Uno con Ellos
By Puertas Abiertas España
Uno con EllosNov 08, 2021
Fe resiliente
Cuando Samil, un valiente joven de Asia Central, conoció a Jesús comenzó a compartir su fe abiertamente. Sin embargo, la hostilidad comenzó cuando el mulá comenzó a cuestionar su fe en el funeral de su abuela. Determinado a responder a las preguntas de los musulmanes, Samil comenzó a formarse para poder tener respuestas, lo que desencadenó una implacable presión que incluso llevó a su padre a romper su relación con él. Sin embargo, Samil encontró consuelo en su relación con Dios.
Las preguntas de un niño
Zahid apenas tiene siete años, pero ya sabe lo que significa ser cristiano en un mundo musulmán. Su madre, cristiana, se vio obligada a criarlo sola cuando su padre, musulmán, decidió divorciarse de ella por causa de su fe.
Además, su padre intenta que Zahid también sea musulmán, lo cual es especialmente evidente en fechas como el Ramadán, donde el chico vive un enfrentamiento real entre dos cosmovisiones.
En el nombre de Jesús
Hadija era una musulmana de Turkmenistán cuyo marido, un musulmán devoto, la obligaba a rezar y ayunar durante el Ramadán; pensaba que, de esa forma, se ganaría el favor de Alá al ser un buen marido.
Sin embargo, en una ocasión, una amiga de Hadija fue a visitarla y compartió con ella el Evangelio. Cuando Hadija descubrió que podía orar en cualquier momento y que, por la obra de Jesús, Dios la escucharía, su vida cambió para siempre.
De perseguidor a perseguido
Roman* era un musulmán devoto de Kazajistán cuya obsesión era intimidar a los cristianos, especialmente a los de trasfondo musulmán. Los consideraba «traidores a la verdadera fe». Un año, durante el Ramadán, Roman decidió dar un paso más para expresar su devoción.
Visitó una iglesia bautista local con el único propósito de enfrentarse a los traidores. Sin embargo, cuando comenzó la reunión y el pastor empezó a hablar, Roman no pudo moverse. Ni siquiera podía levantarse; las palabras que oyó habían tocado lo más profundo de su corazón.
Llena de fe y valor
Cuando Rania conoció a Jesús, encontró lo que había estado buscando durante toda su vida. Sin embargo, hubo un nuevo desafío que enfrentar: sus propios familiares y vecinos se encargaron de hacerla sentir que su nueva fe no era bien recibida.
La gran transición
Cuando Aizah habla de las mujeres cristianas del norte de África no puede evitar llorar. Tiene que detenerse para hablar de aquellas que viven «la gran transición» del islam al cristianismo: el sufrimiento, el rechazo, la injusticia, etc. Ella misma ha experimentado todas esas cosas.
Ahora ayuda a mujeres del norte de África que se encuentran en la misma situación que ella por seguir a Jesús. Aizah nos muestra lo que significa dejar el Islam y seguir a Jesús en esta región del mundo. Es una de nuestras colaboradoras que invierte en la vida de las mujeres convertidas allí.
Agua en medio del desierto
En la península arábiga, región en la que nació el islam y donde los cristianos son oprimidos, muchos están descubriendo la verdad en Jesús y, a través de tu apoyo, están siendo discipulados.
Ese fue el caso de Nadia, quien estuvo buscando la verdad durante toda su vida: investigó el islam y el budismo antes de volverse hacia la Nueva Era y otras prácticas ocultistas. Nada podía llenar su vacío, y estaba enfadada y preocupada.
Hasta que se encontró con Jesús.
Persecución oculta
El dolor, la vergüenza y la preocupación abrumaban a Sahar. Las lágrimas corrían por su rostro mientras abandonaba su hogar, sentada en la parte trasera de un taxi, y clamaba a Dios: «¿Por qué permites que esto ocurra? ¿Quién arropará a mis hijos cada noche?»
Sahar, recién convertida al cristianismo, fue expulsada de casa cuando su enfurecido marido descubrió su fe. La separación de sus dos hijos pequeños fue insoportable. «Se me rompió el corazón, como persona, como mujer, pero sobre todo como madre», indica.
