, conversé en el camino con amigos sobre el sentido de la vida, sobre el sentido de Dios, hasta que sentí que Él me estaba escuchando, acompañando, buscando... y volví a abrir la polvorienta Biblia, comencé a rezar en mi habitación, en la comunidad, hasta que sentí su presencia viva en un corazón que ardía... y dije: ¡Jesús, realmente estás resucitado! ¡Debo decírselo a todos! El Papa en su mensaje dice estas palabras precisamente: "No se puede encontrar verdaderamente a Jesús resucitado sin encenderse de deseo de decírselo a todos".

Y así, los pies inevitablemente se ponen en marcha cuando el corazón arde, buscan formas y caminos para contarlo a los demás. Así nació poco a poco mi vocación misionera de consagración especial, y cuando seguía preguntándole "¿qué debo hacer?", mi mirada se detuvo en la Eucaristía, en su cuerpo entregado sin poder hacer algo por mí, sino dándose gratuitamente.

Mi destino fue Tailandia. Aquí, la realidad más difícil de transmitir, pero también la más fascinante, es precisamente la gratuidad desvinculada de los méritos por ganar. La regla de oro para un budista, si se le puede llamar así, es: "haz el bien y recibirás el bien, haz el mal y recibirás el mal", en esta vida o en la siguiente. Esta regla, que ciertamente ayuda a asumir la responsabilidad de sus acciones, también es una carga, ya que no hay un libertador para el mal cometido. No hay idea de devolver el bien como respuesta a Alguien que te amó primero incondicionalmente.

¿Necesitamos misioneros, incluso extranjeros, que se unan a nosotros aquí en Italia, que conocemos a Jesús? Sí, porque estamos olvidando que la fe no es simplemente un conocimiento, sino un encuentro que enciende el corazón, que te pone en marcha rápidamente, con alegría, para salir de los problemas personales y acercarte a los demás... no porque seamos buenos y hábiles, sino porque Alguien lo hizo primero con nosotros, cuando ni siquiera lo sabíamos, se entregó por completo, dándonos una esperanza inquebrantable en la comunión con Él, con el Resucitado. Así que pongámonos en marcha, pero hagámoslo con humildad, sintiéndonos también discípulos-misioneros que continuamente necesitan unos de otros.
Oct 22, 202306:37
La fiesta está lista

La fiesta está lista

La parábola que Jesús nos cuenta hoy habla del Reino de Dios, comparándolo con un banquete, ya que se trata de la fiesta de bodas del hijo de un rey. Esta parábola refleja la actitud de rechazo de los sumos sacerdotes y los fariseos después de haber escuchado las parábolas anteriores, la delos dos hijos y la de los viñadores rebeldes.

"El rey" es Dios y la figura del "Hijo" del rey se asocia inmediatamente a Jesús. "Los siervos" enviados por el rey pueden representar a los profetas y la manera en que son tratados es similar a la de la parábola de los viñadores.

Mateo destaca el tema del llamado. Este siempre es un llamado gratuito por parte de Dios, pero desafortunadamente es rechazado: los invitados a las bodas "no quisieron venir", dice la parábola. Muestra un rechazo voluntario, meditado y calculado, y cuando son llamados nuevamente con urgencia por segunda vez, "no les importó". De hecho, algunos reaccionan con total indiferencia, mientras que otros se comportan de manera absurda, maltratando y matando a los enviados del rey. Ante este nuevo desprecio y odio por parte de los invitados, la fiesta prometida termina en sangre y fuego. Es la historia de Jerusalén y de Jesús.

Luego, la historia continúa con una nueva iniciativa del rey, y por tercera vez envía a sus siervos para "salir" a todas partes y "buscar", "llamar" y "reunir a todos", hombres y mujeres, "buenos y malos", sin excepción. Con este nuevo proyecto, ejecutado puntualmente por los mensajeros, la sala del banquete se llena de comensales. Sin embargo, el rey encuentra a uno de ellos sin "el vestido de bodas" y le pregunta: ¿por qué?

Hoy, en nuestro tiempo, Jesús una vez más utiliza esta parábola para hablarnos y hacernos comprender cuánto Dios nos lleva en el corazón a cada uno de nosotros, personalmente, como familia, como sociedad-comunidad, como Iglesia. Por lo tanto, se esfuerza y prepara la "fiesta de bodas" de "su Hijo". Cada uno de nosotros está invitado a participar en la alegría y disfrutar de la comida suculenta, de la música y ser parte de la danza de Dios. Estamos llamados a entrar en comunión íntima con Él: de hecho, en la parábola no se habla de la novia, solo del Hijo, el esposo, y la novia que falta, ¿no somos acaso nosotros?

Podemos imaginar lo que implica una fiesta de este tipo: desde la planificación y organización hasta los últimos detalles, hay grandes emociones, alegría y expectativas; pensemos en el compromiso que implica preparar una fiesta grande y alegre, donde nada falte, todo funcione a la perfección y, sobre todo, nadie quede excluido del banquete. De hecho, Dios ha ordenado a los mensajeros salir, buscar, encontrar, llamar y reunir a "todos": criminales e inocentes; corruptos y justos, enfermos y sanos, ricos y pobres, lejanos y cercanos, todas las gentes y naciones, porque todos somos suyos.

El último detalle de esta fiesta es que depende de nosotros decidir y responder con prontitud, porque, recordemos, "todo está listo...": lo esencial es vestirse con Cristo. Haber recibido la vida no es suficiente, debemos vivirla plenamente como un regalo, con fidelidad, alegría, amándola, defendiéndola y transmitiéndola.


Oct 15, 202304:17
¿Uvas verdes o uvas maduras?

¿Uvas verdes o uvas maduras?

Esta parábola está dirigida a los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo. También la primera lectura habla de una viña que el Señor prepara para darla al pueblo de Israel. Isaías habla de la ternura y, de manera poética, narra cómo Dios prepara esta viña y la da al pueblo de Israel, pero la respuesta del pueblo fue uvas amargas: "El Señor esperaba que actuaran rectamente y, en cambio, cometieron iniquidad; esperaba justicia y solo escuchó quejas".

El Evangelio nos cuenta la historia del dueño de una viña que, después de prepararla cuidadosamente, la arrienda a unos viñadores y, en el momento de la cosecha, envía a sus siervos para recolectar los frutos. Sin embargo, se encuentran con la crueldad de los trabajadores, que terminan golpeándolos y matándolos. Esto nos recuerda lo que el pueblo de Israel hizo con los profetas que Dios envió para su conversión. Envía a su Hijo pensando que lo respetarán, pero lo tratan de la misma manera, e incluso con mucha más violencia porque era el heredero. Podemos decir que Jesús está anunciando la forma en que morirá a manos de las autoridades del pueblo de Israel. Jesús anuncia el Reino, que es un Reino para todos los hombres y mujeres, una buena noticia para todos, es decir, el Amor del Padre por la humanidad, pero las autoridades lo rechazarán.

Podemos aplicar esta parábola a nuestra vida. Dios nos ha creado con mucho amor y nos ha dado talentos y cualidades únicas de manera personal e irrepetible para servir a los demás, pero podemos caer en la actitud de posesión y cerrarnos en nosotros mismos, utilizando esos dones en nuestro propio beneficio. Podemos usarlos para oprimir a otros, con una mentalidad egoísta e individualista, buscando nuestra propia realización y olvidando que Cristo nos mostró el rostro del Amor del Padre al entregarse completamente por nosotros.

Estamos llamados a luchar por la paz y la justicia en el mundo y por el cuidado de nuestro planeta. En la segunda lectura, Pablo habla a los Filipenses y también a nosotros, exhortándonos de esta manera: "Piensen en todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable y honorable".

En este domingo, examinemos nuestro corazón y seamos sinceros con nosotros mismos, preguntándonos: ¿cómo estoy utilizando mis dones y cualidades, con posesividad o al servicio de los demás?




