Poemas para otro día

Me arrepiento cada día de haberte conocido. De haberte dejado ir.
De haber hablado contigo.
De no haberte amado hasta morir.

No te excites demasiado.
Este poema no es para ti.
Tu ex-marido espera,
Paciente, cuando yo ya me fui.

No más emojis
de corazones rojos.
No más pulgares apuntando
Al cielo de Madrid.

A la mierda,
Al olvido. Tu
Pasado te perseguirá
Cada verano sin mi

Sin acritud,
Sin histeria,
Sin principio
Lo obvio era el fin.

Un mes en la sombra.
Un poema de Biezma
Por escribir

Una puta en la alcoba.
Una noche (sin fin)
Perdón el fin ya lo escribí.

Una noche de abril.
Una noche estrellada.
Una noche que no acaba
Cuando cuesta dormir…

Siento interrumpir.
50 y
Algo..
Te deseo cumpleaños feliz

Nos vemos en Abisko.
El día en qué la luna verde
Se rompa
Sobre ti.

Llevo dentro al gran cínico.
Un apuesto arrogante.
Confieso,
Constante interrogante.

Biempensante. Fácilmente
Moldeable.
Varado en la perifería
De un instante.

El siglo de las luces.
El señor de las tinieblas.
Elige tu metáfora
Y baila lentamente con ella.

Anfibio, ambiguo.
Inexacto.
Contraalto. Perdido y hallado.
El niño soldado que pasó de largo.

Eramos la fotografía en blanco y negro
De un suburbio marsellés.
El humo del habano de ciudadano Kane.
Las pintadas descoloridas en los vagones
De tren.

Eramos el secreto que nadie se atrevió a contar. La novela póstuma de Francisco Umbral
El grito de fondo, el ruido sin más.

Eramos tantas cosas que tendíamos a desaparecer. Los cristales rotos en tu portal, los pétalos secos que volaban por azar. La niebla vespertina en las montañas de Nepal.

Eramos tanto tanto que no tuvimos final.
La música sonaba mientras nos devoraba la
Mar. Eramos, hasta que dejamos de sonar.

Como un jinete alado
Recorría la noche densa para estar unas
Horas a su lado.

Aquella obsesión. Aquel grito desesperado, yo le llamaba amor.
Y para ella solo era pecado.

El hermano muerto.
La hermana viva.
La madre muerta en vida.
Qué lugar me tenían reservado?.

La ciudad en los confines
Del siglo XX. Mi
Atlantida. Mi pequeña huida
Un hombre gris a la deriva.

Lugares que se perdieron
Amigos que no lo fueron
Qué alguien me recuerde
De qué iba este juego?

El sueño recurrente, las gotas
frías en la frente, el placer
Intermitente. Muros por derribar.

Sobre una Babilonia inexistente,
de trazos gruesos y lejanos.
De hombres atrapados en la incertidumbre de un presente.

Doblan las campanas por
Héroes caídos. En batallas perdidas.
Al valle del
olvido por su pérfida tiranía.

Agitan sus banderas negras.
Tiemblan de valentía,
En sus últimos reductos,
Gotas de tinta en las esquinas.

Escuadrones de la muerte,
Inmersos en una terapia colectiva
Cavando minas de empatía.
Tierra quemada en la retina.

Quien lo diría? Despertar
Día tras día en la misma agonía.

Me sentí provocado en el alma.
En el lecho final de una pariente cercana.
Sábanas tersas
Y horas contadas.

Y entonces conocí a su hermana.
La pequeña muerte, la
Llamaban.

A las dos de la madrugada.
El mundo soñaba,
Un hombre contempla
La luna tras la ventana.

Una puerta entreabierta
Frondoso bosque de calma
Volcanes de rabia en la entrepierna.
Chelsea descalza, sangra.

Aquellas últimas noches en que vagué como espectro tu cartografía interior.
Como amante breve
En la República de Platón.

Hoy me habrías denunciado
Pero entonces era esclavo.
Convexo, converso.
Premio de consolación.

Traficantes de carne humana,
Bebieron tu rimmel
como una manada enferma de
Eternidad.

Bendita distopía,
Caíste por el sumidero
De la vida.

Con pestañas polvorientas y sonrisa espasmódica preguntas 150 años después,
Si perder fue lo mejor que supiste hacer.