Cambiaste mi lamento en baile
Rita, de 42 años y madre de dos hijos, se despertó al sentir que todo temblaba debajo de ella y a su alrededor cuando se produjo el primer terremoto el lunes por la mañana. «Mi primera oración fue: Dios, mantén la tierra ceñida por ti».
Cuando se produjo la segunda oleada de seísmos, Rita pensó que Dios no estaba respondiendo a su oración. En ese momento, un versículo vino a la mente de Rita. Era Romanos 8:28: «A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien». Tuvo paz en su corazón todo el tiempo, y confiaba en que Dios es bueno, incluso cuando vio que las manos de su hijo estaban heridas.
Una oración
A pesar del peligro, la madre de Hannah oraba cada día, a veces incluso a la vista. En su lecho de muerte, le dijo a sus hijos que estuviesen siempre agradecidos y que orasen. «En la vida hay problemas», decía. «Si hay problemas tienes que orar». Pero nunca les explicó cómo.
Lo único que podían entender era «¡Hananim! ¡Hananim! ¡Señor, señor! Ayuda…». Un día, Hannah tuvo que acudir a Hananim. ¿Respondería Dios a su oración?
No tenía hogar ni un plan
Sus padres y su hermana estaban en China, su hermano menor con un tío. Ella había sobrevivido a la gran hambruna de los años 90, en la que tres de cada cinco de sus compañeros de clase murieron, pero, en este momento, deseó estar muerta también.
No había nada por lo que vivir, ni siquiera nadie con quien hablar. Nadie, excepto el Dios de su abuela. ¿Podría este Dios invisible salvarla?
Aferrados a Jesús
A pesar del descenso en la Lista Mundial de la Persecución, los cristianos de Afganistán se encuentran en una situación extrema. Decenas de miles de personas abandonaron el país. Cientos de colaboradores de las Naciones Unidas fueron asesinados. La comunidad cristiana quedó completamente expuesta. Sus vidas estaban en peligro.
«La gente normal vive en gran peligro en Afganistán», indica un contacto local. «Cuando se despiertan, no saben si llegarán vivos a esa misma noche, y cuando se acuestan, no hay seguridad de que se despertarán a la mañana siguiente».
Amor extremo
Rebeca es una trabajadora de campo de Puertas Abiertas que sirve a las refugiadas norcoreanas que han huido a China o han sido víctimas de trata. Si es descubierta, pasará el resto de su vida en prisión.
Sin embargo, para ella es un riesgo que merece la pena. «Es un riesgo que estoy dispuesta a asumir por compartir el Evangelio», indica Rebeca. «Las mujeres a las que voy a ver corren un riesgo mucho mayor».
Huir de Corea del Norte
La protagonista de esta historia simplemente quería convertirse en el orgullo y la alegría de los líderes supremos de su país, Corea del Norte. Era una atleta destacada. Sin embargo, todo se truncó cuando, estando en el instituto, fue llamada a ser parte del equipo nacional y sus padres se negaron rotundamente porque eso suponía que tenía que irse sola a Pyongyang.
Los años pasaron y la crisis en el país empeoró. Los estudiantes se desvanecían en las clases por causa de la desnutrición. El gobierno trató de mantener la calma, pero estaba claro que permanecer en el país era una sentencia de muerte. Así que nuestra protagonista decidió huir para sobrevivir. Su viaje la llevaría a China, donde su vida cambiaría para siempre de una forma que ella no podía imaginar.
30 años de la Lista Mundial de la Persecución
Durante los últimos 30 años, Puertas Abiertas ha publicado la Lista Mundial de la Persecución, que clasifica a los países donde la vida es más difícil para los cristianos. Si has leído la lista, has orado por lo que representa y has dado un paso al frente por ellos, gracias. Nuestra visión continúa siendo la misma que cuando comenzamos nuestra investigación: hacer posible que ningún cristiano tenga que enfrentar la persecución en solitario.
El temor no impedirá que celebremos a Jesús
Los cristianos iraníes tienen que vivir su fe en el más absoluto secreto, ya que, de ser descubiertos, podrían enfrentar inimaginables consecuencias. Esto se vuelve especialmente real durante el periodo navideño, cuando los creyentes tienen que celebrar de manera clandestina.
