Poesía suelta
By J. Oscar Ramírez V.
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Poesía sueltaMar 14, 2023
Yo lloro de Juan Rulfo
Yo lloro de Juan Rulfo
Yo lloro, sabes,
lloro a veces por tu amor.
Y beso pedacito a pedazo
cada parte de tu cara
y nunca acabo de quererte.
Bajo la lluvia de Juana de Ibarbourou
Bajo la lluvia de Juana de Ibarbourou
¡Cómo resbala el agua por mi espalda!
¡Cómo moja mi falda,
y pone en mis mejillas su frescura de nieve!
Llueve, llueve, llueve,
y voy, senda adelante,
con el alma ligera y la cara radiante,
sin sentir, sin soñar,
llena de la voluptuosidad de no pensar.
Un pájaro se baña
en una charca turbia. Mi presencia le extraña,
se detiene… me mira… nos sentimos amigos…
¡Los dos amamos muchos cielos, campos y trigos!
Después es el asombro
de un labriego que pasa con su azada al hombro
y la lluvia me cubre de todas las fragancias
de los setos de octubre.
Y es, sobre mi cuerpo por el agua empapado
como un maravilloso y estupendo tocado
de gotas cristalinas, de flores deshojadas
que vuelcan a mi paso las plantas asombradas.
Y siento, en la vacuidad
del cerebro sin sueño, la voluptuosidad
del placer infinito, dulce y desconocido,
de un minuto de olvido.
Llueve, llueve, llueve,
y tengo en alma y carne, como un frescor de nieve.
A mi padre de Ramón López Velarde con Lizeth Palacios
A mi padre de Ramón López Velarde
Nunca, señor, pensé que el verso mío
cuando te hablara en él por vez primera
la música filial de los veinte años,
del huérfano infelice la voz fuera.
Nada valió la familiar plegaria;
moriste en plena vida, y ¡qué contraste
tocóles a los tuyos, muerto amado,
en la noche fatal que agonizaste!
Noche con paz de luna; también fuiste
noche más que ninguna tormentosa;
tus horas de martirio florecieron
en mi jardín, como sangrienta rosa.
Todo lo evoco, Padre: tus quejidos;
tus palabras postreras; la voz triste
con que te habló tu hermano sacerdote;
la mañana de otoño en que moriste;
los cirios -compañeros de velada-;
la madre y los hermanos, todos juntos;
el ataúd que sale de la casa;
el sollozante oficio de difuntos;
y ¡oh infinita bondad la de los padres!
los ojos muertos de tu faz piadosa
que me vieron por último con lástima
en las orillas de la negra fosa.
Supe después lo enormemente triste
que es la trsiteza del hogar vacío
y lloré con la marcha de la madre
para tierras del norte. Mas confío
que te he de ver, oh Padre, para siempre
con mis pupilas de resucitado.
Aquel buen ángel que guardó el sepulcro
de Jesucristo, y que miró extasiado
la tierra redimida, y a las santas
mujeres que buscaban al Amado,
las consoló, verá concluir su oficio
cuando el último Adán encuentre abiertos
los eternos lugares de victoria
y no haya quien pregunte por sus muertos.
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Me estás vedada tú de Ramón López Velarde con Lizeth Palacios
Me estás vedada tú de Ramón López Velarde
¿Imaginas acaso la amargura
que hay en no convivir
los episodios de tu vida pura?
Me está vedado conseguir que el viento
y la llovizna sean comedidos
con tu pelo castaño.
Me está vedado oír en los latidos
de tu paciente corazón (sagrario
de dolor y clemencia),
la fórmula escondida
de mi propia existencia.
Me está vedado, cuando te fatigas
y se fatiga hasta tu mismo traje,
tomarte en brazos, como quien levanta
a su propia ilusión incorruptible
hecha fantasma que renuncia al viaje.
Despertarás una mañana gris
y verás, en la luna de tu armario,
desdibujarse un puño
esquelético, y ante el funerario
aviso, gritarás las cinco letras
de mi nombre, con voz pávida y floja,
¡Y yo me hallaré ausente
de tu final congoja!
¿Imaginas acaso
mi amargura impotente?
Me estás vedada tú... Soy un fracaso
de confesor y médico que siente
perder a la mejor de sus enfermas
y a su más efusiva penitente.
Cartas a Clara de Juan Rulfo
Méx. D. F. 31 de Feb. de 1945
Criatura:
Ayer no me divertí, ni antier, ni antes de antier, ni ningún día, así que no fue por eso que no te escribí, sino porque soy muy flojo, el tipo más flojo que tú hayas conocido. Además de flojo que soy, tengo el corazón malo, pues cuando sintió que pasaban los días y no veía a Kiko se puso enfermo de todo a todo. Y una cosa así, desesperada, no tiene juicio, ni logra entender por qué lo tratan de ese modo, separándolo tan de repente de lo que él más quiere.
Ahora te voy a decir otra cosa: no te enojes conmigo porque no escribí luego luego, pues cuando te pones corajuda te ves muy bonita, y yo no quiero que te veas bonita no estando yo ahí para mirarte.
