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Res Publica Litteraria

Res Publica Litteraria

By Sebastián Rodríguez Cárdenas

Un intersticio entre la literatura y la filosofía. Poemas, cuentos cortos y fragmentos de libros indispensables.

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Jorge Luis Borges - Los Borges (1960)

Res Publica LitterariaMay 18, 2020

00:00
01:07
Alejandra Pizarnik - Los trabajos y las noches (1965)
Jul 29, 202001:37
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Alejandra Pizarnik - Hija del viento (1958)
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Alejandra Pizarnik - La jaula (1958)
Jun 27, 202001:54
Alejandra Pizarnik - Poema para el padre (1971)
Jun 24, 202002:08
Federico García Lorca - Casida de la mujer tendida (póstumo)

Federico García Lorca - Casida de la mujer tendida (póstumo)

Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas


Federico García Lorca (1898–1936)

Casida de la mujer tendida


Verte desnuda es recordar la Tierra.
La Tierra lisa, limpia de caballos.
La Tierra sin un junco, forma pura
cerrada al porvenir: confín de plata.

Verte desnuda es comprender el ansia
de la lluvia que busca débil talle
o la fiebre del mar de inmenso rostro
sin encontrar la luz de su mejilla.

La sangre sonará por las alcobas
y vendrá con espada fulgurante,
pero tú no sabrás dónde se ocultan
el corazón de sapo o la violeta.

Tu vientre es una lucha de raíces,
tus labios son un alba sin contorno,
bajo las rosas tibias de la cama
los muertos gimen esperando turno.


Parte de 'Diván del Tamarit', obra recopilada en vida y publicada con posterioridad a la trágica muerte del autor, a manos del franquismo.


Música: Pink Flamenco - Doug Maxwell (dominio público)

Jun 19, 202001:40
Federico García Lorca - Romance sonámbulo (1928)

Federico García Lorca - Romance sonámbulo (1928)

Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas

Federico García Lorca (1898–1936)

Romance sonámbulo


Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas le están mirando
y ella no puede mirarlas.

*


Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.

*

Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los montes de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
ese trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
dejadme subir, dejadme,
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.

*

Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal,
herían la madrugada.

*

Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento, dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está mi niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!

*

Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos,
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.


Incluido en 'Romancero gitano', publicado en 1928.


Música: Pink Flamenco - Doug Maxwell (dominio público)

Jun 14, 202004:10
Federico García Lorca - Gacela del amor imprevisto (póstumo)

Federico García Lorca - Gacela del amor imprevisto (póstumo)

Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas

Federico García Lorca (1898–1936)

Gacela del amor imprevisto


Nadie comprendía el perfume
de la oscura magnolia de tu vientre.
Nadie sabía que martirizabas
un colibrí de amor entre los dientes.

Mil caballitos persas se dormían
en la plaza con luna de tu frente,
mientras que yo enlazaba cuatro noches
tu cintura, enemiga de la nieve.

Entre yeso y jazmines, tu mirada
era un pálido ramo de simientes.
Yo busqué, para darte, por mi pecho
las letras de marfil que dicen siempre.

Siempre, siempre: jardín de mi agonía,
tu cuerpo fugitivo para siempre,
la sangre de tus venas en mi boca,
tu boca ya sin luz para mi muerte.


Parte de 'Diván del Tamarit', obra recopilada en vida y publicada con posterioridad a la trágica muerte del autor, a manos del franquismo.


Música: Pink Flamenco - Doug Maxwell (dominio público)

Jun 13, 202001:32
Federico García Lorca - La casada infiel (1928)

Federico García Lorca - La casada infiel (1928)

Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas

Federico García Lorca (1898–1936)

La casada infiel


Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.

Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído,
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.

*

Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.

Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
Le regalé un costurero
grande de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.


Incluido en 'Romancero gitano', publicado en 1928.


Música: Pink Flamenco - Doug Maxwell (dominio público)

Jun 09, 202002:45
Federico García Lorca - El poeta pide a su amor que le escriba (póstumo)

Federico García Lorca - El poeta pide a su amor que le escriba (póstumo)

Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas

Federico García Lorca (1898–1936)

El poeta pide a su amor que le escriba


Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.