Es el caso de Elahe y su familia, quienes celebran la Navidad en enero, coincidiendo con el cumpleaños de su hija. «Así evitamos que sospechen de nosotros», indica Elahe. Estos creyentes escogen celebrar a Jesús en medio de la opresión más cruel.
Sonreír en medio de la oscuridad
Apo perdió a su padre hace 9 años, cuando él solo era un bebé. Robert (su padre) fue secuestrado por los extremistas por causa de su fe y nunca volvieron a saber de él. Apo es un niño inquieto, difícil de retener más de varios minutos en un mismo lugar. Tras este tiempo, vuelve al patio del colegio con su balón para unirse al resto de niños.
Nadie puede predecir el mañana, pero hay algo seguro: estos pequeños tienen una oportunidad gracias a ti. Aunque no podemos librarles del sufrimiento, con tu oración y apoyo les hemos proporcionado las herramientas para enfrentarlo y ahora tienen un futuro y una esperanza.
Mimi podrá vivir en su hogar
Cuando Mimi tenía 4 años, ISIS irrumpió en su vida y la cambió para siempre. Aunque ella era demasiado pequeña para recordar los detalles, sí es consciente del miedo que experimentó su familia.
Sin embargo, gracias a tu oración y apoyo, niños como ella han encontrado una nueva esperanza y tienen futuro en su propio país. Este año, Mimi podrá disfrutar de la Navidad junto con su familia y sus polluelos.
Separada de sus padres
Sonriente, rodeada por el amor y el calor de su familia, Valentina, de 15 años, se emociona cuando llega la Navidad. Esta vez será singularmente especial porque estará en su casa, en medio de las hermosas montañas de Colombia. «Para mí, la mejor Navidad es la que paso con mi familia», dice.
Pero ese momento de felicidad será breve. Valentina y su hermano pequeño Elver, tendrán que regresar pronto al Hogar Infantil de Puertas Abiertas, donde viven y asisten a la escuela. Pasará un año antes de que puedan volver a casa. Permanecer en su hogar no es una opción, ya que su fe les convierte en objetivo de una persecución intensa.
¿Qué es la seducción selectiva?
En un 22 % de los países enlistados en la Lista Mundial de la Persecución se denunció el uso de la seducción selectiva, algo que afectaba especialmente a las adolescentes cristianas. Así, los perseguidores se aprovechan de las vulnerabilidades superpuestas por razón de la edad, el género y la identidad religiosa.
Se trata de actos que pueden llevarse a cabo contra minorías religiosas con impunidad, ya sea porque la ley no ofrece protección o porque a nivel social los perpetradores están empoderados de tal forma que las víctimas no pueden hacer nada para que se haga justicia.
«¿Terminaré en el infierno?»
Layla nació en una familia de trasfondo musulmán. Cuando sus padres se convirtieron al cristianismo, ella no podía comprender la razón de esa decisión. Para Layla, las preguntas comenzaron: «¿Era la fe cristiana la fe verdadera o terminaría en el infierno?»
Al mismo tiempo, compañeros y profesores comenzaron a discriminarla y acosarla, al punto que decidió quitarse la vida. Sin embargo, en aquel momento apareció alguien que le «dio una nueva esperanza».
¡Escucha su historia!
Persecución asfixiante
Francisco siembra y cosecha café, plátanos y yuca, pero su trabajo en el seno de su comunidad va mucho más allá. Forma parte del concejo cristiano de la región y sirve en su iglesia local como músico y tesorero.
Esto, sin embargo, ha provocado conflictos con algunas personas que siguen las tradiciones indígenas de su región. Francisco y su familia recibieron amenazas y abusos por seguir a Cristo, por lo que dos de sus tres hijos, Valentina y Elver, tuvieron que abandonar su casa para poder acceder a dos de sus derechos fundamentales: el derecho a la educación, pero, sobre todo, el derecho a la libertad religiosa.
¡Escucha su historia!