Ojalá no te hayas enfermado de catarro ni de nada. Yo no quiero que te enfermes nunca; lo que sí quisiera es conseguir que permanecieras siempre con la sonrisita que tienes y con los ojos que tienes, así de alegres, que a veces me da miedo pensar que alguien, nomás de ver eso, se enamore de ti. No, no me gustaría que sucediera. Yo solo quiero ser el único enamorado de esa cosa que Dios puso mucho cuidado en hacer hermosa y, para acabar, darle permiso para andar sobre la tierra, con el fin de volver loco a este loco muchacho que tú conoces.
Mujercita:
Ayer pensé en ti y antier y antes de antier y todos estos días. Además, pensé lo bueno que sería yo si encontrara el camino hacia el durazno de tu corazón; lo pronto que se le acabaría la maldad a mi alma y lo despiadado. ¿No te he contado alguna vez lo despiadado que soy? Pues sí, Kiko, yo odio mucho al mundo y mi odio es constante. Quizá por esto el mundo me ha tratado mal y me ha hecho desafortunado. ¿Pero soy desafortunado, Kiko? ¿Verdad que no lo soy? ¿Acaso tú no eres para mí toda la riqueza junta y un rinconcito de suave tranquilidad? Algún día lo sabré, ¿no, Kiko?
Por lo pronto, me puse a medir el tamaño de mi cariño y dio 685 kilómetros por la carretera. Es decir, de aquí a donde tú estás. Ahí se acabó. Y es que tú eres el principio y fin de todas las cosas. No te me vayas a enojar por la letra colorada con que escribí esta carta, ni por ninguna nada, ¿eh? Espera hasta el lunes que yo esté ahí para verte la carita corajuda, Kiko, vida mía.
Juan
Cartas a Clara de Juan Rulfo
Desde que te conozco, hay un eco en cada rama que repite tu nombre; en las ramas altas, lejanas; en las ramas que están junto a nosotros, se oye. Se oye como si despertáramos de un sueño en el alba. Se respira en las hojas, se mueve como se mueven las gotas del agua. Clara: corazón, rosa, amor… Junto a tu nombre el dolor es una cosa extraña. Es una cosa que nos mira y se va, como se va la sangre de una herida; como se va la muerte de la vida. Y la vida se llena con tu nombre: Clara, claridad esclarecida. Yo pondría mi corazón entre tus manos sin que él se rebelara. No tendría ni así de miedo, porque sabría quién lo tomaba. Y un corazón que sabe y que presiente cuál es la mano amiga, manejada por otro corazón, no teme nada. ¿Y qué mejor amparo tendría él, que esas tus manos, Clara? He aprendido a decir tu nombre mientras duermo. Lo he aprendido a decir entre la noche iluminada. Lo han aprendido ya el árbol y la tarde... y el viento lo ha llevado hasta los montes y lo ha puesto en las espigas de los trigales. Y lo murmura el río...
Clara: Hoy he sembrado un hueso de durazno en tu nombre.
Guadalajara.
Oct/44
Juan Rulfo
Nocturno de Gabriela Mistra
Nocturno de Gabriela Mistral
Padre Nuestro, que estás en los cielos,
¡por qué te has olvidado de mí!
Te acordaste del fruto en febrero,
al llagarse su pulpa rubí.
¡Llevo abierto también mi costado,
y no quieres mirar hacia mí!
Te acordaste del negro racimo,
y lo diste al lagar carmesí;
y aventaste las hojas del álamo,
con tu aliento, en el aire sutil.
¡Y en el ancho lagar de la muerte
aun no quieres mi pecho oprimir!
Caminando vi abrir las violetas;
el falerno del viento bebí,
y he bajado, amarillos, mis párpados,
por no ver más enero ni abril.
Y he apretado la boca, anegada
de la estrofa que no he de exprimir.
¡Has herido la nube de otoño
y quieres volverte hacia mí!
Me vendió el que besó mi mejilla;
me negó por la túnica ruin.
Yo en mis versos el rostro con sangre,
como Tú sobre el paño, le di,
y en mi noche del Huerto, me han sido
Juan cobarde y el Ángel hostil.
Ha venido el cansancio infinito
a clavarse en mis ojos, al fin:
el cansancio del día que muere
y el del alba que debe venir;
¡el cansancio del cielo de estaño
y el cansancio del cielo de añil!
Ahora suelto la mártir sandalia
y las trenzas pidiendo dormir.
Y perdida en la noche, levanto
el clamor aprendido deTi:
¡Padre Nuestro, que estás en los cielos,
por qué te has olvidado de mí!
Besos de Gabriela Mistral
Besos de Gabriela Mistral
Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.
Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.
Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.
Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.
Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.
Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.
Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.
Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.
Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien, son besos míos
inventados por mí, para tu boca.
Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.
¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenáronse de lágrimas tus ojos.
¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.
Yo te enseñé a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.
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Que el amor no admite cuerdas reflexiones de Rubén Darío
Que el amor no admite cuerdas reflexiones de Rubén Darío
Señora, Amor es violento,
y cuando nos transfigura
nos enciende el pensamiento
la locura.