El aire es inmortal. La piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.

Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.

Llena pues de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.


Parte de 'Sonetos del amor oscuro', obra recopilada y publicada con posterioridad a la trágica muerte del autor a manos del franquismo.


Música: Pink Flamenco - Doug Maxwell (dominio público)

Jun 07, 202001:24
Federico García Lorca - Gacela del niño muerto (póstumo)

Federico García Lorca - Gacela del niño muerto (póstumo)

Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas

Federico García Lorca (1898–1936)

Gacela del niño muerto


Todas las tardes en Granada,
todas las tardes se muere un niño.
Todas las tardes el agua se sienta
a conversar con sus amigos.

Los muertos llevan alas de musgo.
El viento nublado y el viento limpio
son dos faisanes que vuelan por las torres
y el día es un muchacho herido.

No quedaba en el aire ni una brizna de alondra
cuando yo te encontré por las grutas del vino.
No quedaba en la tierra ni una miga de nube
cuando te ahogabas por el río.

Un gigante de agua cayó sobre los montes
y el valle fue rodando con perros y con lirios.
Tu cuerpo, con la sombra violeta de mis manos,
era, muerto en la orilla, un arcángel de frío.


Parte de 'Diván del Tamarit', obra recopilada en vida y publicada con posterioridad a la trágica muerte del autor, a manos del franquismo.


Música: Pink Flamenco - Doug Maxwell (dominio público)

Jun 07, 202001:35
Federico García Lorca - Soneto de la dulce queja (póstumo)

Federico García Lorca - Soneto de la dulce queja (póstumo)

Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas

Federico García Lorca (1898–1936)

Soneto de la dulce queja


Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua y el acento
que de noche me pone en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.

Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas; y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,

no me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi otoño enajenado.


Parte de 'Sonetos del amor oscuro', obra recopilada y publicada con posterioridad a la trágica muerte del autor a manos del franquismo.

Música: Pink Flamenco - Doug Maxwell (dominio público)

Jun 03, 202001:22
Federico García Lorca - Reyerta (1928)

Federico García Lorca - Reyerta (1928)

Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas

Federico García Lorca (1898–1936)

Reyerta


En la mitad del barranco
las navajas de Albacete,
bellas de sangre contraria,
relucen como los peces.
Una dura luz de naipe
recorta en el agrio verde,
caballos enfurecidos
y perfiles de jinetes.
En la copa de un olivo
lloran dos viejas mujeres.
El toro de la reyerta
se sube por las paredes.
Ángeles negros traían
pañuelos y agua de nieve.
Ángeles con grandes alas
de navajas de Albacete.
Juan Antonio el de Montilla
rueda muerto la pendiente,
su cuerpo lleno de lirios
y una granada en las sienes.
Ahora monta cruz de fuego,
carretera de la muerte.

*

El juez, con guardia civil,
por los olivares viene.
Sangre resbalada gime
muda canción de serpiente.
Señores guardias civiles:
aquí pasó lo de siempre.
Han muerto cuatro romanos
y cinco cartagineses.

*

La tarde loca de higueras
y de rumores calientes
cae desmayada en los muslos
heridos de los jinetes.
Y ángeles negros volaban
por el aire del poniente.
Ángeles de largas trenzas
y corazones de aceite.


Incluido en 'Romancero gitano', publicado en 1928.


Música: Pink Flamenco - Doug Maxwell (dominio público)


May 31, 202002:03
Federico García Lorca - Noche del amor insomne (póstumo)

Federico García Lorca - Noche del amor insomne (póstumo)

Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas

Federico García Lorca (1898–1936)

Noche del amor insomne


Noche arriba los dos con luna llena,

yo me puse a llorar y tú reías.

Tu desdén era un dios, las quejas mías

momentos y palomas en cadena.


Noche abajo los dos. Cristal de pena,

llorabas tú por hondas lejanías.