Los niños de la iglesia perseguida
La persecución que enfrentan los niños cristianos es dura, despiadada y provoca aislamiento, pudiendo afectar profundamente el resto de sus vidas. Aunque los artículos 14 y 30 de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño indica que estos tienen derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión, esto no sucede en muchos países.
Más concretamente, en los 76 países en los que se registran niveles altos de persecución, la libertad de religión o de creencia de los niños y jóvenes es cuestionada y denegada con regularidad, a pesar de que estos países han ratificado la Convención mencionada. Sin embargo, la persecución que sufren los más pequeños es diferente a la que experimentan los adultos.
Descubre más información en este episodio.
Reconstruir lo destruido
Muchas cosas han ocurrido en Irak en los 7 años de la campaña Esperanza para Oriente Medio. Justo comenzada la campaña, la zona que estaba ocupada por los extremistas islámicos del Estado Islámico fue liberada. Sin embargo, muchas casas e iglesias fueron muy dañadas o destruidas. Hoy las campanas de las iglesias suenan de nuevo en Qaraqosh y en los primeros pueblos ocupados.
Para lograr eso, el trabajo de colaboradores locales como Shefa ha sido vital. Cuando mira al pasado, puede ver la mano de Dios y dar gracias por su bondad: «Cuando visité Qaraqosh quedé impactado por el olor a muerte. Francamente, no creía que la vida pudiera volver. Ahora, veo una escena diferente. Veo la cruz de nuestro Señor por todos lados, declarando que Él está vivo».
Un sueño hecho realidad
Hace varios años, el marido de Jina, Rober, fue secuestrado por extremistas islámicos por negarse a abandonar su fe en Jesús. «Tengo a mi Dios y eso es todo», respondió a los radicales. Rober desapareció y, finalmente, fue dado por muerto por las autoridades locales cuando Apo, su hijo, sólo tenía un año.
Aunque la vida no ha estado exenta de desafíos para esta familia, Jina y su madre encontraron apoyo en el Centro de Esperanza de la Iglesia de la Alianza, en Alepo. Allí, Jina aprendió un oficio y su hijo encontró un grupo de amigos. Continúan tratando de sanar las heridas, pero su esperanza sigue viva.
Volver a amar la vida
Hace diez años, las milicias armadas comenzaron a bombardear la región y amenazaron a las personas que vivían allí, en especial a los cristianos. «Todos abandonaron el pueblo». Alrededor de 20 creyentes fueron asesinados.
Iktimal tenía una buena vida. Junto con su marido y sus hijos conformaban una familia adinerada, pero, de repente, lo perdieron todo. «Vivíamos en un pueblo cerca de Idlib. Teníamos una casa grande y campos de cultivo. No podíamos imaginar que todo eso cambiaría».
¡Descubre su historia!
Una mano tendida
Vivir en Irak es vivir en la incertidumbre: en los últimos cien años, no ha habido una sola década de paz. La ocupación de grandes partes del país por extremistas islámicos del llamado Estado Islámico entre 2014 y 2016 ha dejado heridas profundas.
Muchos iraquíes padecen síntomas relacionados con traumas. Los cristianos, que se enfrentan a la persecución, además de a las guerras, no son una excepción. Con tu apoyo, se fortalecen con un programa de concienciación y atención del trauma a largo plazo.
¡Descubre qué puedes hacer!
Conectando generaciones
El conflicto, la crisis energética y la falta de recursos en Siria hicieron que muchos ancianos quedasen desamparados. Al mismo tiempo, los sueños de los jóvenes fueron frustrados y sus fines en la vida parecían inalcanzables.
¿Había alguna solución para estos grupos? ¿Cómo suplir las necesidades de unos con los recursos de otros?
Descúbrelo en este episodio.
Incentivos para la esperanza
La guerra y la persecución han provocado que los creyentes de Irak tengan que sobrevivir en medio de una situación realmente difícil. El día a día se hizo tan duro que muchos decidieron abandonar el país. Ese fue el caso de Khalis, quien, junto con su familia, tuvo que abandonar su hogar cuando los extremistas del ISIS se acercaban. Pensaba que nunca podrían regresar.