Oct 08, 202303:17
Dios conoce los secretos del corazón

Dios conoce los secretos del corazón

DIOS CONOCE LOS SECRETOS DEL CORAZÓN

A partir de este capítulo, Jesús se va a enfrentar más directamente con las autoridades del pueblo de Israel. Jesús ya está en la capital, Jerusalén, y más exactamente en el templo, centro del poder religioso.

¿Qué está detrás de las respuestas de estos hijos?

El primero hijo. Se refiere a las llamadas “personas de bien”, maquilladas de religiosidad y de justicia (fariseos), que se escandalizan y se levantan rápido en nombre de la sana doctrina (escribas); asociadas con la gente acomodada (ancianos), pensando que con eso cumplían su ejercicio de la fe. Ellos controlaban la economía=vida del pueblo. A cualquier persona que saliera de sus conceptos la podían catalogar de hereje y peligrosa y, por lo tanto, podía ser expulsada o ejecutada.

El segundo hijo. Representa a los pecadores, a los analfabetos, al pueblo pobre que ignoraba las normas. Entre estas personas está el propio Mateo que escribe, cobrador de impuestos. Y junto a esta categoría están las prostitutas, formando el grupo más despreciado por la alta jerarquía política y religiosa, que se sentían dueños de la salvación, al decretarlos perdidos y condenados. Todo lo contrario a la enseñanza y acción de Jesús que por acoger (juntarse) a estos marginados, pecadores públicos, será sentenciado a muerte por hereje, por pensar diferente.

En el A.T. todo el pueblo de Israel era considerado hijo de Dios. Para los tiempos de Jesús, las autoridades habían determinado que los pobres, iletrados, cobradores de impuestos, prostitutas y otras categorías (ciertos enfermos), estaban excluidos y deberían ser considerados “malditos de Dios” y, por lo tanto, excluidos de la comunidad.
Después de contar la parábola, Jesús les pregunta a sus oyentes (sumos sacerdotes y ancianos): ¿Cuál de los dos hijos hizo la voluntad de su padre? Las autoridades responden que el segundo, aquel que, a pesar de su respuesta, se arrepiente y va. Ellos se dan cuenta que son como el primer hijo del relato. La última parte de la parábola dice: los marginados se les han adelantado en el Reino porque han creído en la Buena Nueva del Reino. Ellos en cambio, ni con Juan, ni de ninguna manera han querido entender ni se han convertido.

¿Por qué hay gente que se excluye del Reino de Dios? porque no se sensibilizaron con la predicación de Juan, ni por el llamado de Jesús, al contrario, los vieron peligrosos, porque no pensaban como ellos y quisieron borrarlos haciéndolos a un lado. El conocimiento y la práctica de Jesús es fundamental para definir de qué lado estamos, a cuál de los dos hijos representamos, qué rumbo queremos darle a nuestra vida y a nuestro mundo: depende de nuestra respuesta HOY.

CONCLUSIÓN: lo que importa no son las apariencias externas, las respuestas que suenan bonito, sino las que vienen del interior de la persona; el que honra a Dios no es el que sólo observa ritos externos, sino el que hace su voluntad con convicción. En el tiempo de Jesús, el legalismo manifestaba la integridad del individuo, creando una mentalidad centrada en las apariencias.
Jesús sabe que, para Dios que conoce lo secreto del corazón, el hijo/a verdadero es el que de hecho se compromete con la práctica de los valores del Reino. Para los próximos dos domingos, Mateo presenta las otras dos parábolas que completan este discurso.
Oct 01, 202304:52
El Dios de la generosidad

El Dios de la generosidad

Es la justicia humana que buscamos y tratamos de establecer en nuestra vida social como seres humanos. Pero el Dios de Jesús nos desconcierta: sus caminos no son nuestros caminos, sus pensamientos no son nuestros pensamientos. Sin embargo, la buena noticia del Evangelio es que hay un propietario de una finca que sale de su casa al amanecer en busca de trabajadores para su viña. Y volverá otras cuatro veces, incluso al final de la tarde, cuando se acerque el atardecer y quede solo una hora útil de trabajo.

Indudablemente, es un patrón que tiene un comportamiento bastante inusual: sale personalmente a buscar y contratar, no envía a un administrador; quiere ver a quiénes trabajarán en su viña y quiere negociar él mismo los contratos con sus trabajadores. Y luego algo aún más extraño: ¿qué sentido tiene para un empresario contratar jornaleros cuando falta solo una hora para el atardecer? El tiempo de llegar a la viña, recibir órdenes del mayordomo y será de inmediato de noche. ¿De qué utilidad serán, cuánto podrá ser el salario justo?

Entonces surge la sospecha de que ese buscador de trabajadores se preocupa más por los hombres y su dignidad que por su viña, más por las personas que por su beneficio, más por sus necesidades que por sus asuntos. Es un patrón que piensa primero en los trabajadores: sin trabajo, no se come, falta el ingreso para mantener a la familia; sin trabajo, el hombre se siente inútil y experimenta una sensación de frustración. Es un patrón cuyo deseo es que todos se sientan útiles, realizados y valorados.

Pero en el corazón de la parábola, está el salario. Primer gesto desconcertante: los últimos son pagados primero. El orden de llamada se invierte, y esto permite que los primeros observen cuál salario el patrón ha pagado a aquellos que trabajaron menos que ellos. Es la pedagogía de Dios. Segundo gesto ilógico: pagar una hora de trabajo como doce horas. No se trata de un salario, sino de un regalo. Aquellos que han soportado el calor y el esfuerzo esperan, con razón, un suplemento salarial. ¿Cómo culparlos? Y aquí nos sorprenden de nuevo: No, amigo, no te culpo. El patrón no les quita nada a los primeros, agrega a los demás; coloca a la persona y sus necesidades antes de las horas trabajadas. No es injusto, sino generoso.

Este es el Dios revelado por Jesús. Es el Dios de la bondad sin razón, que trasciende todas las reglas de la economía. Ningún empresario actuaría así. Pero Dios no es un empresario, y mucho menos un contador de méritos; él es el Dador que no sabe hacer cuentas, pero que sabe sorprendernos.

La justicia humana es dar a cada uno lo suyo, la de Dios es dar a cada uno lo mejor. El hombre razona por equivalencia, Dios por exceso (Carlo Maria Martini).

Entonces, ¿no hay ninguna ventaja en ser trabajador de la primera hora? ¿Solo más esfuerzo? Sí, hay una ventaja, humilde pero más valiosa que el oro, la de haber sudado para embellecer la viña de la historia y haber generado vida a su alrededor.

"¿Te molesta que yo sea bueno?" Es cierto, Señor, a mis ojos humanos no es justo, pero la bondad va más allá de la justicia. Y si al trabajador de la última hora lo siento como mi hermano o amigo, entonces estoy feliz con él por el salario que supera las expectativas. Entonces, no, Señor, no me molesta que seas bueno, porque también yo, con mis limitaciones, mis dificultades y mis pecados, soy el último trabajador, y sé que vendrás a buscarme de nuevo, incluso cuando sea muy tarde.

Sep 24, 202304:57
Ama y haz lo que quieras

Ama y haz lo que quieras

"Señor, ¿cuántas veces debo perdonar si mi hermano peca contra mí? ¿Hasta siete veces?"
Al hacer esta pregunta, ¿Pedro estaba tratando de poner a prueba a Jesús, a pesar de que ya podía imaginar la respuesta del Maestro? ¿O Pedro realmente creía que al hacerlo ya estaría siendo un buen discípulo? Después de todo, el número siete es perfecto en la Biblia, y él debía estar consciente de eso. De esta manera, podemos concluir que el perdón limitado ya era un signo de perfección en el discipulado de este pescador, invitado por el Maestro a ser pescador de personas.