La vida era fugaz

Cavé en la almohada con furor
Buscando los vestigios
De una infancia blanca.

Como un yang sin yin
Baldón sin fin
Dime que robot escribe
versos así.

Mirando atrás no fue tan mal.
Burbon, pastillas para dormir,
Obviando lo
peor por venir.

Machine learning para masas.
Solitarias acacias en la Sabana
Desechos de una vida mal contada.

Dale al like.
Subscríbete.
Quédate conmigo hasta el amanecer.

Vengo a escribir al bosque
Para dejar de ser hombre
Y convertirme en naturaleza muerta.
En hoja seca, en lluvia que no cesa.

Vengo a escribir al bosque
Para desprenderme de mis pulmones de hierro
Para salvar el mundo y
viajar en el tiempo

Vengo a escribir al bosque
Para narrar cosas que nunca pasan
Y asomarme a balcones
en 8 dimensiones

Mi bosque, alegoría espectral
La luz del día acaba.
Cada abedul es la santa compaña.
El miedo, por un momento, se vuelve racional.

Oh America

Princesa prometida
Con ganas de abortar.
Los huevos de Trump
En lo alto de un pedestal.

Trinchera mediática
Profanando la verdad
Sirenas que no cesan
Epidemia de crack

Protestas callejeras
Contra la guerra del Vietnam.
Góspel en las esquinas.
Mártires del metal.

Copitos de nieve, frágiles
Como el cristal.
Herederos de Torquemada
Policía de la moral.

La vida y la muerte
Bailando el último vals.
Lana del Rey cantando
En la fiesta de su funeral

Oh America. Ombligo
Retorcido. Sangrando
Felicidad.

Amordazados en un monopolio de ideas.
Réquiem por el cuarto poder
Editoriales de corta y pega.
Portadas sin derecho a ofender.

En el lado equivocado
de la historia.
Saqueando tiendas por placer.
Sillas que se estrellan
Contra el raciocinio.
La masa despojada de su ser.

Opresores oprimidos por castigo.
Negros, víctimas por su piel.
Mujeres asaltando las iglesias
Pezones censurados en la red.

Idiotas de todos los partidos.
Élites creadoras de estupidez
Creíamos ser libres
Cuando solo éramos culpables por nacer.

El aire es de plomo.
De zinc eran tus ojos.
Inicias la huida.
Saco de huesos al lomo.

El averno es invierno
Llamaradas de propileno
Con la antorcha entre las piernas,
Enciendes el pebetero.

El fragor es la salida
Contra la norma social.
Parásito omnipresente como
Una story de instagram.

Embestidas de becerro
Alaridos de dolor.
Pertrechos bajo las sombras,
Morimos de desamor.

Como apátridas que vuelven a la casilla de salida.
Como olas que rompen el hueso parietal.
Como hombres valientes que lloran a escondidas
Como todas las mentiras que resultaron ser verdad.

Como bellas palabras enredadas en tu melena.
Como noches sumergidas en fluido seminal.
Como luz de gas que ilumina tu presencia
Como trenes que se pierden en la noche de cristal.

Como voz de alarma en tiempos de paz.
Como melodía zíngara cortada con metal.
Como efluvios breves que escapan del Siam
Como aviones en llamas que se estrellan en el mar.

Narcisos frente al espejo.
Nobel a la vanidad
Lejos, por los senderos
Que llevan a la eternidad.

Realidades paralelas.
Avestruces en la arena.
El mundo se hunde,
La vida es bella.

Científicos de cabecera,
Expertos en contradicciones,
Arrancan los motores
de la ceguera.

Bala perdida,
Idas y venidas
Te importa que pase una noche
En tu vida?

Maldita pereza,
Mismo final
Tiempo pasado,
Son 20 Años más.

Vuelan en círculo buitres leonados,
Huesos rotos por el pánico en tumultos
Improvisados.
Mece la brisa la ropa blanca, tendida sobre hilos de esperanza.

Democracia fingida como un orgasmo postmoderno. Consuelo de masas, obligado remedio.

A las 6 de la mañana,
Suena la alarma como un mantra.
Levántate y anda!

Lázaros arrepentidos, llueven bombas por castigo. En un refugio nuclear busco a alguien con quién hablar.

Con la V de victoria,
apartan cascotes con las manos.
La fe de los humanos
Cuestionada hasta el final.