Sin embargo, Khalis está reconstruyendo su vida. Con la ayuda de un microcrédito, Khalis pudo iniciar una fábrica gracias a las máquinas que compró. «Las herramientas me han ahorrado mucho tiempo», dice. Su sueño es que sus hijos puedan ocuparse del negocio cuando él lo deje y que tengan así un futuro en el país.
Bendecido para bendecir
Alaa es uno de los muchos miembros de la iglesia que llevan la comida a las personas necesitadas, principalmente ancianas. Se asegura de que tengan al menos dos comidas saludables a la semana.
Durante un tiempo, este carpintero de 37 años y su familia también dependían de estos alimentos, ya que llegaron como desplazados al pueblo tras tener que huir de Homs.
Sin embargo, gracias al apoyo de creyentes como tú, ahora él tiene un negocio propio que le permite sustentar a su familia. Además, está ayudando a otros que tienen necesidad.
El poder de la esperanza
Cuando la guerra civil comenzó en Siria y el Estado Islámico se propuso destruir a la iglesia, Ferial y su familia temieron por sus vidas. Cuando comenzó la guerra en Siria, ellos vivían en Alepo. Tras los combates y la destrucción de Homs, Alepo pasó a ocupar las portadas de las noticias diarias por las intensas batallas y los bombardeos.
Las condiciones de vida eran cada vez más duras. Sin agua, sin comida y sin trabajo, la familia había perdido toda esperanza. «No podíamos bañarnos o ducharnos porque no había agua. Nuestra ropa estaba sucia. Pasamos casi tres meses sin agua. Mi marido se lo dijo a algunos amigos suyos, y estos le dijeron que fuese con ellos, a Latakia. Allí le podrían conseguir un trabajo».
En medio de esa situación, tú les llevaste esperanza y eso hizo que todo fuese diferente para ellos.
El amor de Dios nos sostiene
Cuando Sudeep conoció a Jesús, tuvo que enfrentar una constante persecución.
«Viví con mucho temor, pero el Señor estuvo conmigo y me dio la fortaleza que necesitaba», dice Sudeep. «Las enseñanzas de los colaboradores de Puertas Abiertas han funcionado para darme la fuerza necesaria. ¡Todo lo que necesito está en el amor de Jesús y no renunciaré a eso por nada!»
Superación y perdón
Shweta es una mujer hermosa, de ojos expresivos, que sufrió la persecución en sus propias carnes. Su resiliencia y fe en Jesús le permitieron sobreponerse a las dificultades y convertirse en una de las líderes de su iglesia. Con las técnicas para coser que ha aprendido, ahora se siente mucho más capacitada para ganarse la vida dignamente.
«Pertenecía a una familia cristiana, pero me casé con una persona que provenía de una estricta familia hindú. Cada día, me humillaban por mi fe. Mi suegra me regañaba por cosas insignificantes, y abusaba de mí. Cada día, los abusos eran cada vez mayores».
«Fue difícil perdonar a gente que casi me mata», indica Shweta. «Pero pude hacerlo. Puedo mostrar mi amor con pequeños gestos, como ayudando a mis suegros, que van haciéndose mayores».
«Sin tu ayuda habría muerto»
Vinita y Preetha, creyentes de trasfondo hindú, fueron golpeadas brutalmente por razón de su fe y, una vez en el hospital, les negaron el tratamiento médico por ser cristianas. Especialmente grave fue el caso de Preetha, que casi no sobrevive al ataque.
Sin embargo, gracias a tu oración y tus donativos, ambas pueden contar su testimonio y dar gloria a Dios por lo que Él ha hecho en sus vidas.
Derribados, pero no destruidos
El pastor Shekhar vivió uno de los momentos más angustiosos de su vida cuando fue obligado a abandonar su iglesia. Sin embargo, aquello solo fue el episodio final de una larga cadena de sufrimientos: antes, fue detenido, brutalmente golpeado y forzado a abandonar su hogar.
Sintió que su espíritu había sido quebrantado. Sin embargo, gracias a tu oración y apoyo, pudo superar el trauma y ahora tiene una nueva vida.