La respuesta de Jesús, "perdonar setenta veces siete", tal vez sorprendió a Pedro. Y para enfatizar aún más su declaración, cuenta una parábola, la del rey que decide saldar cuentas con sus siervos. Aquí aparece uno que actúa según su propia justicia, inmediatamente después de experimentar la grandiosa misericordia del rey. Su forma de actuar causa dolor, tristeza e indignación a su alrededor.

Podemos pensar que al escuchar esta parábola, Pedro recordó el pasaje del Eclesiastés: "La envidia y la ira son cosas detestables; incluso el pecador busca dominarlas. O aún más: 'Perdona la injusticia cometida por tu prójimo, para que, cuando ores, tus pecados sean perdonados'. Si fue así, Pedro debió haber sentido vergüenza en su corazón al hacer la pregunta de las 'siete veces'.

Tal vez si hubiera rezado más veces el salmo propuesto para este domingo: "El Señor es bondadoso, compasivo y tierno" (Salmo 102). "Perdona todas nuestras culpas, no nos trata según nuestros pecados. Esto se debe a que Él está lleno de misericordia", Pedro habría evitado la vergüenza de las 'siete veces'.

Quien experimenta este amor no puede actuar fuera de este parámetro. Pero, ¿cómo podemos amar a Dios, a quien no vemos, si no amamos a nuestros prójimos, a quienes vemos? (1 Juan 4,20). El amor es concreto, exige entrega, comprensión, salir de uno mismo y mirar más allá de las apariencias. Creer que siempre es posible empezar de nuevo.

Pedro está siguiendo su camino de conversión. ¿Quién hubiera pensado que de él surgirían estas enseñanzas: "Sean compasivos, llenos de amor fraternal, misericordiosos y humildes de espíritu" (1 Pedro 3,8)? Aprendió bien del Maestro, porque experimentó cuán maravilloso es sentirse amado.

Nuestra primera vocación es amar. Así lo afirma el gran apóstol Pablo: "Sean humildes, amables, pacientes y sopórtense mutuamente con amor". E insiste: "Sean buenos y comprensivos unos con otros, perdonándose mutuamente, así como Dios los perdonó en Cristo".

El perdón mutuo revitaliza nuestra humanidad. No dejar que el sol se ponga sobre nuestra ira (Efesios 4,26) es una necesidad que se impone a cualquier persona que desee seguir los pasos de Jesucristo.

"Errar es humano, perdonar es necesario, y perseguir lo que realmente deseamos es una obligación. Vive, ama, piensa, equivócate, cae, levántate y, después de cometer un error, corre tras hacer lo correcto, haz todo lo que desees hacer. Di 'te amo' sin miedo a no escucharlo después, disfruta la vida. Nunca se sabe qué depara el mañana" (Bob Marley). Estas palabras del difunto cantante jamaicano nos ayudan a comprender que el amor y el perdón son parte de la misma condición humana. Errar es humano y perdonar también lo es, porque estamos revestidos de un gran amor divino.

Ama y haz lo que desees, dijo San Agustín. Así que que nuestra existencia en este mundo esté marcada por el amor, que es capaz de perdonar todo, empezar de nuevo y seguir adelante.

Sep 16, 202304:53
Comunidad un lugar para aprender el Evangelio

Comunidad un lugar para aprender el Evangelio

El tema central del Evangelio de este domingo es la construcción de la comunidad, como una comunidad de hermanos y hermanas en Cristo. El evangelista Mateo nos invita a entender un elemento central para su construcción: "la corrección fraterna", un tema siempre relevante y igualmente desafiante, porque está arraigado en el ámbito de la caridad y el amor por el hermano, que nos motiva a comprometernos plenamente en la construcción de la comunidad incluso con aquellos que se han alejado de ella. La corrección fraterna solo es posible en un entorno comunitario basado en el respeto, la confianza, el afecto sincero y, no menos importante, una profunda amistad, nutrida diariamente por la Palabra de Dios.

No basta con tener un conocimiento académico de la Palabra de Dios o de la teología para entablar un diálogo con aquellos que se han apartado de la comunidad, sino que es necesario haber experimentado y conocido el amor y la misericordia cotidianos que Dios tiene por mí/nosotros. La Palabra de Dios, de la cual estamos llamados a tener un conocimiento experiencial, nos impulsa a comprometernos con el hermano o hermana que queremos reintegrar en la comunidad.

Dios ha confiado al hombre el cuidado del hombre, que es su hermano, y puede hacernos la misma pregunta antigua: "¿Dónde está tu hermano...?" No podemos responder: "¿Acaso soy el guardián de mi hermano?" (Génesis 4,9).

El apóstol Pablo, en la segunda lectura, nos exhorta a no deber nada más que amor mutuo, porque "quien ama, ha cumplido la ley", y la plenitud de la ley es la caridad hacia el hermano. La única experiencia que nos da la certeza de amar verdaderamente a Dios, incluso si no lo vemos.

Y si nuestra experiencia diaria nos hace sentir la incapacidad de amar y perdonar, el evangelista Mateo nos recuerda que cada vez que formemos comunidades en nombre del Padre, Él nos concederá cualquier cosa que le pidamos. Esta es la senda que cada uno de nosotros debe seguir.

Así que consideremos el camino sinodal como una oportunidad propicia, no solo para amar al hermano o hermana, sino también para entrenarnos en escuchar el silencio de todos aquellos que, por diversas razones, están esperando ser alcanzados por manos, rostros y corazones, para experimentar el amor incondicional de Dios que, a través de nosotros, puede llegar a muchos. Así, la alegría del Evangelio, la de "ganar al hermano", realmente puede llenar el corazón y la vida de todos aquellos que se encuentren con Jesús.


"El camino hacia Dios" (Bruno Ferrero)
Muchos ermitaños vivían cerca de la fuente. Cada uno de ellos se había construido su propia cabaña y pasaba los días en profundo silencio, meditando y orando. Cada uno, sumido en sí mismo, invocaba la presencia de Dios.

Dios deseaba visitarlos, pero no lograba encontrar el camino. Todo lo que veía eran puntos distantes entre sí en la vastedad del desierto. Luego, un día, debido a una necesidad repentina, uno de los ermitaños visitó a otro. En el suelo quedó una pequeña huella de ese camino. Poco tiempo después, el otro ermitaño devolvió la visita y esa huella se hizo más profunda. Los demás ermitaños también comenzaron a intercambiar visitas.

Esto sucedió cada vez con más frecuencia. Hasta que un día, Dios, siempre invocado por los buenos ermitaños, miró desde lo alto y vio que había una red de senderos que conectaban las cabañas de los ermitaños entre sí. Muy feliz, Dios dijo: "¡Ahora sí! Ahora tengo el camino para ir a visitarlos".

Sep 10, 202305:00
¡Elijo la vida!

¡Elijo la vida!

En este pasaje de Mateo que la liturgia de hoy nos presenta, Jesús aborda un tema y utiliza palabras que, tanto en aquel entonces como hoy, nadie quisiera escuchar. Son palabras o un tema que preferiríamos no evocar: sufrir, ser asesinado, negarse a sí mismo, cargar la cruz, perder la propia vida. ¡Qué discurso tan pesado y perturbador! La reacción de Pedro es la prueba: 'Dios no lo permita, Señor; esto nunca te sucederá'. Aquí, Pedro es realmente nuestro representante, nuestro fiel portavoz; podríamos decir que nos ha leído los pensamientos. '¡Madre mía, qué discurso, Jesús!', habríamos exclamado.