No pidas paz a mis brazos
que a los tuyos tienen presos:
son de guerra mis abrazos
y son de incendio mis besos;
y sería vano intento
el tornar mi mente obscura
si me enciende el pensamiento
la locura.
Clara está la mente mía
de llamas de amor, señora,
como la tienda del día
o el palacio de la aurora.
Y el perfume de tu ungüento
te persigue mi ventura,
y me enciende el pensamiento
la locura.
Mi gozo tu paladar
rico panal conceptúa,
como en el santo Cantar:
Mel et lac sub lingua tua*.
La delicia de tu aliento
en tan fino vaso apura,
y me enciende el pensamiento
la locura.
(*) Miel y leche bajo tu lengua (frase tomada del texto bíblico Cantar de los cantares)
Venus de Rubén Darío
VENUS DE RUBÉN DARÍO
En la tranquila noche, mis nostalgias amargas sufría.
En busca de quietud bajé al fresco y callado jardín.
En el obscuro cielo Venus bella temblando lucía,
como incrustado en ébano un dorado y divino jazmín.
A mi alma enamorada, una reina oriental parecía,
que esperaba a su amante bajo el techo de su camarín,
o que, llevada en hombros, la profunda extensión recorría,
triunfante y luminosa, recostada sobre un palanquín.
"¡Oh, reina rubia! -díjele, mi alma quiere dejar su crisálida
y volar hacia a ti, y tus labios de fuego besar;
y flotar en el nimbo que derrama en tu frente luz pálida,
y en siderales éxtasis no dejarte un momento de amar".
El aire de la noche refrescaba la atmósfera cálida.
Venus, desde el abismo, me miraba con triste mirar.
12 de noviembre de Patricia Ortiz Lozano con Lizeth Palacios
No podrás con mi silencio
con la furia de mis pasos
con el luto de mi cuerpo
lleno de sal que arde.
Abismarme no podrás
mi nombre no será tu calma
no el vacío de los lechos rotos
de los lugares derribados por el viento.
La sed se ha detenido
y el agua no eres tú.
Hoy de Ángel González
Hoy todo me conduce a su contrario:
el olor de la rosa me entierra en sus raíces,
el despertar me arroja a un sueño diferente,
existo, luego muero.
Todo sucede ahora en un orden estricto:
los alacranes comen en mis manos,
las palomas me muerden las entrañas,
los vientos más helados me encienden las mejillas.
Hoy es así mi vida.
Me alimento del hambre.
Odio a quien amo.
Cuando me duermo, un sol recién nacido
me manche de amarillo los párpados por dentro.
Bajo su luz, cogidos de la mano,
tú y yo retrocedemos desandando los días
hasta que al fin logramos perdernos en la nada.
Beso de Manuel Altolaguirre
¡Qué sola estabas por dentro!
Cuando me asomé a tus labios
un rojo túnel de sangre,
oscuro y triste, se hundía
hasta el final de tu alma.
Cuando penetró mi beso,
su calor y su luz daban
temblores y sobresaltos
a tu carne sorprendida.
Desde entonces los caminos
que conducen a tu alma
no quieres que estén desiertos.
¡Cuántas flechas, peces, pájaros,
cuántas caricias y besos!
¿Qué se ama cuando se ama? de Gonzalo Rojas
¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué es eso: amor? ¿Quién es? ¿La mujer con su hondura, sus rosas, sus volcanes, o este sol colorado que es mi sangre furiosa cuando entro en ella hasta las últimas raíces?
¿O todo es un gran juego, Dios mío, y no hay mujer ni hay hombre sino un solo cuerpo: el tuyo, repartido en estrellas de hermosura, en partículas fugaces de eternidad visible?
Me muero en esto, oh Dios, en esta guerra de ir y venir entre ellas por las calles, de no poder amar trescientas a la vez, porque estoy condenado siempre a una, a esa una, a esa única que me diste en el viejo paraíso.
Happy New Year de Julio Cortázar
Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestas tu mano en esta noche
de fin de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas. Entonces
la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo, como
si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.
Canción de febrero de Jorge Valdés Díaz-Vélez
Leve y triste la tarde se retira
contigo hacia el crepúsculo y las horas
empiezan a doler en los distantes
repliegues de la sábana. De pronto
la noche ha regresado y es difícil
no pensar en tu boca momentánea
o en las altas comarcas de tu cuerpo
en lienzos de algodón en alabanza.
Ahora que no estás, vuelvo a mirar
el rayo que dividen tus pestañas
y el estremecimiento de tu espalda
moldeándome los brazos, la sonrisa
de tu sxo en los vértigos del labio,
el instante fluvial de tu alegría.
A lo lejos respira el mar, asciende
la blanda superficie su clausura
bajo un raso de líquidos cristales.
La noche sin tu piel crece más honda
por las calles donde asperjas la lluvia.
En silencio te recuerdo, muchacha,
con las últimas brasas que se apagan
contra el pecho del cielo, palpitando.
Detente sombra de Sor Juana Inés de la Cruz
Detente sombra de Sor Juana Inés de la Cruz
Detente, sombra de mi bien esquivo
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.