La fe inconmovible de Mehr
En la democracia más habitada del mundo, la persecución contra los cristianos es brutal, sistematizada y continúa intensificándose; los creyentes son atacados en todos los frentes. Con el apoyo de su familia en Cristo, los cristianos de la India se mantienen firmes con una fe inconmovible.
Mehr fue brutalmente atacada por causa de su fe. Cuando llego al hospital, los médicos se negaron a atenderla. Aquella situación le llevó a contemplar la posibilidad de quitarse la vida, pero su madre le recordó el sufrimiento de Jesús por ella.
«Él plan de Dios para mi vida es grande», dice ahora Mehr. «Jesús lo es todo para mí».
Fortaleza en la debilidad
Ram conoció a Cristo cuando estaba en su lecho de muerte. Los médicos habían perdido todas las esperanzas de que sobreviviera y Ram no encontró ninguna cura para su débil salud. Aunque visitó todos los templos, médicos, curanderos y tomó todo tipo de tratamiento, su salud sólo se deterioró.
Fue en su momento más débil cuando se encontró con un pastor que conoció en el hospital.
Pero aquello no fue el fin de su sufrimiento: su nueva fe le supuso el conflicto con los vecinos, que en una ocasión le atacaron sin piedad. «Cuando me golpeaban, sentí el poder de Dios en mí», indica Ram. «Mi fe en Dios es insondable e inquebrantable».
«Dios ha cubierto mis necesidades»
Geetika es una mujer pequeña y frágil. Sus ojos se ven cansados, pero su sonrisa es radiante. A pesar de todo, parece una mujer feliz. Cuando le preguntamos cómo va su vida, responde con confianza: «Dios ha cubierto todas mis necesidades, no puedo estar más agradecida».
Geetika se convirtió al cristianismo porque encontró consuelo en Jesús. Afirma que fue Jesús quien la guion en sus luchas y la sanó cuando estaba enferma. Ahora se aferra a su fe, incluso frente a una sociedad que la ridiculiza.
Ahora María no tiene miedo
María nació en una familia cristiana nominal. Tras casarse con un joven hindú, fue golpeada, torturada y obligada a participar de los rituales de adoración a los ídolos hindúes que tenían en su casa. Además, le resultaba difícil encontrar trabajo.
María carecía de paz y seguridad hasta que, tras una visita de sus padres, asistió a una reunión de oración. Allí se encontró con el Cristo que transformó su vida: «Me enamoré de Jesús y encontré una paz y alegría infinitas. Mi corazón cargado y mi mente atribulada se liberaron mientras crecía en Él».
El viaje de fe de un cristiano clandestino
En muchas partes del mundo, seguir a Jesús es un crimen. En algunas ocasiones, está penado con duros castigos. No obstante, alrededor del mundo hay millones de cristianos clandestinos, y muchos de ellos viven en Asia Central. Para estos creyentes, compartir su fe en Jesús puede ser una misión imposible.
Aunque no todos siguen el mismo proceso ni se trata de un recorrido lineal, la mayoría viven circunstancias similares en su caminar con Cristo que les llevan desde la más absoluta clandestinidad hasta la valentía para compartir a Cristo hasta las últimas consecuencias.
Una vergüenza para su familia
Samida vive en un contexto en el cual se espera que las mujeres estén casadas y con hijos, preferentemente hijos varones. No haberlo hecho antes de los 21 años es extremadamente inusual en su entorno, y con mayor razón a su edad, 26 años.
Además, la fe cristiana de Samida la pone en una difícil posición respecto a su padres, para quienes supone una afrenta. Por ello, la maltratan, la insultan y la tratan como a una esclava.
¡Escucha su historia!
El pastor clandestino de Asia Central
Azamat se convirtió a principio de los 90, cuando Dios lo sanó de fuertes dolores de estómago, y sintió el llamado de Dios para comenzar una red de grupos de hogar.
Sin embargo, los problemas y la persecución le hicieron caer en el desánimo. Poco a poco, Dios le levantó de nuevo, y ahora su ministerio es más fuerte que nunca.
¡Escucha su historia!
Luz en la oscuridad
Dhea fue violada, quedó embarazada y fue encarcelada por tener un hijo fuera del matrimonio.
