Narraciones en español. Para que no me olvides 22o. capítulo Gran final
By Maria de los Angeles Hernández González
Dan vueltas en mi mente las últimas ideas..................
Narraciones en español. Para que no me olvides 22o. capítulo Gran finalOct 13, 2022
Para que no me olvides 22o. capítulo Gran final
Ya no estoy en el mundo, vivo en un espacio invisible, vivir sin lenguaje es no vivir.
Dan vueltas en mi mente las últimas ideas..................
Para que no me olvides 21o. capítulo
Quisiera explicarle a Sofía que no tengo profundidad para abarcar lo espiritual. La observo sin expresión, la iro con colorido castaño que me calma.
Quisiera poder decírselo: mi cerebro, esta máquina descompuesta, ataja la trascendencia. Estana cualquier interioridad que no sea la obseración y la memoria.
Para que no me olvides 20o. capítulo Tercera parte El Campo
El gran error del fonoaudiólogo fue traerme las cintas en que grababa nuestras clases para que escuchara "mi aprendizaje".
Me las puso en la brabadora que siepre ocupa. Nunca lo había hecho. Probablemente pensó que me estimulaba, que la deficiencia me impulsaría a poner más de mi misam. Tremendo error. Oí esas cintas. Fue al final de ese día que tomé mi decisión.
Para que no me olvides 19o. capítulo
Aunque la familia no vio con buenos ojos el que yo tuviera otro hombre, se puso e mi parte como corresponde al clan y considerarona altamente reprobable la actitud de Juan Luis, la de quitarme a mi hijo, y la de golpearme, cosa que me preocupé de divulgar.
Para que no me olvides 18o. Capítulo
De Avenida Grecia vuelo a casa, paso por el depatamento del centro de la ciudad y nadie me abre la puerta. Quiero ubicar al Gringo como sea. En la esquina de mi calle, veo un tumulto, gente ypolicías. Freno rápido y me bajo del auto. Es Honoria y nadie hace nada.
Le grito al carabinero y el carabinero me mira raro, es una empleada doméstica, me dice. Le pregunto si han llamado a la ambulancia.
Para que no me olvides 17o. capítulo
Dejémonos de cosas, Blanca, me dije muy seria frente a la estatua de Alicia en el País de las Maravillas, tú núnca te separarás. No sigas jugueteando con ideas adúlteras, Juan Luis es tu marido y ése es un dato inamovible. Ya verás como te las arreglas con tus locuras y ese hombre extraño y ajeno que se ha apoderado de tu voluntad.
Para que no me olvides 16o. Capítulo
En el fondo, Juan Luis me ha aislado bastante del mundo ¿no creen ustedes? Qué poco le costó convencerme que mi casa era el mejor lugar. La armé como un útero-matriz. Y aquí he estado, calientita todos estos años.
En el fondo, Juan Luis me ha aislado, bastante del que mundo ¿no creen ustedes? Qué poco le costó convencerme que mi casa era el mejor lugar. La armé como un útero-matriz. Y aquí he estado, calientita todos estos años.
Juan Luis te ha rodeado de tantas cosas ricas, que no te ha dejado poner en duda tu modo de vida. Desde los viajes la ropa de designers... Todo lo que una mujer supuestamente desearía. ¿Cómo va a aceptar él que tengas quejas?
Para que no me olvides 15o. capítulo
Se trenza su enorme pelo, gesto típico de Victoria cuando quiere sugerir que o es importante lo que dice.
Doble tarea, Blanca. Debíamos vivir alrededor de la familia -organizada en torno a nuestro drama- que os impedía cualquier autonomía. Sin embargo, también debíamos ser el puende de mamá con vida.
Para que no me olvides 14o. Capítulo Segunda parte El Mar
En Puero Vallarta las urracas vuelan bajito y cuando hay tormenta los truneos remeen la tierra. Como si fuesen a arrasar, la línea del horizonte se difumina y se pierde la noción de dónde acaba el mar y dónde debe empezar elcielo. También hay cerro como verdes cortinas, ese verde frescor que sólo se salpica con nubles blancas de algodón.
Para que no me olvides 13o. Capítulo
Ese sol de verano en el campo, eso sol, no otro, distinto de cuántos soles que me has alumbrado, ese sol de me daba sed. Los caballos trotban, quizás sedientos también. Marcial el administrador, me llevaba al anca de su alazán. Alfonso montaba su propio caballo, apenas capaz de sujetar las riendas, enormes tenazas de cuero frente a su cuerpo minúsculo. Pía en su anca. Mamá, preciosa y olorosa, iba tendida con mi abuela en la carreta.