En el mundo de hoy, si Jesús fuera el dueño de una empresa y anunciara una oferta de trabajo en estas condiciones, no sé cuántos candidatos tendría. Hoy al igual que entonces, las aspiraciones del hombre y la mujer no han cambiado: la felicidad, una vida tranquila y sin sufrimiento: esa sería la propuesta que habría cautivado a nuestro mundo. Pero Jesús tuvo el coraje de proponer un camino diferente a sus discípulos y a aquellos que desean seguirlo: hoy al igual que hace dos mil años, renueva para nosotros esta misma propuesta, esta invitación."
La palabra "evangelio", nos dicen los expertos en lenguaje y la Biblia, significa "buena noticia". Por lo tanto, esta propuesta de Jesús es una buena noticia. ¿Hablar de enfrentar el sufrimiento, la cruz, la negación de uno mismo... puede ser una buena noticia? Sí, incluso el pasaje del Evangelio de hoy es una buena noticia.
Si leemos y escuchamos atentamente estas palabras de Jesús, descubriremos que Él no propone el sufrimiento y mucho menos la cruz y la negación de uno mismo porque quiere destruirnos; más bien, propone la vida, la vida verdadera. Y nos invita a elegir la vida. Porque por mucho que el hombre, la mujer puedan poseer y tener, nada se compara con su vida. Pero para llegar a esta vida hay un camino que recorrer y en este camino, el sufrimiento y la cruz son inevitables. En este camino, Él lo ha recorrido primero. Por eso nos lo propone también a nosotros.
Vivir es una elección, y morir lo es igualmente. Jesús no nos ha ocultado nada, nos pide que elijamos la vida. ¿Por qué insistimos en querer morir? "Elige, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia" (Deuteronomio 30:19-20).
Elegir la vida es dejar el timón de nuestra vida en manos de Jesús. Este es el culto espiritual al que el apóstol Pablo nos invita a realizar en la segunda lectura de hoy. Elegir la vida nos transforma, renueva nuestra forma de pensar para poder discernir la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto (Romanos 12,1-2). Elegir la vida es aceptar convertirse en discípulo/a y seguir a Jesús.

Yo elijo la vida
Cada vez que acepto abrir mi corazón para recibir el amor gratuito de Dios, yo elijo la vida.
Cada vez que acepto confiar y encomendarme a Dios, yo elijo la vida.
Cada vez que extiendo mi mano al hermano, a la hermana en necesidad, yo elijo la vida.
Cada vez que me indigno y denuncio la injusticia hecha a mi prójimo o a mí mismo, yo elijo la vida.
Cada vez que anuncio y me comprometo con la justicia en mi pequeño mundo, yo elijo la vida.
Cada vez que acepto ir contracorriente para elegir valores humanos y cristianos, yo elijo la vida.
Cada vez que decido poner al hombre y a la mujer en el centro y por encima de cualquier interés personal, yo elijo la vida.
¡La vida, mi objetivo!

Parafraseando Hebreos 12:1-2: así que corro y seguiré corriendo con perseverancia la carrera que está ante mí, hacia mi objetivo, con la mirada fija en Jesús, autor, dador de vida y la Vida misma.
Señor Dios, dame la fuerza y el coraje para elegir la Vida y para seguir caminando incluso si debo atravesar el sufrimiento y la cruz. ¡Porque elegir la vida es elegirte a Ti!





Sep 02, 202305:01
 En el círculo del Amor

En el círculo del Amor

Cuando estaba en mi formación inicial, tuve la oportunidad de estudiar música sacra. La música, que siempre ha sido una parte esencial de mi vida, me abrió su universo resguardado de belleza inmensurable y me permitió entrar, como una niña entra en un museo: ¡llena de asombro! Una de las muchas cosas que nunca deja de maravillarme es la armonía musical. La escala musical diatónica, la más conocida, es un conjunto de cinco tonos y dos semitonos ordenados. Puede sonar como algo muy simple, pero la maravilla es que en realidad solo hay doce sonidos, de los cuales básicamente se usan siete. Siete sonidos diferentes que tienen una función específica dependiendo de cuán distantes estén de la Tónica, que es la primera nota que da nombre a la escala.

Creo que en el evangelio de este domingo hay una dinámica similar. Jesús y los discípulos ya han recorrido un camino juntos. Los discípulos han visto a su Maestro acoger, sanar, predicar, enseñar, dialogar, multiplicar el pan, caminar, buscar a los perdidos... Están en una posición muy interesante en la que, al seguir a Jesús, están más cerca de Él: ¡viven juntos con Él! Pero por otro lado, están en contacto con la gente y escuchan sus opiniones acerca del Maestro. Y Jesús lo sabe.

Como el Maestro del Corazón por excelencia, invita a sus seguidores a dar un paso más. La pregunta directa es fantástica: "¿Quién decís que soy yo?" No es una pregunta para medir cuánto sabes sobre Jesús: hijo de María y José, nacido en Belén, migrante en Egipto, criado en Galilea, alrededor de 30 años, ex carpintero, predicador itinerante... La pregunta busca ayudarte a comprender quién es Jesús para ti. Se trata de responder basándote en la experiencia vivida en la relación contigo como discípulo suyo. Esta pregunta lleva a una relectura del camino recorrido junto al Maestro y la respuesta es más para nosotros que para Jesús.

La respuesta a esta pregunta revela la cercanía de nuestra relación con Jesús. Cuanto más íntima sea nuestra relación, más se revela Él a nosotros: nos da a conocer, nos permite descubrir y saborear su ser. Precisamente desde la profundidad de esta revelación diaria en el encuentro, no solo conocemos su identidad, sino que también Él nos revela nuestra verdadera y genuina identidad. No se trata de lo que haremos, sino de lo que somos en su plan de salvación. Como decía Jorge L. Borges: "Cualquier destino, por largo y complicado que sea, en realidad está hecho de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es".

La cercana relación con Jesús le otorga a Pedro la gracia de conocer su propia identidad. Saberlo es solo el comienzo de un humilde camino en el cual Pedro se dejará moldear y guiar libremente por Jesús más allá de todas sus concepciones personales sobre el Cristo, hacia el Reino del amor atemporal. De hecho, apenas unos versículos después, Pedro será reprendido porque no puede aceptar la cruz como el camino del amor y la salvación. Y un poco más adelante, Jesús les permitirá ver, junto con Santiago y Juan, su gloria en la transfiguración.

Al principio mencionamos que la función de una nota depende de cuán lejos esté de la Tónica. Nuestra verdadera y genuina identidad depende de cuán cerca estemos de Jesús. Y así como a Pedro, nos guiará hacia el plan de salvación de su amor, descubriremos, como niños en un museo, nuestra "función" en su "escala". "Sal del círculo del tiempo y entra en el círculo del amor" (Rumi).

Aug 25, 202304:55
Hacia un "nosotros" cada vez más grande

Hacia un "nosotros" cada vez más grande

El evangelio de hoy nos invita a reflexionar sobre la tentación de ignorar los diferentes, aquellos que no son de nuestro grupo, creencia, cultura o manera de pensar. Para eso vamos a tomar en cuenta dos elementos importantes en nuestra reflexión: el espacio y la diversidad.
El primero es el espacio, Jesús sale de las fronteras de Palestina para llegar a la tierra de los no judíos (lugar de los paganos, los extranjeros). Es en este contexto que Jesús cura la hija de una mujer extranjera. Recordemos que desde el inicio del capítulo 15, Mateo presenta una discusión entre lo puro y lo impuro (vv.10-20). Pero, con Jesús, es diferente, impuro y lo que contamina al hombre es lo que sale de él. Cuanta diferencia entre esta mujer, Jesús y sus discípulos.

En segundo lugar, la diversidad que se manifiesta en la actitud de los discípulos que, sin entender la necesidad del encuentro, piden a Jesús que despida a la mujer que grita, porque los incomoda. Pero, Jesús se niega a despedirla, la escucha y dialoga con ella.
“Señor, hijo de David, ten piedad de mí.” La mujer, a pesar de ser extranjera, reconoce que Jesús puede atender a su necesidad, por eso pide con insistencia, sale de sí, supera todas las barreras tradicionales y los prejuicios que le separa. Porque lo que le interesa es la curación de su hija.