En su oscuridad más profunda, la luz de Cristo la alumbró; en un sueño, Jesús se le acercó y le dijo: «Nunca te dejaré».
Desde entonces, el caminar de Dhea ha estado marcado por las Buenas Nuevas del Evangelio. Sin duda, lo que parecía el final para ella fue el inicio de una nueva vida, la vida abundante que solo Dios puede dar.
¡Escucha su historia!
Sobrevivir a una prisión iraní
Cuando Ali y Zahra conocieron a Jesús, sabían que la decisión de seguirle cambiaría sus vidas para siempre. Esta pareja vivía en Irán, un país en el que los seguidores de Jesús se encuentran entre los creyentes más perseguidos del mundo.
No pasó mucho tiempo antes de que Ali y Zahra fueran detenidos por primera vez. Aunque finalmente fueron liberados, los siguientes dos años estuvieron marcados por la persecución, el acoso, las amenazas y la violencia.
Pero hubo algo que marcó la diferencia para Ali y Zahra: tu oración.
¡Escucha su historia!
La resiliencia de Lisa
Hoy Lisa es una exitosa ejecutiva jurídica, pero su vida no ha sido fácil. Tuvo que soportar las promesas rotas de su familia, el desprecio de sus compañeros e, incluso, del decano de la universidad.
Sin embargo, gracias al apoyo de personas como tú, Lisa pudo superar las desilusiones por parte de su familia y encontró fuerzas en el amor de Cristo.
¡Escucha su historia!
Paz en el corazón
En Asia Central, dejar las creencias tradicionales es arriesgado. Sin embargo, eso es lo que hizo Jumagul cuando encontró una paz sobrenatural en Cristo. De hecho, comenzó a compartir su fe con otros a pesar del peligro que eso podía suponer.
Por desgracia, su valentía ha causado que sea perseguida por su comunidad y, más de cerca aún, por su marido. Sin embargo, eso no ha disuadido a Jumagul: «Tengo una paz en mi corazón que sólo Dios puede dar», dice.
¡Escucha su historia!
Una respuesta del Señor
Ruslan es el líder de una iglesia clandestina en Asia Central. Tanto él como su familia han experimentado la persecución en primera persona por causa de su fe; han sido atacados y han sufrido actos de vandalismo en su casa pero, a pesar de ello, Ruslan continúa ministrando a creyentes de trasfondo musulmán en los lugares más remotos del país.
El alto precio de ser cristiano
En Asia Central, acercarse a Jesús puede suponer un gran riesgo. Aquellos que lo hacen sufren vandalismo, amenazas, palizas y son oprimidos por razón de su fe.
En este sentido, para los nuevos creyentes de trasfondo musulmán, la fe en Cristo tiene un alto precio. Puede implicar que sus hijos no puedan ir a la escuela, que su ganado no pueda pastar o no tener agua para regar los cultivos. «La persecución es una ola creciente», dice Ruslan, un creyente de Asia Central. «Empieza poco a poco y luego va aumentando».
«Por Jesús acepto la muerte»
Martine es una mujer de apenas cuarenta años. La milicia yihadista que está arrasando su país también ha arrasado su vida. Asesinaron a su padre y a otros miembros de su congregación. Está destrozada, pero se agarra a Dios para encontrar consuelo, provisión y la gracia necesaria para soportar tanto dolor.
Gracias a la generosidad de personas como tú de todas partes del mundo, Puertas Abiertas ha podido ofrecer ayuda urgente a cristianos desplazados como Martine. Al menos 2000 familias se han beneficiado de las ayudas alimentarias (arroz, maíz, alubias, aceite) que les han permitido sobrevivir, al menos por unos meses, en distintos lugares.
Charity, superviviente de Boko Haram
Charity es una joven madre de tres hijos a los que tiene que criar sola. Sobrevivió a un violento ataque de Boko Haram contra su aldea, en Nigeria. Sin embargo, llegó a pensar que nunca volvería a ver a sus hijos.
Ahora, tras haber sanado sus traumas, es ella quien está sirviendo a otros que sufren por causa de la violencia de los extremistas en el África subsahariana.