Para que no me olvides 12o. capítulo
Divago esa familia en el restaurante de Puerto Vallarta. Comí sola en el pueblo. Unas langostas grandes, eso me apetecía,allí en el restaurante del frente de la gasolinera. Pasé por ese boliche que se llamaba Kiki y reí. En mi familia "las otras" se llamaban siempre "Kiki" y ojalá con K más que con Q. No se bien por qué ni de dónde surgio ese nombre. Pensé en todas las Kikis del mundo. Yo no me sentía como una de ellas, por cierto. El Gringo era casado y yo, la mas fresca.
Para que no me olvides 11o. Capítulo
El dolor se quedó en mi mundo interno. Eso sucede con la atortura,Blanca: es la muerte o la alineación.
Camina por la pieza como si estuvieses a solas.
Al fin mira. Como mis ojos se empezaran a ahogar, su expresión cambió.Se endureció y acercándose me tomó violentamente por los hombros.
¿Que haces aquí?
Para que no me olvides 10o. Capítulo
El Gringo se va. Me quedo en su cama,volver a pegarme a él como él se pega a su cama,su cama como el pliegue de su cuerpo,del dorado de todo su pelo,el del pecho,el de su cabeza,el de su barba,el de su vientre,todo ese dorado revuelto entre las sábanas co sus cubos y triángulos cafés y también de oro.
Para que no me olvides 9o. Capítulo
Lo esperé un día entero en Río,sintiéndome rara. Yo nunca viajabasola,la verdad es que casi nunca hacía nada sola y a las alturas que Juan Luis llegó estaba ya nerviosa. Él me abrazó frugalmente y se abalanzó a contarme sus éxitos en Sao Paulo,de lo bien que le había salido todo. ¿Olvidaba que yo llevaba un día entero sola,en un país extraño,con otro idioma,sin hablar con nadie?
Para que no me olvides 8o. Capítulo
Miro la lluvia, feroz la lluvia en mi ventanal. Y por primera vez pienso que llegará un verano y yo no seré una mujer enferma. Que esos descansos tan esperados en la playa lejana con mis hermanos ya no serán.
Para que no me olvides 7o A Capítulo
Mi abuela al morir, entonces, me dejó un pedazo de tierra. Ella me enseñó de chica a amar los cerros y el color de los limones cuando se echaba al sol.
A esa hora me hablaba de Garía Lorca y me contaba del amor de Federico por los dorados de la tarde.
Para que no me olvides 7o. Capítulo
El aperitivo fue acaparado por Victoria y su queja. Aunque paarezca un contrasentido, se necesita más valentía para ser contestararia en democracia que en dictadura.
Es que ahora ha pasado a ser mala educación salirse de la regla- contesta Sofía.
No me gusta como huele nuestro silencio general, huele a moribundo -la mira Victoria- ¡ahora peor que nunca!
Para que no me olvides 6o. capítulo.
Eso me dijo Juan Luis cuando seguí a Alfonso y a la Escuela de Medicina. Que no tendría puntaje para entrar, dijeron todos, que era una carrera demasiado larga y sacrificada, que no seería una buena madre con una profesión tan absorbente. Que cómo cuidaría a los diez hijos que pensaba tener.
Para que no me olvides 5o. capítulo
Cada día, al irse el fonoaudiólogo, siento mi lengua tumefacta. Como si se me hubiese ahogado adentro de la boca, como si mi boca fuese una ola inmensa que la inundó. Me la imagino purpúrea e hinchada como la de un animal que ha perecido en el agua.
Para que no me olvides 4o. capítulo
Hola Blanca- avanzó hacia nosotros -. Éste es un pésimo día para conocerte. Tantos agradecimientos pendientes, pero vengo destruida- sin más se tiró en el sillón soltando al cartera y cayó al suelo,abriendo las piernas sin sacarse el abrigo ni la bufanda. Me desconcerté..................
Para que no me olvides 3o. capítulo
Es que mis hermanos y yo no nos habíamos casado para toda la vida, como lo hicieron nuestros padres y nuestros abuelos. Y un día, en esos largos almuerzos de los domingos donde nos reuníamos todos, Alfonso avisó mientras tomábamos el pisco sour, que se había separado. Debe haber sido el primer domindgo que, sin razones evidentes como viaje o enfermedad, Luz no asistió.