Para el pueblo de Israel era necesario custodiar esta gran frontera. Es decir, la que separaba israelitas de paganos (considerados extranjeros = impuros = perros).
Así como los discípulos, algunos cristianos judíos, creían que Jesús había sido enviado solo a las ovejas de Israel (10,6); sin embargo, Jesús deja claro que los extranjeros (los no judíos), los totalmente diferentes, podían también tener fe en el Señor, así como esta mujer.
Este texto siempre nos deja perplejos delante de algunas palabras de Jesús. Podemos decir que el grito de esta mujer, lleno de angustia y de esperanza, hace Jesús tomar “conciencia de la universalidad de su misión”.
“Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla tu deseo.” Esta es la repuesta de Jesús a la cananea y a todos aquellos que sienten necesidad de este encuentro con Él y lo buscan con fe y confianza.
Mateo reconoce que nos es fácil cambiar mentalidad y presenta Jesús como maestro, que supera desde la raíz sus prejuicios, y reconoce que los diferentes, los extranjeros, tienen una fe grande, que es capaz de generar vida.
Estos fueron los retos de los primeros cristianos, abrirse a la gente diferente, es decir, a los no judíos. Hasta hoy, superar esta tentación no es fácil. Para algunos, parece más práctico evitar el contacto con los extranjeros (diferentes) que enfrentar el reto de acercarse a ellos y escucharlos, acogerlos.
Para muchas personas, inclusive en nuestras comunidades cristianas, las diferencias son un peligro que hay que temer y una desgracia que se debe evitar. Así que, las fronteras, en lugar de ser trincheras, tendrían que ser lugares de encuentro. Las diferencias tendrían que ser una oportunidad para reconocer que necesitamos unos de otros y que todos merecemos respeto.
Pidamos al Señor que cure nuestras heridas, aquellas que nos hacen creer que somos mejores, sin darnos cuenta que con estas actitudes cooperamos para sostener las barreras y prejuicios que dividen puros e impuros, buenos y malos.
Que seamos capaces de construir caminos de encuentro para generar cercanía con los diferentes y aprender a escuchar la voz de tantas personas que sufren.
Señor, ayúdanos a promover el diálogo interreligioso y el ecumenismo que tanto soñamos.

Aug 18, 202304:48
Dios es nuestro refugio y fortaleza

Dios es nuestro refugio y fortaleza

Después de la muerte de Juan el Bautista, Jesús comienza oficialmente su ministerio público. Pero antes, se retira al desierto, apartado; y muchas multitudes hambrientas y sedientas lo siguen (cf. Mateo 14,13ss). Tienen hambre y sed de su enseñanza, pero Jesús entiende de inmediato que solo el pan espiritual no es suficiente.
Es necesario también alimentar sus cuerpos debilitados por el largo viaje y el ayuno involuntario, para que no desfallezcan durante el camino. Son más de 5,000 hombres que han comido el pan bendito, venido del cielo, testigos presenciales del amor y la compasión de Jesús.

Mi atención se detiene ahora en este gesto inesperado de Jesús que, después de alimentar a estas multitudes, obliga a los discípulos a irse, a precederlo en la otra orilla mientras despide a las multitudes. Me pregunto aquí por qué Jesús tiene tanta prisa por enviar a los discípulos, ¿no habría necesitado de ellos para garantizar el orden en el traslado de toda esta gente?

Al respecto, algunos biblistas afirman que probablemente Jesús quiere resaltar la urgencia de la misión. Quiere apartar a los discípulos de la tentación de especular sobre el milagro que acababa de realizar ante sus ojos. Y además, no solo son ellos quienes lo necesitan; hay muchas más personas que también esperan ver y escuchar esta Buena Nueva de salvación, que es Jesús mismo. San Pablo dirá que "el amor de Cristo nos impulsa" (2 Corintios 5,14). Nada puede frenar nuestra carrera hacia aquellos que aún no conocen a Cristo.

Tan pronto como las multitudes fueron despedidas, "Jesús subió al monte, apartado, a orar". Pasa la noche en oración mientras los discípulos, ya lejos en el mar abierto, luchan contra el viento en contra. La oración es el alma de la misión, de todo lo que hacemos en nombre de Dios. Los discípulos avanzan a pesar de la oscuridad, confiando en su experiencia como pescadores, pero no saben que Jesús los sostiene con su oración en esta difícil travesía. Sin embargo, tocan el fondo del miedo cuando Jesús se les aparece caminando sobre las aguas. ¡Es inaudito, nunca visto antes! ¡No puede ser más que un fantasma!

A veces tenemos miedo de lo desconocido, incluso la noche nos da miedo porque no tenemos una visión clara de la realidad. Perdemos el sentido de control, de manera que incluso las cosas más familiares nos parecen monstruos. Entonces necesitamos luz para devolvernos la verdadera cara de la realidad. Jesús es esa luz que rompe nuestras tinieblas y las transforma en pleno día: "¡Ánimo, soy yo, no tengan miedo!" Sin embargo, es una palabra difícil de creer.

Pedro exige un signo de Jesús: "Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre las aguas". Pedro va, intenta hacer lo más valiente de todos, pero el miedo lo paraliza, deja de mirar a Jesús, de confiar en él y comienza a hundirse. Pero Jesús le extiende la mano y lo salva. Jesús nos enseña a luchar en la prueba de manera responsable, contando con su ayuda, con su gracia. Somos seres frágiles y limitados, pero fuertes y capaces de todo cuando estamos en perfecta comunión con Jesús; cuando obedecemos su palabra con la confianza de un niño.

"Tan pronto como subieron a la barca, el viento se calmó": Jesús trae paz y tranquilidad a la vida de estos discípulos que ya estaban desesperados. Nada es imposible para Dios, solo debemos creer. Viendo todo esto, los discípulos pasan del miedo a un fantasma a la confesión de fe en Jesús: "¡Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios!". Solo el Espíritu Santo puede operar en nosotros esta profunda transformación capaz de purificar incluso nuestra mirada y disponer nuestro corazón a conocer la realidad de Dios.

Aug 03, 202304:39
Transfigurarse en Cristo

Transfigurarse en Cristo

La transfiguración es contemplar a Jesús desde dentro, para conocer su corazón, sus deseos más íntimos, las dinámicas de su vida y el desvelamiento de su interioridad. Al mismo tiempo, ante Jesús transfigurado, tenemos la oportunidad privilegiada de mirar dentro de nosotros mismos y descubrir nuestra verdadera identidad.

La montaña es un lugar de intimidad con Dios, de escucha y discernimiento; un lugar donde muchos profetas y discípulos han recibido una misión y han sido bendecidos. Jesús sabía reservarse momentos en la montaña, momentos de comunión y escucha del Padre; allí buscaba sentido y fuerza para su misión.

En el Monte Tabor, deja transparentar su corazón; ante la mirada asombrada de los discípulos revela lo que una visión superficial no capta: es pura compasión, bondad, acogida y amor. Jesús, profundamente recogido, recibe la presencia del Padre y su rostro cambia. Solo en la oración y el silencio es posible vislumbrar, en la fe, algo de su identidad más profunda.

El texto nos presenta un solemne mandato: "Este es mi Hijo, el elegido. Escúchenlo". Escuchar debe ser la primera actitud de los discípulos. Debemos interiorizar nuestra religión si queremos fortalecer nuestra fe. No basta con escuchar el Evangelio de manera distraída y rutinaria, sin ningún deseo de acoger la palabra. Tampoco es suficiente escuchar de manera inteligente y teórica, preocupados solo por entender. Debemos escuchar a Jesús vivo en lo más profundo de nuestro ser; debemos dejar que la Palabra descienda de nuestra mente al corazón, para que nuestra fe sea contagiosa, alegre y llena de fuerza.