Arrastrando una culpa contraida.
Acecha el odio tras cada esquina.
Nubes negras en los pulmones.
Esperanza hecha jirones.

Enemigo invisible duerme en la cama,
El espejo refleja la nada por la mañana
Aire exiguo, insuficiente.
Vuelve el eterno adolescente.

Se deja la lluvia caer.
Ira contenida. Aplaca la química la deriva
de la tarde a un nuevo día.
Abrazos de alquiler.

Cautiverio voluntario. Contrafuertes de hormigón. Cualquier intento siempre es vano
Amor amando, pequeño oxímoron sin solución.

Montañas azules de tarde como inmensos decorados.
Kilométricos nimbos de roca al horizonte clavados.
Jorobados penitentes, gigantes yacentes con sus sombreritos dorados, casandras ufanas de pechos turgentes.
Test de Rorschach para poetas en paro.

Montañas caídas del cielo una noche de verano.
Lomas moras de sangre regadas.
En los picos, ultramar y las crucecitas blancas

Montañas azules de la infancia. Lienzo sobre lienzos. Mar sobre mares.

No más palabras
Dictadura muda y blanca.
Solo al otro lado.
Entre ríos helados.

Breve interludio causal,
Abandonado en un torrente
Glaciar. Se rompe el camino
Al andar

Silencio reconfortante,
Cámara de ondas
Asonantes. Ilumina la nieve
La verdad.

Cae la mañana.
La taiga se desenmaraña.
Rodeado de nada.
Regresa a la ciudad

Regresa a Manchuria a escodidas
A ganar batallas perdidas.
El último soldado de la gran Guerra evanece. Occidente indiferente

Retratos ajados y cartas por escribir. Nadie se acordó de ti. El honor de nuestros antepasados, en Arlington olvidado.

Único superviviente. POW reincidente.
Memoria custodiada tras alambradas. Toda la vida no fue suficiente.

Barras de acero y estrellas de fuego
Y tras ellas, el anhelo.

Perdido como una alianza que alguien arrojó al océano. Lloraste por última vez cuando la viste marchar con tu cabeza en la mano.
No te sientas mal, llorar es el primer derecho humano.

Andando las calles solitarias,
cuando duele hasta respirar y mientras una alianza desciende al azul abisal. Te estremeces escuchando tus plegarias.

Vuelve, gritas en la oscuridad. Queredme, exhortas a extrañas. He creado para vosotras vidas por colorear, a golpe de inseguridad.

Todo es tan patético y cursi al recordar. Olvidaste agradecer el significado dejando abierta la espita del pasado.

Existencial Travestismo? .Los molinos siguen siendo gigantes cuando pasas por su lado. El mundo termina en los confines de ti mismo.

Último poema.

La luz de la pantalla me recuerda que estamos en el futuro.
No sé como he llegado hasta aqui. Me gusta pensar que en velero.

A veces me despierto ametrallando japoneses en Las Filipinas.
Las más me despierto para seguir callado.
Quien lo diría vivir noches de 50 años y días que son solo prestados.

La pantalla apaga su luz, como un faro averiado. Solo, en la penumbra, el mar de dudas se mece agitado.

Vencido por el tedio,
Como en noches finiseculares,
Zapeando sin remedio
Nadie se quedo a esperarte.

De vuelta al presente,
Tus padres hablan de volver a enamorarse.
Las historias cambian para que felices sean los finales.

Parado como un palo, témpano distante.
Caiste en la trampa para elefantes.
Cumples años amor,
42 para ser exactos. Un poco tarde
para festivales

Te deseo lo mejor.
Amor y rencor,
A partes iguales.
Más 20 años de canciones y poemas
Incondicionales.

A las puertas de la nada.
De vuelta de Parnaso.
Ocaso de esperanza. Circunloquio.

Ya no canta el mirlo en la mañana.
Velas, alambres, valladares de agua helada.
Pendiente sin peaje por donde ruedan las almas.
Rencor, hambre y desesperanza.
Modernas criaturas ridículamente caracterizadas
Ciudad leve y furtiva.

A las puertas de la nada.
A la noche le sigue la calma.
Corre el corzo por la hojarasca.

Mano huesuda y extraña.
El hombre libre, sin remedio,
pierde la batalla.

Sobrevuelo las nubes supersónico y el tiempo pasa y se detiene. Atrás quedan los días perdidos como piedras en el camino.