Para que no me olvides 2o. Capítulo
Me han traído al fonoaudiólogo. Me advierte que tengo un año para mejorarme, que la curva de mejoría en estos casos-raros,, por cierto- se detiene a los doce meses, así de preciso. Me lo repite: si no avanzo, será éste el estado en que permaneceré. Una carrera contra el tiempo, cada día de los doce meses son cruciales, debo ganarle al tiempo y mejorar.
Para que no me olvides 1o. Capítulo
En esas danzas húngaras había algo de niñez. O de ese delicioso delirio de sentirse allí otra vez. Soñé que mamá me lavba el cabello. Siempre lo hacían las nanas, pero cuando alguna rara vez sucedía, sus manos no dolían en la nuca, no, eran una caricia las manos de mamá.
Retrato en Sepia 41o. Capítilo gran final
El segundo miércoles de noviembre Tao Chien fua como todos los días, a buscar a su nieta Lai Ming al salón de té de su esposa en la Plaza de la Unión. La niña se quedaba con su abuela Eliza por las tardes hasta que el zhong-yi terminaba con el último paciente de su consulta y la iba a recoger. Eran solo siete cuadras la distancia hasta la casa, pero Tao Chien tenía la costumbre de recorrer las dos calles principaes de Chinatown.
Retrato en Sepia 40o. Capítulo
Así transcurrieron cinco años de armonía en la cado los Chi´en, hasta que inevitablemente se desencadenaron los acontecimientos que habrían de destrozar a la familia. Todo comenzó con la visita de dos mujeres, que se anunciaron como misioneras presbiterianas y pidieron hablar a solas con con Tao Chi´en. El zhong-yi las recibió en el consultorio, porque pesó que venían por razones de salud, no había otra explicación para que dos mujeres blancas se presentaran de improviso en su casa.
Este es el el penúltimo capítulo de esta fascinante historia, mantente al pendiente de la publicación del gran final.
Retrato en Sepia 39o. Capítulo
La relación de Elisa Sommers con Severo del Valle es tan profunda como los secretos que compartieron por muchos años; ella lo considera mi verdadero padre, porque fue el hombre que amó a su hija y se casó con ella. La única función de Matías Rpdríuez de la Cruz fue suministrar algunos genes en fomrrma accidental.
Tu progenitor poco importa, Lai Ming, eso puedo hacerlo cualquiera. Severo es quien te dio su apellido y se responsabilizó por ti me aseguró.
Retrato en Sepia 38o. Capítulo
Me persuadió de que no debía regresar donde mi marido, que podía encontrar una docena de pretextos para demoar mi vuelta durante años, aunque estaba seguro de que Diego no exigiría m retorno a Caleufú, pues le convenía mantemerme lo más lejos posible.
Retrato en Sepia 37o. Capítulo
Especulé que tal vez no eran sus sobrinos, sino sus hijos, los tres de ojos azules, la marca de los Dominguez. Permanecí inmóvil, helándome de a poco, mientras ellos hacían el amor voluptuosamente, saborando cada roce, cada gemido, sin prisa.
Retrato en Sepia 36o. Capítulo
Desde su sillón de enferma doña Elvira observaba la vida de la familia sin perder detalle y se dio cuenta de las prolongadas ausencias de Diego y mi desolación, sumó dos y dos y llegó a algunas conclusiones. Su delicadeza y la costumbre tan chilena de no hablar de sentimientos le impedían enfrentar el problema directamente, pero en las muchas horas que pasamos juntas y solas se fue produciendo un acercamiento íntimo entre las dos.
Retrato en Sepia 35o. Capítulo
¿Quién es esta mujertan bella? quiso saber.
Susana, la esposa de Eduardo, mi cuñado. Y supongo que éste es Eduardo ¿verdad? dijo señalando a Diego. No, ése es Diego. ¿Por qué supone que es el marido de Susana? No sé me parecio......
Esa noche coloqué las fotografías en el suelo y estuve horas mirándolas. Me fui a la cama muy tarde, acongojada.
Retrato en Sepia 34o. Capítulo
Doña Elvira había pasado esos meses envuelta en chales, de la cama al sillón, cada vez más débil. Una vez al mes, muy discretamente, me preguntaba si "no había novedad" y como no la había, aumentaba sus oraciones para que Diego y yo le dieramos más nietos. A pesar de las noches larguísimas de ese invierno, la intimidad con mi marido no mejoró.