Nuestra vocación es transfigurarnos, saber ver más allá de las apariencias e imágenes, para captar la originalidad y riqueza de nuestro ser. Dejar traslucir la verdadera identidad significa dejar emerger lo más noble en nosotros; es reconocer que somos plenitud que rebosa, fuente inagotable de sueños, creatividad, inspiraciones, audacias y novedades; es comprender que somos "hijos amados", engendrados por la misma Fuente y transparencia de ella.

Una vez que estamos transfigurados en Cristo, estamos llamados a ser una presencia que transfigura la realidad en la que vivimos. No estamos llamados a quedarnos en la montaña, aislados y acomodados, sino a bajar a la vida cotidiana, con todos sus conflictos, y vivir lo que hemos visto y escuchado, con una actitud de bondad, compasión y servicio. Es necesario transfigurar nuestras relaciones humanas, rompiendo el círculo de la intolerancia, el juicio rápido y la indiferencia, porque una vida, una cultura, una sociedad que no se transfigura, que no trasciende la existencia y sus contenidos, se deshumaniza.

La Transfiguración despierta en nosotros una nueva mirada para percibir con mayor claridad los hechos y lugares por los que transitamos, una nueva disposición para dar sentido y valor a las relaciones cotidianas y comunitarias, una presencia solidaria para ponernos en el lugar de los demás, una nueva sensibilidad para ver la Presencia de Aquel que se "deja transparentar" en todos los "Tabores" de la vida.

Vivir la Transfiguración significa involucrarse en el proceso de continua transformación de la vida, esperando la transfiguración definitiva.
Aug 03, 202304:08
 ¿Habéis comprendido todas estas cosas?

¿Habéis comprendido todas estas cosas?

Al final de este largo capítulo 13 del Evangelio de Mateo, Jesús plantea a sus discípulos y a nosotros, los "discípulos de hoy", esta pregunta que nos desafía a tomar posición. En Brasil decimos:" Donde pones los pies, la cabeza piensa y el corazón ama", lo que significa que no es suficiente ser "un escriba", alguien que conoce a Jesús y la ley, para comprender la lógica y la realidad del reino de Dios, sino que debemos convertirnos en "discípulos", tomar posición y seguir a Jesús.


El Evangelio de hoy presenta las últimas tres parábolas: la del tesoro, la perla y la red, para finalmente llegar a las palabras con las que Jesús describe al discípulo del Reino (Mt. 13,52), una especie de conclusión para decir lo que le sucede a aquel que ha acogido y "comprendido" las parábolas.

Las parábolas nos hablan de las características del reino: es comparado con una gran fortuna, pero está escondido. El tesoro está enterrado bajo tierra, la piedra preciosa está oculta, entre otras que valen menos. Para encontrarlo, es necesario buscar, saber mirar más allá de las apariencias, más allá de la superficie de las cosas. El tesoro está cercano, pero hay que saber descubrirlo.

El encuentro con el Señor resucitado es lo más valioso que puede suceder y puede cambiar radicalmente la vida de una persona, no es algo adicional, sino una actitud diferente de vivir, un tesoro que vale más que todo lo demás.

Solo si se tiene esta conciencia, entonces se podrá tomar posesión del tesoro vendiendo "todo": todo lo que se tiene, todo lo que se es. El tesoro vale más que la vida. Como dice el salmista: "Tu gracia vale más que la vida".

Me encuentro acompañando a jóvenes en su camino vocacional para comprender su sincera búsqueda: son inteligentes, dispuestos a escuchar, algunas de las chicas ya tienen algunas habilidades, buena salud, belleza y condiciones prometedoras, lo cual me parece motivo de admiración. Pero... hay un "pero", falta la convicción profunda de que la vida es una vocación.

La vida no consiste en esperar algo grande, ni en perseguir sueños e ilusiones, sino en responder a un AMOR que NOS LLAMA a AMAR.

La realidad en Brasil, como en el resto del mundo, para los jóvenes está llena de inseguridades e incertidumbres. Sin embargo, estas inseguridades e incertidumbres se pueden superar aprendiendo a confiar en la vida, creyendo que Dios está presente, camina con nosotros y nos acompaña. Es necesario buscar, escarbar, encontrar "el tesoro", dejarnos fascinar hasta el punto de estar dispuestos a venderlo todo y dar "el salto".

Por eso, la última parábola es la de la red, que nos invita a discernir la calidad de los peces. Las parábolas nos llevan a aprender los secretos del Reino, a reconocerlos en la vida, a distinguir lo que realmente tiene valor de lo que tiene menos valor, a no dejarnos engañar por las apariencias, a no quedarnos en la superficie, sino a adentrarnos en el profundo misterio que es la vida.

El escriba Mateo, que se convirtió en discípulo, a través de lo que ha comprendido sobre la preciosidad del Reino y con su evangelio, nos cuestiona, incluso hoy en día: ¿somos capaces de encontrar siempre cosas nuevas y antiguas en el camino del Reino? La pregunta sigue siendo un desafío: estamos llamados a descubrir lo nuevo que la Palabra del Señor puede traer a nuestra vida cotidiana.

El Reino está presente en nuestra vida, debe ser reconocido y acogido; se convierte en un tesoro cuando lo entregas con tu propia vida.
Jul 30, 202305:15
En crecimiento

En crecimiento

En el pasaje del Evangelio de Mateo 13, 24-43, Jesús nos presenta el Reino de los Cielos mediante tres parábolas. Luego, "entrando en casa", Jesús mismo explica a los discípulos, a su solicitud, el profundo significado de su Palabra.

El que cultiva la tierra sabe que la cizaña y el buen trigo parecen muy similares mientras están germinando: el buen trigo sembrado aparece primero como un campo de hierba verde simple, como muchas otras hierbas. La distinción clara entre las dos plantas ocurre hacia la madurez: el buen trigo se convierte en una espiga que se dobla sobre sí misma y dobla su cabeza bajo el peso de su fruto: los granos llenos. La cizaña, en cambio, no produce espigas y su tallo permanece recto, sin ningún fruto. Sus raíces, en la oscuridad de la tierra subyacente, se entrelazan indisolublemente pero sin fusionarse nunca. De aquí el peligro de querer arrancar la cizaña antes del tiempo final del fruto: inevitablemente arrancaríamos también el buen trigo.

Pero Jesús va más allá del "desarrollo botánico" de una hierba buena o mala: de hecho, nos dice que "la buena semilla son los hijos del Reino. La cizaña son los hijos del maligno y el enemigo que la sembró es el diablo". Entonces, así como el buen trigo tiene su dueño que lo ha sembrado

Se trata de una espera llena de vida, de un crecimiento lento, continuo, silencioso, imperceptible; es el fruto de una relación íntima, de una unión vital, de una absorción del nutrimento de la tierra desnuda, un misterio de vida que solo el Dios de la Vida - Aquel que es - puede iniciar y llevar a término.

Una pequeña semilla de mostaza, al perderse en la tierra, puede convertirse en la planta más grande del huerto, de modo que las aves encuentran un refugio seguro para hacer sus nidos... es una semilla plantada en tierra fértil que, custodiada con amor por el Padre, se convierte en hijo del Reino, abierto y acogedor hacia todos.