Si al imán de tus gracias atractivo
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero,
si has de burlarme luego fugitivo?
Mas blasonar no puedes satisfecho
de que triunfa de mí tu tiranía;
que aunque dejas burlado el lazo estrecho
que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.
Pequeña del Amor de Jaime Sabines
Pequeña del amor, tú no lo sabes,
tú no puedes saberlo todavía,
no me conmueve tu voz
ni el ángel de tu boca fría,
ni tus reacciones de sándalo
en que perfumas y expiras,
ni tu mirada de virgen
crucificada y ardida.
No me conmueve tu angustia
tan bien dicha,
ni tu sollozar callado
y sin salida.
No me conmueven tus gestos
de melancolía,
ni tu anhelar, ni tu espera,
ni la herida
de que me hablas afligida.
Me conmueves toda tú
representando tu vida
con esa pasión tan torpe
y tan limpia,
como el que quiere matarse
para contar: soy suicida.
Hoja que apenas se mueve
ya se siente desprendida:
voy a seguirte queriendo
todo el día.
Volver a casa es horrible de Eva Haralambidis-Doherty
VOLVER A CASA ES HORRIBLE de Eva Haralambidis-Doherty
Volver a casa es horrible,
ya sea que los perros te laman la cara o no.
Ya sea que tengas una esposa o una soledad en forma de esposa esperando por ti.
Llegar a casa es terriblemente solitario,
tanto así que añoras con ternura aquella opresiva presión barométrica de donde acabas de volver,
porque todo es peor una vez que estás en casa.
Piensas, con nostalgia,
en las alimañas que se aferran a los tallos de la hierba,
las largas horas de camino, la asistencia en carretera,
los helados y las formas peculiares de ciertas nubes y silencios, porque no querías volver.
Regresar a casa es espantoso.
Y los silencios domésticos y sus nubes hogareñas no contribuyen en nada más que a todo el malestar.
Miras con sospecha las nubes como son,
hechas de una materia distinta de aquellas que dejaste atrás.
Tú mismo estás cortado de una tela diferente,
turbia.
Devuelto,
repudiado,
mal recibido por la luz de luna,
infeliz de regresar,
holgado en todos los puntos equivocados,
como un traje lleno de costuras,
un trapo andrajoso de cocina,
usado.
Llegas a casa como a otro planeta, ajeno.
El tirón gravitacional de la Tierra,
un esfuerzo ahora redoblado,
suelta los cordones de tus zapatos y hace que arrastres los hombros,
grabando aún más profunda la estrofa de la angustia en tu frente.
Vuelves a casa hundido, como un pozo sin agua ligado al mañana por una frágil hebra de “qué más da”.
Suspiras frente a la avalancha de días idénticos,
bien podrían ser uno solo,
y uno a la vez.
Bueno,
qué más da, volviste.
El sol sube y baja como una puta cansada,
el clima inmóvil como un miembro roto mientras envejeces.
Todo permanece inmóvil,
menos las mareas cambiantes de sal en tu cuerpo.
Tu visión se nubla,
llevas encima tu clima contigo; una gran ballena azul,
una oscuridad hecha esqueleto.
Vuelves a casa con visión de rayos X,
tus ojos convertidos en hambre.
Y así,
regresas con tus dones mutantes a una casa de hueso.
Todo lo que ves ahora,
todo,
es hueso.
Carta a Antonio de César Moro
Te quiero con tu gran crueldad, porque apareces en medio de mi sueño y me levantas y como un dios, como un auténtico dios, como el único y verdadero, con la injusticia de los dioses, todo negro dios nocturno, todo de obsidiana con tu cabeza de diamante, como un potro salvaje, con tus manos salvajes y tus pies de oro que sostienen tu cuerpo negro, me arrastras y me arrojas al mar de las torturas y de las suposiciones.
Nada existe fuera de ti, sólo el silencio y el espacio. Pero tú eres el espacio y la noche, el aire y el agua que bebo, el silencioso veneno y el volcán en cuyo abismo caí hace tiempo, hace siglos, desde antes de nacer, para que de los cabellos me arrastres hasta mi muerte.
Inútilmente me debato, inútilmente pregunto. Los dioses son mudos; como un muro que se aleja, así respondes a mis preguntas, a la sed quemante de mi vida.
¿Para qué resistir a tu poder? Para qué luchar con tu fuerza de rayo, contra tus brazos de torrente; si así ha de ser, si eres el punto, el polo que imanta mi vida.
Tu historia es la historia del hombre. El gran drama en que mi existencia es el zarzal ardiendo, el objeto de tu venganza cósmica, de tu rencor de acero.
Todo sexo y todo fuego, así eres. Todo hielo y todo sombra, así eres: hermoso demonio de la noche, tigre implacable de testículos de estrella, gran tigre negro de semen inagotable de nubes inundando el mundo. Guárdame junto a ti, cerca de tu ombligo en que principia el aire; cerca de tus axilas donde se acaba el aire. Cerca de tus pies y cerca de tus manos. Guárdame junto a ti.