Mi dolor era un grupo de agonías

sobre tu débil corazón de arena.


La aurora nos unió sobre la cama,

las bocas puestas sobre el chorro helado

de una sangre sin fin que se derrama.


Y el sol entró por el balcón cerrado

y el coral de la vida abrió su rama

sobre mi corazón amortajado.


Parte de 'Sonetos del amor oscuro', obra recopilada y publicada con posterioridad a la trágica muerte del autor a manos del franquismo.


Música: Pink Flamenco - Doug Maxwell (dominio público)

May 28, 202001:14
Federico García Lorca - El amor duerme en el pecho del poeta (póstumo)

Federico García Lorca - El amor duerme en el pecho del poeta (póstumo)

Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas

Federico García Lorca (1898–1936)

El amor duerme en el pecho del poeta


Tú nunca entenderás lo que te quiero
porque duermes en mí y estás dormido.
Yo te oculto llorando, perseguido
por una voz de penetrante acero.

Norma que agita igual carne y lucero
traspasa ya mi pecho dolorido
y las turbias palabras han mordido
las alas de tu espíritu severo.

Grupo de gente salta en los jardines
esperando tu cuerpo y mi agonía
en caballos de luz y verdes crines.

Pero sigue durmiendo, vida mía.
¡Oye mi sangre rota en los violines!
¡Mira que nos acechan todavía!


Parte de ´Sonetos del amor oscuro´, obra recopilada y publicada con posterioridad a la trágica muerte del autor a manos del franquismo. 


Música: Pink Flamenco - Doug Maxwell (dominio público)

May 25, 202001:19
Jorge Luis Borges - El golem (1964)

Jorge Luis Borges - El golem (1964)

Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas

Jorge Luis Borges (1899 - 1986)

El golem


Si (como afirma el griego en el Cratilo)

el nombre es arquetipo de la cosa

en las letras de “rosa” está la rosa

y todo el Nilo en la palabra “Nilo”.


Y, hecho de consonantes y vocales,

habrá un terrible Nombre, que la esencia

cifre de Dios y que la Omnipotencia

guarde en letras y sílabas cabales.


Adán y las estrellas lo supieron

en el Jardín. La herrumbre del pecado

(dicen los cabalistas) lo ha borrado

y las generaciones lo perdieron.


Los artificios y el candor del hombre

no tienen fin. Sabemos que hubo un día

en que el pueblo de Dios buscaba el Nombre

en las vigilias de la judería.


No a la manera de otras que una vaga

sombra insinúan en la vaga historia,

aún está verde y viva la memoria

de Judá León, que era rabino en Praga.


Sediento de saber lo que Dios sabe,

Judá León se dio a permutaciones

de letras y a complejas variaciones

y al fin pronunció el Nombre que es la Clave,


la Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio,

sobre un muñeco que con torpes manos

labró, para enseñarle los arcanos

de las Letras, del Tiempo y del Espacio.


El simulacro alzó los soñolientos

párpados y vio formas y colores

que no entendió, perdidos en rumores

y ensayó temerosos movimientos.


Gradualmente se vio (como nosotros)

aprisionado en esta red sonora

de Antes, Después, Ayer, Mientras, Ahora,

Derecha, Izquierda, Yo, Tú, Aquellos, Otros.


(El cabalista que ofició de numen

a la vasta criatura apodó Golem;

estas verdades las refiere Scholem

en un docto lugar de su volumen.)


El rabí le explicaba el universo

“esto es mi pie; esto el tuyo, esto la soga.”

y logró, al cabo de años, que el perverso

barriera bien o mal la sinagoga.


Tal vez hubo un error en la grafía

o en la articulación del Sacro Nombre;

a pesar de tan alta hechicería,

no aprendió a hablar el aprendiz de hombre.


Sus ojos, menos de hombre que de perro

y harto menos de perro que de cosa,

seguían al rabí por la dudosa

penumbra de las piezas del encierro.


Algo anormal y tosco hubo en el Golem,

ya que a su paso el gato del rabino

se escondía. (Ese gato no está en Scholem

pero, a través del tiempo, lo adivino.)