También la levadura que una mujer toma y mezcla con tres medidas de harina, ya no es rastreable, excepto por las buenas consecuencias que opera en la masa, haciéndola toda suave y levantada para hacer buen pan... Es el Espíritu de un Dios con corazón de Mujer-Madre, vertido en la harina de nuestro mundo: "Espíritu que viene en ayuda de nuestra debilidad... intercede por nosotros con gemidos inefables... según los deseos de Dios" (segunda lectura Rm 8). No sabes de dónde viene ni hacia dónde va, es imperceptible, pero sientes sensiblemente su presencia, porque fermenta y hace crecer la vida, hace crecer la masa humana hasta convertirla en una familia de "hijos", cada uno como un títere de madera que, gracias al gran amor recibido del Padre, se convierte poco a poco en un niño de carne y hueso, con un corazón que finalmente puede responder con amor a aquel que es su Padre (cf. lectura teológica del cuento de Collodi por G. Biffi y Nembrini).


Jul 23, 202305:36
Los niños son orejas

Los niños son orejas

Durante estos días de campamento de verano aquí en Keba (República Democrática del Congo), los animadores llaman la atención de los numerosos niños con lemas, uno de los cuales es "¿watoto ni nini?" (¿Qué son los niños?). La respuesta en coro y a todo pulmón es "ni masikio" (son orejas), destacando lo importante que es para un niño aprender a escuchar. Pero la escucha no es solo cosa de los pequeños, de hecho, como nos recuerda el gran mandamiento "Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor es uno ", la escucha es la base de la fe, de la relación con Dios y con el prójimo. Incluso el camino sinodal nos renueva esta invitación a convertirnos en oyentes.

El Evangelio de este domingo nos interpela precisamente acerca de nuestra capacidad de escuchar. Después de hablar a la multitud a través de varias parábolas, Jesús cuenta la parábola del sembrador y luego explica a sus discípulos por qué habla en parábolas, quizás respondiendo a la objeción de alguien que hubiera deseado un lenguaje más directo y de interpretación unívoca. En cambio, a Jesús le gusta precisamente esta forma de enseñanza, que llega al interior del oyente y al mismo tiempo lo deja libre de aceptarla o no.
Jesús mismo, la Palabra sembrada por el Padre en esta tierra, es una parábola viviente, generosamente ofrecida a todos pero que requiere una escucha total, con oídos, ojos y corazón para ser acogida y dar fruto en la vida de cada uno. Y este fruto es de alegría: "¡Dichosos ustedes, porque ven y escuchan!"

El Señor cita al profeta Isaías para advertirnos sobre la posibilidad de una escucha vacía que no logra hacer llegar la palabra a su destino: "Oirán y no entenderán, verán y no percibirán. Porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible, se han endurecido sus oídos y han cerrado sus ojos. Que no vean con los ojos, ni oigan con los oídos, ni comprendan con el corazón, para que no se conviertan y yo los sane".

Escucha de oídos, de ojos y de corazón: ahí está la buena tierra que permite que la semilla dé o no un fruto extraordinario, porque la fuerza excepcional que hay en la semilla solo puede liberarse en una gran sinergia con el tipo de terreno que la recibe.
Ante la realidad de nuestra dureza e insensibilidad, Jesús muestra una actitud de firme y obstinada esperanza, por eso no escatima la semilla de su palabra y la arroja incluso donde parece ser un desperdicio, con una generosidad que no desaprovecha ninguna oportunidad.
De la misma manera, se entregará "hasta el final", con una total implicación, permaneciendo para siempre como esa semilla de amor arrojada por el Padre para sacudirnos de nuestra letargia y sanar nuestro corazón.

Jul 15, 202303:49
Dios está adentro

Dios está adentro

Dios está dentro

En el Evangelio de hoy vemos, como en filigrana, el Rostro de Dios narrado en toda su pureza.

Escuchamos y contemplamos a Jesús y vemos a un Dios que observa, más bien podríamos decir, que se encanta ante los pequeños de la tierra, aquellos que no cuentan.
Dios no está fuera, sino dentro. Vive las penas y las tragedias de su pueblo. Es a este destino al que Él nos convoca a todos y por eso nos da su Espíritu, como recuerda la segunda lectura:
"El Espíritu de Dios habita en ustedes" (Rm 8, 9.11-13).

Dios permanece en medio de nosotros. No pertenece a la categoría de aquellos que van a los lugares de las tragedias humanas. Pasan y se van. No, Dios está adentro, en medio de nosotros. Para Él, los "pequeños" son importantes y bendice al Padre por gente como esta. Los mira a la cara, los ve cansados y oprimidos por tantas situaciones y quizás también por las pesadas cargas que otros han puesto sobre sus hombros. Cargas que, como leemos en Mateo algunos capítulos después, otros "no quieren mover ni con un dedo" (Mt 23,4).

En esta bendición del Padre por los pequeños, parece resonar el eco que Moisés escuchó en el desierto de parte de Dios:

"He visto la opresión de los pequeños. He escuchado su clamor.
He descendido para liberarlos, para hacerlos subir" (Éxodo 3, 7-10).
El yugo del Hijo, de hecho, es diferente a las cargas impuestas por la ley. El pacto con él no es un pacto de esclavos, sino de amor. Es el amor el que hace que las cargas sean ligeras y elimina el exceso de cargas, prescripciones y preceptos.

El yugo de Jesús es ligero porque su corazón es humilde y hace que el Hijo sea manso. La mansedumbre no aplasta ni se impone, no grita ni obliga, sino que contagia y desarma.
En este tiempo, mientras algunos se preparan para las vacaciones o ya las han comenzado, la Palabra nos pide volver a la escuela de Jesús, seguir al Maestro para dejarnos enseñar por él.

Entonces, cada encuentro será verdaderamente un refrigerio y moveremos nuestras manos al ritmo del corazón de Dios. Entonces, el Espíritu morará en nosotros, seremos su seno y nos convertiremos en lo que Etty Hillesum soñaba:
"Frente al dolor, se desearía ser un bálsamo para muchas heridas".

Quédate en medio de nosotros,
Señor Jesús,
Contigo,
hijos.
Bendigamos al Padre
en un canto de alabanza.
Jul 07, 202303:37
Quien los recibe a ustedes

Quien los recibe a ustedes

En esta última parte del capítulo 10, Jesús declara cuáles son las implicaciones del envío misionero. Es como si las demandas se volvieran cada vez más radicales, casi inalcanzables. Declararse por Jesús ante los hombres también significa sufrir persecución e incluso ser acosado por los propios familiares. La comunidad a la cual Mateo escribe ha experimentado la división que el seguimiento de Jesús ha causado entre padres e hijos, nueras y suegras. Incluso el vínculo más sagrado, como el de la paternidad o la filiación, parece romperse cuando se trata de aceptar que un ser querido ame a Cristo. Incluso se puede llegar al asesinato para detenerlo. Y si el amor fraternal o conyugal puede ser víctima de tanta violencia, ¿qué ocurrirá con los enemigos o adversarios? Nos encontramos ante un misterio que nos supera: ¿por qué el bien desencadena guerra y no paz? ¿Y acaso no es este el mismo drama que vivió Jesús? Fueron los suyos quienes lo crucificaron, no los enemigos.

Si Jesús pide un amor por Él más grande que el que sentimos por nuestro padre, esposa o hijos, es porque Él lo ha dado todo por nuestro amor y, aunque es Dios, renunció a sus prerrogativas divinas y asumió la condición de siervo. Tomar cada uno su propia cruz no significa tanto soportar las pruebas que la vida nos reserva, sino aceptar la íntima comunión y solidaridad que Jesús quiso establecer con nosotros. Es una relación entre iguales, como en una pareja o entre amigos; es asumir el destino del amado, porque el amado asumió el nuestro al morir crucificado.

Jesús no quiere competir con los amores humanos, amores que ha bendecido y declarado indisolubles en varias ocasiones. Además, incluso para formar una familia, el hombre y la mujer deben dejar a su padre y a su madre. El mundo no se limita al círculo estrecho de los afectos familiares, por buenos que sean. Es necesario ampliar este círculo de parentesco para acoger a aquellos que están sin familia, abandonados por todos. No habría solidaridad ni justicia si nos quedáramos encerrados en nuestras casas.