Seré tu sombra y el agua de tu sed, con ojos; en tu sueño seré aquel punto luminoso que se agranda y lo convierte todo en lumbre; en tu lecho al dormir oirás como un murmullo y un calor a tus pies se anudará e irá subiendo y lentamente se apoderará de tus miembros y un gran descanso tomará tu cuerpo y al extender tu mano sentirás un cuerpo extraño, helado: seré yo. Me llevas en tu sangre y en tu aliento, nada podrá borrarme. inútil tu fuerza para ahuyentarme, tu rabia es menos fuerte que mi amor; ya tú y yo unidos para siempre, a pesar tuyo, vamos juntos.
En el placer que tomas lejos de mi hay un sollozo y tu nombre.
Frente a tus ojos el fuego inextinguible.
La noche quedo atrás de Victor Manuel Otero
La noche quedo atrás
un nuevo dia se asoma en tu horizonte de ventura.
En lo que fuera llanto, hay alegría
en lo que fue rencor, hoy, hay ternura.
Ya eres otro
bajo el conjuro de la palabra amor
te has superado.
Todo es mas noble en ti
Todo es mas puro
porque todo de amor se te ha llenado.
Amar, y solo amar,
esa es la clave que mueve al universo, a la vida,
lo duro de la senda es mas suave
si tu puedes decir ama y olvida.
Amar a Dios, a ti
al mundo entero
a los que tu conoces,
al extraño, al rico, al poderoso, al pordiosero,
al que te da la paz o te hace daño.
Tu ya eres otro,
porque has podido arrancar la cadena que te ataba
a tu eterno imposible
y has sabido trasponer el dolor que te agobiaba.
Llena tu mente de las cosas buenas,
de las cosas positivas, que construyen
y deja en el ayer todas tus penas,
las negaciones que todo lo destruyen,
tu hogar será de dicha.
En los tuyos hallaras el porque de tu camino
y todo para ti será de orgullo
y tus hijos tendrán otro destino.
Y tu que eres soltera,
buscaras no al hombre que halague tus sentidos
sino al alma que te comprenda mas
porque el alma hace al hombre, no el destino.
La noche quedo atrás,
un nuevo día se anuncia en el lintero de tu ventana
y ya no dejes que escape tu alegría
ni que vuelva el ocaso a tu mañana.
Ya no vivas de ayeres, de lamentos,
ya no suenes tu nota discordante,
piensa siempre en todos tus momentos
que la vida comienza a cada instante.
Dos poemas de Roberto Juarroz
El día en que sin saberlo
hacemos por última vez una cosa
—mirar una estrella,
atravesar una puerta,
amar a alguien,
escuchar cierta voz—
si algo nos advirtiera
que nunca volveremos a hacer eso,
probablemente la vida se detendría
como un muñeco sin niño ni resorte.
Sin embargo, cada día
hacemos algo por última vez
—mirar un rostro,
llamarse con su propio nombre,
terminar de gastar un zapato,
probar un temblor—
como si la primera vez o la milésima
pudiera preservarnos de la última.
Nos haría falta un tablero
con todas las entradas y salidas marcadas,
donde se anuncie claramente, día por día,
con tiza de colores y con vocales
qué le toca terminar a cada uno,
hasta cuándo se hace cada cosa,
hasta cuándo se vive
hasta cuándo se muere.
Amor mío, mi amor de Jaime Sabines
Amor mío, mi amor, amor hallado
de pronto en la ostra de la muerte.
Quiero comer contigo, estar, amar contigo,
quiero tocarte, verte.
Me lo digo, lo dicen en mi cuerpo
los hilos de mi sangre acostumbrada,
lo dice este dolor y mis zapatos
y mi boca y mi almohada.
Te quiero, amor, amor absurdamente,
tontamente, perdido, iluminado,
soñando rosas e inventando estrellas
y diciéndote adiós yendo a tu lado.
Te quiero desde el poste de la esquina,
desde la alfombra de ese cuarto a solas,
en las sábanas tibias de tu cuerpo
donde se duerme un agua de amapolas.
Cabellera del aire desvelado,
río de noche, platanar oscuro,
colmena ciega, amor desenterrado,
voy a seguir tus pasos hacia arriba,
de tus pies a tu muslo y tu costado.
Me dueles de Jaime Sabines
Mansamente, insoportablemente, me dueles.
Toma mi cabeza. Córtame el cuello.
Nada queda de mí después de este amor.
Entre los escombros de mi alma, búscame,
escúchame.
En algún sitio, mi voz sobreviviente, llama,
pide tu asombro, tu iluminado silencio.
Atravesando muros, atmósferas, edades,
tu rostro (tu rostro que parece que fuera cierto)
viene desde la muerte, desde antes
del primer día que despertara al mundo.
¡Qué claridad de rostro, qué ternura
de luz ensimismada,
qué dibujo de miel sobre hojas de agua!
Amo tus ojos, amo, amo tus ojos.
Soy como el hijo de tus ojos,
como una gota de tus ojos soy.
Levántame. De entre tus pies levántame, recógeme,
del suelo, de la sombra que pisas,
del rincón de tu cuarto que nunca ves en sueños.