Elevando a su Dios manos filiales,

las devociones de su Dios copiaba

o, estúpido y sonriente, se ahuecaba

en cóncavas zalemas orientales.


El rabí lo miraba con ternura

y con algún horror. “¿Cómo” (se dijo)

“pude engendrar este penoso hijo

y la inacción dejé, que es la cordura?”


“¿Por qué di en agregar a la infinita

serie un símbolo más? ¿Por qué a la vana

madeja que en lo eterno se devana,

di otra causa, otro efecto y otra cuita?”


En la hora de angustia y de luz vaga,

en su Golem los ojos detenía.

¿Quién nos dirá las cosas que sentía

Dios, al mirar a su rabino en Praga?


Incluido en 'El otro, el mismo'  (1964)

Música: Allemande - Wahneta Meixsell (Dominio Público)

May 22, 202003:59
Jorge Luis Borges - A la efigie de un capitán de los ejércitos de Cromwell (1960)

Jorge Luis Borges - A la efigie de un capitán de los ejércitos de Cromwell (1960)

Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas

Jorge Luis Borges (1899 - 1986)

A la efigie de un capitán de los ejércitos de Cromwell


No rendirán de Marte las murallas

a este, que salmos del Señor inspiran;

desde otra luz (desde otro siglo) miran

los ojos, que miraron las batallas.

La mano está en los hierros de la espada.

Por la verde región anda la guerra;

detrás de la penumbra está Inglaterra,

y el caballo y la gloria y tu jornada.

Capitán, los afanes son engaños,

vano el arnés y vana la porfía

del hombre, cuyo término es un día;

Todo ha concluido hace ya muchos años.

El hierro que ha de herirte se ha herrumbrado;

estás (como nosotros) condenado.


Poema publicado en 1960 como parte de la antología 'El Hacedor'

Música: Allemande - Wahneta Meixsell (Dominio Público)

May 21, 202001:16
Jorge Luis Borges - 1964 (1964)

Jorge Luis Borges - 1964 (1964)

Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas

Jorge Luis Borges (1899-1986)

1964

I

Ya no es mágico el mundo. Te han dejado.
Ya no compartirás la clara luna
ni los lentos jardines. Ya no hay una
luna que no sea espejo del pasado,

cristal de soledad, sol de agonías.
Adiós las mutuas manos y las sienes
que acercaba el amor. Hoy sólo tienes
la fiel memoria y los desiertos días.

Nadie pierde (repites vanamente)
sino lo que no tiene y no ha tenido
nunca, pero no basta ser valiente

para aprender el arte del olvido.
Un símbolo, una rosa, te desgarra
y te puede matar una guitarra.

II

Ya no seré feliz. Tal vez no importa.
Hay tantas otras cosas en el mundo;
un instante cualquiera es más profundo
y diverso que el mar. La vida es corta

y aunque las horas son tan largas, una
oscura maravilla nos acecha,
la muerte, ese otro mar, esa otra flecha
que nos libra del sol y de la luna

y del amor. La dicha que me diste
y me quitaste debe ser borrada;
lo que era todo tiene que ser nada.

Sólo que me queda el goce de estar triste,
esa vana costumbre que me inclina
al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.


Incluido en 'El otro, el mismo'  (1964)

Música: Allemande - Wahneta Meixsell (Dominio Público)

May 20, 202001:54
Jorge Luis Borges - Los Borges (1960)

Jorge Luis Borges - Los Borges (1960)

Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas

Jorge Luis Borges (1899 - 1986)

Los Borges


Nada o muy poco sé de mis mayores
portugueses, los Borges: vaga gente
que prosigue en mi carne, oscuramente,
sus hábitos, rigores y temores.

Tenues como si nunca hubieran sido
y ajenos a los trámites del arte,
indescifrablemente forman parte
del tiempo, de la tierra y del olvido.