Jul 02, 202306:16
Llamados por nombre

Llamados por nombre

Llamados por nombre

 

En el Evangelio de hoy encontramos muchos consejos para nuestra vida cotidiana y para experimentar este encuentro personal con Dios.

El Evangelio comienza mostrando el sentimiento de Jesús: "Al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas". Este sentimiento habla del corazón mismo de Dios, solo Él puede comprender el sufrimiento de la humanidad y solo Él es quien da esperanza al mundo.

 

El segundo es una invitación a orar al dueño de la cosecha: solo a través de la oración se forman los apóstoles, los seguidores de Jesús. Es un don que debemos pedir con insistencia.

 

Después de la oración llega este llamado, es Jesús quien llama a los discípulos, los llama por su nombre, es decir, con la personalidad de cada uno, con sus limitaciones y sus cualidades, pero Jesús los llama y ellos responden porque han tenido una experiencia, un encuentro personal con el Maestro.

 

Jesús les da el don de expulsar a los espíritus impuros y sanar toda enfermedad. Este poder que Jesús les da es para que continúen la misión de Jesús. Junto con la predicación del Reino de Dios, hay signos que permiten que cada hombre y cada mujer que escuche y encuentre a Jesús pueda cambiar de vida, dejar al hombre viejo y recibir al hombre nuevo, sanar su dignidad herida como hijos de Dios.

 

Finalmente, Jesús les dice: "Lo que ustedes recibieron gratis, denlo gratuitamente", recordándoles que es necesario haber experimentado esta infinita misericordia de Dios para cada uno de ellos, porque solo así podemos ser agradecidos. Solo una vez que experimentamos este amor de Dios podemos compartirlo con los demás.

 

Lo último que me gustaría destacar es que cuando Jesús llama por nombre, mira el rostro de sus discípulos. Don Tonino Bello dice que la búsqueda del Rostro, la atención al rostro, expresa el sentido de la gratuidad en la acogida de la persona, antes que sus cualidades, capacidades u orígenes: "El reconocimiento de las personas es muy importante. Es fundamental porque hoy las personas ya no son reconocidas. El otro es un rostro por descubrir, un rostro para contemplar, un rostro para acariciar. Un rostro dirigido: mirarse a los ojos. Rostro a rostro".

 

Reflexionemos:

 

¿Miramos el rostro de las personas que encontramos?

¿Cómo nos enfrentamos al sufrimiento de los demás?

¿Cómo es nuestra oración, es un encuentro personal con Dios?

¿Cuál es mi actitud ante todo lo que Dios me ha dado?

Jun 18, 202303:34
Ven y sigueme!

Ven y sigueme!

Al seguir a Jesús, Mateo va a dar un giro a su vida y va a romper con su vida “pecadora” anterior. Él siente la aceptación de Jesús y, por tanto, se siente perdonado de la vida que llevaba. A Jesús también lo llamaron de comelón y bebedor, amigo de pecadores… Pues ese mismo Jesús va a transformar la vida de los pecadores en discípulos. Mateo, que reconoce a Jesús como enviado de Dios capaz de perdonar la vida llena de fallas, ahora siguiéndolo, siente que algo nuevo y valioso llegó para él. Los fariseos, por el contrario, considerándose justos, se cierran en sí mismos refugiándose en un culto vacío, que no admite relación alguna con los impuros. Los fariseos llaman a Jesús de maestro con cierta ironía, como desconfiando de su conocimiento de la Escritura. A lo que Jesús los remite a la frase de Oseas de la 1ª lectura: porque yo quiero amor y no sacrificios (ritos), conocimiento de Dios, más que holocaustos (ofrendas). Los pecadores como Mateo sintieron la enorme necesidad de la misericordia de Dios y por eso recurrieron al médico, que lo va sanando… y no a los incrédulos fariseos. Jesús hizo de la comida compartida con todos, uno de los símbolos más expresivos de la novedad del reino de Dios que ha venido a eliminar las barreras discriminatorias. De ahí el escándalo de Jesús de dejarse invitar por recaudadores de impuestos y pecadores, personajes mal vistos por las élites sociorreligiosas. Ante Dios todos somos iguales: pecadores necesitados de su misericordia y del alimento que da vida. Sentarse juntos a la mesa es una imagen muy familiar. Se ha llegado a afirmar que algo esencial del cristianismo es la capacidad de comer y compartir juntos en la misma mesa.


Jun 11, 202303:03
El poder del Amor

El poder del Amor

Dios amó tanto. El ágape, a diferencia del amor apasionado y egocéntrico, es un amor de predilección que busca el bien del otro, y su fuente está en Dios que ama primero (1 Juan 4,19). Este ágape es Dios, está en el Padre, es la propia naturaleza de Dios (1 Juan 4,7.16). El ágape también está en el Hijo (Romanos 8,35-39) que ama al Padre como es amado por él (Efesios 1,6), y así como él, el Hijo también ama a los hombres (Juan 13,1; 14,21). El ágape también es don del Espíritu Santo (Romanos 15,30) derramado en el corazón de los creyentes.

 

Desde aquí sabemos por qué Dios ama al mundo de manera tan total y gratuita. El "mundo" en Juan se refiere a los hombres en su conjunto, así como a los hombres en cuanto se oponen a la luz divina. En ese diálogo nocturno, Jesús comunica lo esencial de la fe y dice que: Dios amó tanto al mundo... Creemos que esto es una realidad, una certeza, porque el Señor mismo nos lo asegura en Isaías y en muchas otras partes de las Sagradas Escrituras: "Eres mío... eres valioso a mis ojos, porque eres digno de estima y te amo" (Isaías 43,4).

 

Para entregar a su Hijo. Este mundo es amado por Dios al punto de enviar a su Hijo: Dios Padre entrega lo más precioso que tiene para que podamos experimentar cuánto nos ama. Este amor de Dios entra en la historia y se convierte en la historia de este mundo; Dios penetra en lo más profundo de la naturaleza humana, Él mismo se hace hombre (Juan 1,14). Este es el plan que se realiza a través del envío del Hijo al mundo y al cual es necesario responder en la fe por parte del hombre para experimentar la vida de Dios.

 

Porque todo el que cree en él... Al igual que a Nicodemo, hoy también se nos invita a emprender este camino de conversión con la gracia del Espíritu Santo que nos da la fe. Es precisamente a través de la fe que el hombre puede aceptar o rechazar este amor de Dios; aceptar o no a la persona de Jesús, optar por la vida o la muerte, elegir la luz o las tinieblas. La luz de Jesús es tan penetrante que derriba toda seguridad humana y todo orgullo, incluso el más oculto. Y aquellos que se dejan iluminar por esta luz, aceptan a Jesús como persona y dan cabida a un amor que los trasciende, encuentran y "poseen la vida", un "tesoro precioso" que nadie puede darse por sí mismo.

 

Para que el mundo se salve... La misión de Jesús es llevar a los hombres la "vida eterna", es decir, no la "muerte-perdición" sino la salvación a través de la vida, muerte y resurrección de Jesús. Él vino entre nosotros con una única fuerza, la del Amor-Crucificado que es la esencia del amor divino. La muerte en la cruz de Cristo, según Juan, revela al mismo tiempo quién es Dios para nosotros y quiénes somos nosotros para Él. Es Cristo, el rostro de Dios Padre, quien seduce, fascina y convence al mundo y a los pecadores. Es el "poder del amor" capaz de abrir nuevas ventanas de diálogo con el mundo y la sociedad. Es necesario convencernos de que el amor es la única verdad de Dios y del hombre de la cual el mundo tanto necesita, porque este Amor no condena sino que perdona, no rechaza sino que abraza y acoge, no cierra sino que abre y libera, nunca se cansa sino que permite esperar contra viento y marea, siempre a favor del pecador.

 

Jun 04, 202305:34