Retrato en Sepia 33o. Capítulo
Cabalgaba cerro arriba y valle abajo hasta los tupidos bosques, un paraiso de alerce, laurel, canelo, mañío, arrayán y milenarias auraucarias, maderas finas que los Domingu, aez explotaban en el aserradero. Me embriagaba la fragancia de la selva mojada, ese aroma sensual de tierra roja, savia y raíces; la paz de la espesura, confiando en el instinto de mi yegua.
Retrato en Sepia 32o. Capítulo
En vista de que Diego me había escogido me consideraban parte de su familia , eso les bastaba. Su sencillez me permitió relajarme, cosa que rara vez me ocurre con extraños, y al poco rato me encontré conversando conn cada uno de ellos, contándoles del viaje a Europa y de mi afición por la fotografía.
Retrato en Sepia 31o. Capítulo
Me pareció que a pesar de la incomodidad y la falta de recursos, lo pasaban mejor que los pasajeros de la clase superior, donde todo resultaba estirado, ceremonioso y aburrido. Entre los emigrantes había camaradería fácil, los hombres jugaban a naipes y dominó, las mujeres formaban grupos para contarse las vidas, los niños improvisaban cañas de pescar y jugabann a la escondida.
Retrato en Sepia 30o. Capítulo
Quise averiguar qué hacía un chileno por esos lados y por qué tení aspecto de tártaro nada costaba vusualizarlo lanza en mano y cubierto de pieles pero me callé turbada. Londres, la clínica, los médicos y el drama de mi abuela resultaban más de lo que podía manejar sola, me costaba entender los pudores de Paulina del Valle respecto a su salud y sus razones para mandar a Frederick Williams al otro lado del Canal justo cuando más lo necesitabamos.
Retrato en Sepia 29o. Capítulo
Llevábamos leña, con la cual encendieron el hogar para calentarnos y hervir agua para el mate; pronto esa infusión verde y amarga circulaba de mano en mano, todos chupando del mismo bombillo; ese decolció el ánmo y los colores a mi probe abuale, quien ordenó traer sus canastos y se instaló, como una verdulera en el mercado, a distribuir las vituallas para engañar el hambre.
Retrato en Sepia 28o. Capítulo
Las viñas son cmomo la gente, Aurora, mientras más difíciles son las circunstancias mejores son los frutos. Es una lástima que yo descubriera esta verdad tan tarde, porque de haberlo sabido antes habría aplicado mano dura con mis hijos y contigo.
Conmigo usted trató, abuela. He sido muy blanda contigo. Debí mandarte a las monjas.
Retrato en Sepia 27o. Capítulo
Mi abuela se aferró a Amanda Lowell con afecto sepersticioso, creía que mientras estuviera cerca, Matías viviría. Paulina no intimaba con nadie, salvo conmigo algunas veces, consideraba que la mayor parte de la gente es bruta sin remedio y lo decía a quién quisiera oírlo.
Nota en este capítulo hay un error en un nombre: Se escucha así Con o sin Francisco y Matías lo correcto es Con o sin Feliciano y Matías.
Gracias queridos escuchas.
Retrato en Sepia 26o. Capítulo
Nada que se pueda curar, madre. Comprenderá que debo tener razones muy poderosas para regresar aquí.
Esa mujer.....
Conozco toda la historia de Amanda Lowel con mi padre; sucedió hace treinta años del otro lado del mundo. ¿No puede olvidar su despecho? Ya todos estamos en edad de tirar por la borda los sentimientos que no sirven para nada y quedarnos sólo con aquellos que nos ayudan a vivir.
Retrato en Sepia 25o. Capítulo
A la hora del crepúsculo trajeron el cuerpo de mi primo, que mi abuela había reclamado valiéndose de su posición social y de sus influencias; venía envuelto en una manta ensangrendatada y lo metieron sigilosamente enn un cuarto para acomodarlo un poco antes de que lo vieran su madre y sus hermanas.
Retrato en Sepia 24o. Capítulo
Dos de las tías tenían a los recién nacidos en brazos, bien envueltos en mantillas de lana, con gorritos tejidos en la cabeza, mientras cada miembro de la familia se acercaba por turno a besarlos en la frende diciendo Dios lo guarde para evitar el involuntario mal de ojo.