Levántame. Porque he caído de tus manos
y quiero vivir, vivir, vivir.
Escoliosis de Elisa Díaz Castelo con Paulina Torres
Escoliosis
En la búsqueda de la forma,
se me distrajo el cuerpo. Es eso,
nada más, asimetría.
La leve errata vertebral,
el calibraje óseo,
la rotación espinada. Es el hueso
mal conjugado.
Es una forma de decir
que a los doce años
ya se ha cansado el cuerpo,
que le pesa el aire
y su gravedad es otra.
Es la puntería errada de mis huesos,
la desviada flecha.
No es lo que debiera, mi esqueleto
quiso escapar un poco
de sí mismo. Se le dice escoliosis
a esa migración de vértebras,
a estos goznes mal nacidos,
hueso ambiguo.
A esa espina
dorsal
bien enterrada.
A los doce años se me desdijo el cuerpo.
Porque árbol que crece torcido, nunca.
Porque mis huesos desconocen
el alivio
de la línea,
su perfección geométrica.
Me creció adentro una curva,
una onda,
un giro
de retorcido nombre: escoliosis.
Como si a la mitad del crecimiento
dijera de pronto el cuerpo mejor no,
olvídalo, quiero crecer para abajo,
hacia la tierra. Como si en mi esqueleto
me dudara la vida, asimétrica,
desfasada de anclas o caderas,
mascarón desviado, recalante.
Mi columna esboza una pregunta blanca
que no sé responder. Y en esta parábola de hueso.
De esta pendiente equivocada. De lo que creció
chueco, de lado, para adentro.
Se me desfasan
el alma
y los rincones. Mi cuerpo:
perfectamente alineado desde entonces
con el deseo de morir y de seguir viviendo.
Si las vértebras, si la osamenta quiere, se desvive,
rota por no dejar el suelo, si se quiere volver
o se retorna, retoño dulce de la tierra rancia,
deseo aberrante de dejar de nacer
pronto, de pronto, con la malnacida duda
esbozada en bajo la piel, reptante. Tengo adentro
una serpiente blanca, un río, un manso
desnivel, un arrecife,
un reflejo de luna que tiembla, una banqueta
vencida por un árbol. Paralelamente. No es eso
no es
eso
no
eso no,
no es ahí, donde ahí acaba,
donde empieza el dolor empieza el cuerpo.
Si se duele, si tiembla, al acostarse
un dolor con sordina, un daltónico dolor vago,
si el agua tibia y la natación, si la faja
como hueso externo, cuerpo volteado,
si los factores de riesgo y el desuso,
si el deslave de huesos. Es minúsculo
el grado de equivocación, cuyo ángulo.
A los doce años se me desdijo el cuerpo,
lo que era tronco quiso ser raíz.
Es eso, el cuarto menguante,
la palabra espina, la otra que se curva
al fondo: escoliosis. Es el cuerpo
que me ha dicho que no.
Recitando versos en tus labios de Julieta Ax.
Recitando versos en tus labios de Julieta Ax.
cuando las palomas mensajeras
se tomen vacaciones de nosotros
y el mapamundi sea del tamaño de nuestroes
pies
—que por fin estarán lado a lado—
me pedirás poesía
y recitaré versos en tus labios
lírica
madrigal
acróstico
prosa
versos libres de frutillas y chocolates
estrofas largas y cortas
con rimas y sin ellas
simples y dobles
porque los besos nunca antes tuvieron un
sabor más dulce
porque los versos nuenca antes fueron tan
exquisitos
porque nuestros labios nunca antes se
conjugaron juntos
con tanta armonía
tanta melodía
y es que será poéticamente insuperable
inmejorable
inigualable
y se repetirá tantas veces
como las veces
que las páginas de todos los libros existentes
pudieran guardar
y todos nos mirarán aturdidos y marvillados
hasta que seamos poesía
clásica y contemporánea
y todo el espacio se transformará en paraíso
en universo
en ti y en mí
en nosotros.
——————————————————————————
Poemario: Nunca antes escribí poemas de amor de Julieta Ax.
Puede adquirirse aquí.
¡Hasta el próximo poema!💚💻
Me encanta Dios de Jaime Sabines con Pablo Jiménez
Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe con las manos.
Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo, o Mahoma, o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. Pero esto a él no le preocupa mucho: nos conoce. Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, que el hombre se traga al hombre. Y por eso inventó la muerte: para que la vida -no tú ni yo- la vida, sea para siempre.
Ahora los científicos salen con su teoría del Big Bang... Pero ¿qué importa si el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es asunto sólo para agencias de viajes.
A mí me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas. Y es tan juguetón y travieso que el otro día descubrí que ha hecho -frente al ataque de los antibióticos- ¡bacterias mutantes!
Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo y de carne y hueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increíble.
Mueve una mano y hace el mar, y mueve la otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento.
Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, y manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira. Es la tierra que cambia -y se agita y crece- cuando Dios se aleja.
Dios siempre está de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga, la piedra más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, el borboteo de luz, el manantial que soy.
A mí me gusta, a mí me encanta Dios. Que Dios bendiga a Dios.