Ya nada es como ayer y todo es lo mismo.
He vuelto al sitio de mi recreo, a sentir la brisa mientras voy pasando las curvas de la carretera interminable y subo y bajo y huyo de mi mismo.

Quien soy, me pregunto mientras a lo lejos se difuminan las aldeas como puntos suspensivos. Vuela el pájaro de acero.
Anochece en slowmotion, horizonte incandescente.

Y sigo sobrevolando nubes y los lagos amagan entre los claros y pienso en el agua marina y en su espuma purificadora y yo en el medio como un cuerpo extraño en su vaivén poderoso y eterno.
Confundo el hoy con el ayer y el norte con el sur y en mi ignorancia fingida soy feliz a mi manera.

Tomo tierra, suavemente, como gustan las madres de familia.

En aquellos campos dorados de finales de junio, remotos y ensoñados. En aquel paraje distante abandonado por satélites, olvidado.
Corro un instante que es eterno.

Es la noche más corta y yo sigo corriendo. Se cruzan los caminos de remolques y trillos. De las granjas que fueron y las bestias que pastaron.

Jadeo rítmico y sinfónico en el solsticio de verano. Trote cartesiano . Gotas de sal en la frente.
Improvisado espartano.

Diviso el asfalto al fondo como el mar de infancia. Azul y negro. Los caminos vuelven a su sitio. Por la carretera navego, errante velero.

Motor de explosión a punto de explotar se abre paso entre nubes de insectos. Chatarra con ruedas, destartalada, al encuentro con mi espectro.

Esta vez soy yo la chica de la curva al revés. Por fortuna, el proyectil con volante se detiene a mis pies.

Baja la ventana con cinemática precisión.
Inesperada aparición. Por favor, el castillo de Stegeborg?
Pienso por un momento sin saber que responder.

Se fue. A su paso deja chispazos de humo y admiración y por si queda alguna duda declaro que sigo siendo fiel corredor.

Estudiantes a las puertas del cielo. Púberes clamando democracia contra una vieja cleptocracia.
Hijos matando al padre con balas de ingenuidad.

Tiembla la tierra bajo sus pies .Tanques de ira en la altonanza. El hombre de las bolsas presagia la matanza. Dónde vas caballero sin tu lanza?

Corren los jóvenes despavoridos. La hoz y el martillo devorando a sus hijos.

Silban las balas la internacional. Carretillas de muerte a raudales. Esperanza apilada en bolsas blancas de hospital.

Rebelión sofocada. Fino trabajo de tintorería social.
Impertérrito timonel en la plaza de Tian An Men.
En la plaza de Tian An Men todos los chinos beben Coca-cola y juegan a la Play.

Leyendo a Wittgenstein como el que lee la hoja parroquial,
no puede ser casual
que cada día consumido sea una deuda por pagar.

¿Dónde queda Omaha beach? ¿Cuántos villanos sobrevivieron al silencio? El día D pasó de largo y en la noche llueven cristales de caramelo.
El trigo vuelve a ser blanco con su melena al viento.

El dolor atenaza. Respiración entrecortada.
Bisontes en estampida en las praderas de Arkansas.

Termina el cuento de tres palabras. Expresión amenazada. Mordaza.

Tarde y abatido de una guerra que no has vivido.
Escobajos de bombas racimo
por estallar.
De plomo y plata es el pecho. Rien de terror los sin techo.

Aplaude el farsante.
Sin delito ni dignidad.
Saigon 75.
Voces sordas, aturdidas por los antiaéreos.
Levedad.

Rojo encendido, resbala el barro
por los tendidos. Gas liberador y
salvaje. Sarajevo 92.
Grito desgarrador.

Destrucción creadora y aterradora.
Cae el napalm como al pasto el rocio.
Estremecido.
Canta el mortero en los juncos del rio.

Tierra y Libertad.
Ni Dios, ni Patria ni Hemingway.
Amar hasta matar.

Interminables noches de invierno,
Platea sin público, teatro desierto.
Retumba el eco de los versos
Oníricos casi perfectos.

Envueltas en tiniebla, huyen las
Musas en retirada. Calma.
El viento canta nanas tras las ventanas.

Altiva y arrogante,Insomne, bella, desconcertante.
La mañana llega sin avisarte.
Solo y derruido, duermes al fin.
Viejo ángel caído.