Retrato en Sepia 23o. Capítulo
Mi abuela llegó cansada y de mal humor al campo, pero a los pocos días enarboló un paraguas y con Caramelo a la siga recorrió los alrededores con gran curiosidad. La vi examinaar los palos torcidos de las parras y recoger muestras de tierra, que guardaba en unas misteriosas bolsitas. La casa en fomra de U, era de tejas, de aspecto pesado y sólido, sin la menor elegancia, pero con el encanto de las paredes que han presenciado mucha historia.
Retrato en Sepia 22o. Capítulo
Fue la primera mujer intelectual que se cruzó en mi vida. Nívea con toda su inteligencia y su educación, no podía competir con mi maestra; a ella la distinguían la intuicición y la enorme generosidad de su alma, estaba adelantada en medio siglo a su tiempo, pero nunca posó de intelectual, ni siquiera en las famosas tertulias de mi abuela.
Retrato en Sepia 21o. Capítulo
A mi abuela le costó más adaptarse en Chile que a su marido, a pesar de que su apellido y fortuna le abrían las puertas. Se asfixiaba con las pequeñeces y la mojigatería de ese ambiente, echaba de menos la libertad de antaño; n,o en vano había vivido más de treinta años en California, pero tan pronto abrió las puertas de su mansión pasó a encabezar la vida social de Santiago.
Retrato en Sepia 20o. Capítulo
Al día siguiente el colegio avisó de mi desaparición a Pa ulina del Valle, quién llegó como una tromba a exigir explicaciones. Mientras ellay Frederick Williams eran conducidos por una novicia arrebolada a la oficina de la madre superiora, yo me escabullí desde los matorrales donde me había ocultadohasta el carruaje que esperaba en el patio, me subí sin que el cochero me viera y me agazapé bajo el asiento. Entre Frederick Williams, el cochero y la madre superiora tuvieron que ayudar a mi abuela a subri al coche, iba chillando que si yo no aparecía pronto ¡ya iban a ver quién era Paulina del Valle!
Retrato en Sepia 19o. Capítulo
Se me ocurre que a pesar de su postura desafiante ante las convenciones, nunca pudo superar los prejuicios de su clase. Para protegerme del rechazo ocultó cuidadosamente la existencia de mi cuarto de sangre china, el modesto ambiente social de mi madre y el hecho de que en realidad yo era una bastarda. Es lo único que puedo reprocharle al gigante que fue mu abuela.
Retrato en Sepia 18o. Capítulo
Eché a correr, crucé el hall de la cúpula, me perdí en la bibliotec, di con el comedor y me metí bajo la mesa, donde me acurruqué, muda de confusión. Era un mueble enorme con la cubierta de mármol verde y las patas talladas con figuras de cariátides, imposible de mover. Pronto llegaron Paulina del Valle, Williams y un par de criados decididos a engatusarme, pero yo me escurría como una comadreja, apenas alguna mano lograba acercase.
Retrato en Sepia 17o. Capítulo
Lai-Ming es una chica lista. Pronto preguntará quién es su padre. Hasta hace poco creía que su padre, su abuelo, su mejor amigo y Dios eran la misma persona: Tao Chie´n dijo Eliza.
¿Que quiere que le diga si pregunta? quiso saber Paulina. Dígale la verdad aconsejó Eliza.
¿Que mi hijo Matías es su padre biológico y mi sobrin Severo es su padre legal? ¿Porque no? Y dígale que su madre se llamaba Lynn Sommers y era una joven buena y bella murmuró Eliza con la voz quebrada.
Retrato en Sepia 16o. Capítulo
Tengo miedo trató de decir Severo y ella tal vez no oyó su balbuceo pero adivinó su terror, porque se quitó una medallita de plata del cuello y se la puso entre las manos Que la Virgen te ayude, murmuró e inclinándose lo besó levemente en los labios antes de irse.
Severo se quedó con el roce de esos labios y la medalla apretada en su palma. Tiritaba, le castañeaban los dientes, artía de fiebre; se dormía o se desmayaba a ratos y cuando recuperaba la consciencia el dolor lo atontaba.
Retrato en Sepia 15o. Capítulo
Agua..... - clamó Severo del Valle con la lengua reseca.
Después tomará agua. Ahora necesita algo que lo atonte un poco, pero aquí ya no tenemos ni una gota de licor dijo el médico.
Severo señaló la cantimplora, El doctor lo obligó a beber tres chorros largos, explicándole que no contaban con anestesia, y usó el resto para empapar los trapos y limpiar los instrumentos, luego hizo una señal a los ordenanzas, que se colocaron a ambos lados de la mesa para sujetar al paciente.