Juego de Villanos de Mario Benedetti
La muerte se puso una cara de monstruo
una cara de monstruo horrible
esperó y esperó detrás de la esquina
salió al fin de la sombra como un trozo de sombra
y el niño huyó más rápido que su propio alarido.
Entonces la muerte se puso otra cara
una vieja cara de mendigo
esperó y esperó enfrente de la iglesia
extendiendo la mano y gimiendo su pena
y el niño no supo qué hacer con su piedad.
Entonces la muerte se puso otra cara
una cara de mujer hermosa
esperó y esperó con los brazos abiertos
tan maternal tan fiel tan persuasiva
que el niño quedó inmóvil de susto o de ternura.
Entonces la muerte sacó su última cara
una cara de juguete inocente
esperó y esperó tranquila en la bohardilla
tan quieta tan trivial tan seductora
que el niño le dio cuerda con una sola mano.
Entonces la muerte se animó despacito
más traidora que nunca y le cortó las venas
y le pinchó los ojos y le quitó el aliento
y era lo único que podía esperarse
porque con la muerte no se juega.
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Para Ahtziri M. 💫💗
Viaje de la Luna a la Tierra de Cinthya Acevedo con Edson Mota
Te regalo las caminatas
recorriendo parques
en las que fui tan feliz.
Te regalo las mañanas con sabor a domingo,
me quedo los fines de semana
llenos de risas y de películas.
Me quedo con las flores y nuestras canciones.
Te regalo mi poema favorito de Becquer
y todos los dibujos que creé contigo.
Te dejo mi taza
para que te prepares té
cada que tengas frío.
Gracias por los días soleados
y también por aquel día lluvioso.
Nos quedamos con la suerte
que nos puso en nuestro camino.
Las líneas y puntos
que trazamos juntos en nuestros días
espero cada que visites un museo sonrías
Que veas una obra de arte y te brille el alma.
Que visites muchos parques
donde sientas amor y calma.
*********************************************************
Viaje de la Luna a la Tierra de Cinthya Acevedo con Edson Mota
La isla de Elvira Sastre
Te avisé sin prisa:
mi vida es una ventana abierta,
pero todas las puertas están cerradas.
Tú me miraste la mano y lo dijiste,
así,
con el mar entre los dientes,
no vuela quien tiene alas,
sino quien tiene un cielo.
¿Cuál es la diferencia entre la soledad y el destino?
Me llamaste isla:
Quisiste habitarme, hacer crecer tu piel sobre mi tierra, deshacer
mi invierno protegido y alumbrar
el abandono elegido de la arena.
Pudiste quedarte, reposar
tu futuro sobre mis ruinas y hacer
quizá
castillos en el aliento que lancé
una y otra vez sobre tu nuca.
Pero no supiste verlo,
amor, no te diste cuenta
de que mi isla ya era una isla,
que tu boca no cabía en mi mar
y que en el cielo
no hay ventanas.
Nunca pudimos mirar
el reloj
a la vez.
Y ahora
el tiempo
es una ola llena de recuerdos
en los que tú ya no sonríes
y yo,
de algún modo que todavía no entiendo,
continúo a salvo.
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Música Jacob's piano - Corazón de niño
A la izquierda del roble de Mario Benedetti con Pantera Blue y Claudio Constantini
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes pero el Jardín Botánico es un parque dormido en el que uno puede sentirse árbol o prójimo siempre y cuando se cumpla un requisito previo. Que la ciudad exista tranquilamente lejos. El secreto es apoyarse digamos en un tronco y oír a través del aire que admite ruidos muertos cómo en Millán y Reyes galopan los tranvías. No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes pero el Jardín Botánico siempre ha tenido una agradable propensión a los sueños a que los insectos suban por las piernas y la melancolía baje por los brazos hasta que uno cierra los puños y la atrapa. Después de todo el secreto es mirar hacia arriba y ver cómo las nubes se disputan las copas y ver cómo los nidos se disputan los pájaros. No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes ah pero las parejas que huyen al Botánico ya desciendan de un taxi o bajen de una nube hablan por lo común de temas importantes y se miran fanáticamente a los ojos como si el amor fuera un brevísimo túnel y ellos se contemplaran por dentro de ese amor. Aquellos dos por ejemplo a la izquierda del roble (también podría llamarlo almendro o araucaria gracias a mis lagunas sobre Pan y Linneo) hablan y por lo visto las palabras se quedan conmovidas a mirarlos ya que a mí no me llegan ni siquiera los ecos. No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes pero es lindísimo imaginar qué dicen sobre todo si él muerde una ramita y ella deja un zapato sobre el césped sobre todo si él tiene los huesos tristes y ella quiere sonreír pero no puede. Para mí que el muchacho está diciendo lo que se dice a veces en el Jardín Botánico.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes pero puedo ocurrir que de pronto uno advierta que en realidad se trata de algo más desolado uno de esos amores de tántalo y azar que Dios no admite porque tiene celos. Fíjense que él acusa con ternura y ella se apoya contra la corteza fíjense que él va tildando recuerdos y ella se consterna misteriosamente. Para mí que el muchacho está diciendo lo que se dice a veces en el Jardín Botánico
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes pero el Jardín Botánico es un parque dormido que sólo despierta con la lluvia. Ahora la última nube a resuelto quedarse y nos está mojando como alegres mendigos. El secreto está en correr con precauciones a fin de no matar ningún escarabajo y no pisar los hongos que aprovechan para nadar desesperadamente. Sin prevenciones me doy vuelta y siguen aquellos dos a la izquierda del roble eternos y escondidos en la lluvia diciéndose quién sabe qué silencios. No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes pero cuando la lluvia cae sobre el Botánico aquí se quedan sólo los fantasmas. Ustedes pueden irse. Yo me quedo.