Mejor así. Cumplida la faena,
son Portugal, son la famosa gente
que forzó las murallas del Oriente

y se dio al mar y al otro mar de arena.
Son el rey que en el místico desierto
se perdió y el que jura que no ha muerto.


Poema publicado en 1960 como parte de la antología 'El Hacedor'

Música: Allemande - Wahneta Meixsell (Dominio Público)

May 18, 202001:07
Jorge Luis Borges - Un poeta del siglo XIII (1964)

Jorge Luis Borges - Un poeta del siglo XIII (1964)

Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas

Jorge Luis Borges (1899-1986)

Un poeta del siglo XIII


Vuelve a mirar los arduos borradores

de aquel primer soneto innominado,

la página arbitraria en que ha mezclado

tercetos y cuartetos pecadores.


Lima con lenta pluma sus rigores

y se detiene. Acaso le ha llegado

del porvenir y de su horror sagrado

un rumor de remotos ruiseñores.


¿Habrá sentido que no estaba solo

y que el arcano, el increíble Apolo

le había revelado un arquetipo,


un ávido cristal que apresaría

cuanto la noche cierra o abre el día:

dédalo, laberinto, enigma, Edipo?


Incluido en 'El otro, el mismo' de 1964

Música: Allemande - Wahneta Meixsell (Dominio Público)

May 18, 202000:58
Jorge Luis Borges - Poema de los Dones (1960)

Jorge Luis Borges - Poema de los Dones (1960)

Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas

Jorge Luis Borges (1899 - 1986)

Poema de los Dones


Nadie rebaje a lágrima o reproche

esta declaración de la maestría

de Dios, que con magnífica ironía

me dio a la vez los libros y la noche.


De esta ciudad de libros hizo dueños

a unos ojos sin luz, que sólo pueden

leer en las bibliotecas de los sueños

los insensatos párrafos que ceden


las albas a su afán. En vano el día

les prodiga sus libros infinitos,

arduos como los arduos manuscritos

que perecieron en Alejandría.


De hambre y de sed (narra una historia griega)

muere un rey entre fuentes y jardines;

yo fatigo sin rumbo los confines

de esa alta y honda biblioteca ciega.


Enciclopedias, atlas, el Oriente

y el Occidente, siglos, dinastías,

símbolos, cosmos y cosmogonías

brindan los muros, pero inútilmente.


Lento en mi sombra, la penumbra hueca

exploro con el báculo indeciso,

yo, que me figuraba el Paraíso

bajo la especie de una biblioteca.


Algo, que ciertamente no se nombra

con la palabra azar, rige estas cosas;

otro ya recibió en otras borrosas

tardes los muchos libros y la sombra.


Al errar por las lentas galerías

suelo sentir con vago horror sagrado

que soy el otro, el muerto, que habrá dado

los mismos pasos en los mismos días.


¿Cuál de los dos escribe este poema

de un yo plural y de una sola sombra?

¿Qué importa la palabra que me nombra

si es indiviso y uno el anatema?


Groussac o Borges, miro este querido

mundo que se deforma y que se apaga

en una pálida ceniza vaga

que se parece al sueño y al olvido.


Poema publicado en 1960 como parte de la antología 'El Hacedor'

Música: Allemande - Wahneta Meixsell (Dominio Público)

May 15, 202002:25
Jorge Luis Borges - Laberinto (1969)

Jorge Luis Borges - Laberinto (1969)

Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas

Jorge Luis Borges (1899-1986)

Laberinto


No habrá nunca una puerta. Estás adentro

y el alcázar abarca el universo

y no tiene ni anverso ni reverso

ni externo muro ni secreto centro.

No esperes que el rigor de tu camino

que tercamente se bifurca en otro,

que tercamente se bifurca en otro,

tendrá fin. Es de hierro tu destino

como tu juez. No aguardes la embestida

del toro que es un hombre y cuya extraña

forma plural da horror a la maraña

de interminable piedra entretejida.

No existe. Nada esperes. Ni siquiera

en el negro crepúsculo la fiera.


Incluido en 'Elogio de la sombra'  (1969)

Música: Allemande - Wahneta Meixsell (Dominio Público)

May 14, 202001:05
Jorge Luis Borges - Insomnio (1964)

Jorge Luis Borges - Insomnio (1964)

Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas

Jorge Luis Borges (1899-1986)

Insomnio


De fierro

de encorvados tirantes de enorme fierro tiene que ser la noche,

para que no la revienten y la desfonden

las muchas cosas que mis abarrotados ojos han visto,

las duras cosas que insoportablemente la pueblan.

Mi cuerpo ha fatigado los niveles, las temperaturas, las luces:

en vagones de largo ferrocarril,

en un banquete de hombres que se aborrecen,

en el filo mellado de los suburbios,

en una quinta calurosa de estatuas húmedas,

en la noche repleta donde abundan el caballo y el hombre.

El universo de esta noche tiene la vastedad

del olvido y la precisión de la fiebre.

En vano quiero distraerme del cuerpo

y del desvelo de un espejo incesante

que lo prodiga y que lo acecha

y de la casa que repite sus patios

y del mundo que sigue hasta un despedazado arrabal

de callejones donde el viento se cansa y de barro torpe.

En vano espero

las desintegraciones y los símbolos que preceden al sueño.

Sigue la historia universal:

los rumbos minuciosos de la muerte en las caries dentales,

la circulación de mi sangre y de los planetas.

(He odiado el agua crapulosa de un charco,

he aborrecido en el atardecer el canto del pájaro.)

Las fatigadas leguas incesantes del suburbio del Sur,

leguas de pampa basurera y obscena, leguas de execración,

no se quieren ir del recuerdo.

Lotes anegadizos, ranchos en montón como perros,

charcos de plata fétida:

soy el aborrecible centinela de esas colocaciones inmóviles.

Alambre, terraplenes, papeles muertos, sobras de Buenos Aires.

Creo esta noche en la terrible inmortalidad:

ningún hombre ha muerto en el tiempo, ninguna mujer,

ningún muerto,

—aunque se oculten en la corrupción y en los siglos—

y condenarlos a vigilia espantosa.

Toscas nubes color borra de vino inflamarán el cielo;

amanecerá en mis párpados apretados.


Incluido en 'El otro, el mismo'  (1964)

Música: Allemande - Wahneta Meixsell (Dominio Público)

May 13, 202002:29
Jorge Luis Borges - Sábados (1923)

Jorge Luis Borges - Sábados (1923)

Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas

Jorge Luis Borges (1899-1986)

Sábados

Afuera hay un ocaso, alhaja oscura
engastada en el tiempo,
y una honda ciudad ciega
de hombres que no te vieron.
La tarde calla o canta.
Alguien descrucifica los anhelos
clavados en el piano.
Siempre, la multitud de tu hermosura.

* * *

A despecho de tu desamor
tu hermosura
prodiga su milagro por el tiempo.
Está en ti la ventura
como la primavera en la hoja nueva.
Ya casi no soy nadie,
soy tan solo ese anhelo
que se pierde en la tarde.
En ti está la delicia
como está la crueldad en las espadas.

* * *

Agravando la reja está la noche.
En la sala severa
se buscan como ciegos nuestras dos soledades.
Sobrevive a la tarde
la blancura gloriosa de tu carne.
En nuestro amor hay una pena
que se parece al alma.

* * *


que ayer solo eras toda hermosura
eres también todo amor, ahora.


Incluido en 'Fervor de Buenos Aires'  (1923)

Música: Allemande - Wahneta Meixsell (Dominio Público)

May 12, 202001:17
Jorge Luis Borges - Ajedrez (1960)

Jorge Luis Borges - Ajedrez (1960)

Lector: Sebastián Rodríguez Cárdenas

Jorge Luis Borges (1899 - 1986) 

Ajedrez 

I

En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.

Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.

Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la Tierra.
Como el otro, este juego es infinito.

II

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y de blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonía?


Poema publicado en 1960 como parte de la antología El Hacedor

Música: Allemande - Wahneta Meixsell (Dominio Público)

May 12, 202001:53