El cuervo de Edgar Allan Poe
Traducción de Dr. Ana Elena González Treviño
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Es un poema un poco largo para escribirlo aquí. jaja
¡Qué lo disfrutes! Esto es solo para ti.
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Fin de fiesta José Manuel Pintado
Dedicatoria:
Meimi
Hay una parte de mi que esta desesperada por saber si mi ausencia te ha hecho algún daño. Que existe la posibilidad de que tu también hayas experimentado largas noches de tristeza pensando en mi. Que tu corazón está roto en los mismos lugares que el mio y tal vez nos volvamos a encontrar, pero ahora mismo soy un caos para tus pensamientos y tu un veneno para mi corazón.
-Melanie González
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Poema
Cae sobre Coyoacán la noche
Dentro de la nube densa de una fiesta a medios chiles.
Solo una luz
Entre la ciudad de luces.
¿Donde estamos?
Un coro de risas se deja oír en la plaza merolica.
Una arritmia de cohetes se sigue disparando en el desvelo.
Otra vez raya esta aguja luminosa una fuente de palabras una muchedumbre de voces que ni cesa de darle arquitectura a un próximo silencio ya prácticamente inevitable.
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Te mando un gran abrazo.
No es que muera de amor de Jaime Sabines con Miguel Hernández y Fernanda Farias
Dedicatoria:
Espera
El tiempo se puede medir de muchas formas, lo puedo ver cuándo el día se convierte en noche, cuando mi cabello mide 5 centímetros más o los árboles se ponen frondosos. El tiempo se puede medir de muchas formas, y si digo la verdad, mi forma favorita es medirlo en momentos, sentimientos o recuerdos. El tiempo se puede medir de muchas formas, cuando tenía 5 pensaba que la luna era de queso, cuando tenía 14 te vi por primera vez y ahora, tengo el recuerdo de tu sonrisa. El tiempo, ¿se puede medir de muchas formas? Mi subconsciente no deja de ponerte en mis sueños, mis labios no dejan de esperar un beso tuyo y mi mano aún te busca cada que camino. Si fuera por mi, que el tiempo y sus formas de medida se jodan. Que el tiempo se quedé con sus segundos infinitos y sus años imparables. Que el tiempo se quedé con los sueños que frustró, las relaciones que mato y las vidas que quitó. Si fuera por mi, que el tiempo acomode las cosas y me deje contigo, con tus ojos color sol y tu voz diciendo mi nombre. El tiempo se puede medir de muchas formas, pero ojalá tu y yo no vayamos como el tiempo quiere, ojalá inventemos nuestras propias mediciones y el pasado ya no nos persiga.
-Arely Domínguez
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No es que muera de amor de Jaime Sabines con Miguel Hernández y Fernanda Farias
No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma, de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.
Muero de ti y de mi, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.
Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro
acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.
Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estés fuera de mí,
y en el lugar en que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros,
separados del mundo, dichosa, penetrada,
y cierto , interminable.
Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.
Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos oscuros e incesantes.
Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte ,amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
inconsolable, a gritos,
dentro de mi, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrás, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos más, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos.
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Contacto:
Miguel Hernández: @angel.hernandezflores.3914
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Insomnio de Aline Flores Sánchez
**De madrugada, estresado por el insomnio que no me deja descansar, me levanto después de un gran suspiro, enciendo la luz y me sirvo café.**
Insomnio de Aline Flores Sánchez
El insomnio me visita,
afortunadamente lo estábamos esperando...
La pluma, las hojas sueltas, el café y mi tristeza.
El insomnio ha llegado
Me duele mirarlo,
me duele aceptarlo
¿Será que sus visitas habrán de prolongarse?
El insomnio me visita desde que cerraste la puerta
A veces me pregunto
¿Cómo me ha encontrado?
Y entonces miro por toda esta habitación y me percato de algo
El insomnio no conoce de visitas, el insomnio se ha mudado
El insomnio ahora duerme de tu lado...
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Soneto de amor LXXI de William Shakespeare
Dedicatoria:
Si en otra vida nos volvemos a ver,
espero que los dos nos reconozcamos.
Si en otra vida nos volvemos a encontrar,
espero que tengas ese lunar junto a tu nariz,
espero que sigas siendo aquel niño feliz y a la vez gruñón,
espero que sigas siendo aquel niño que mantengo en mis recuerdos.
Si en otra vida nos volvemos a encontrar,
quiero seguir siendo tu hermana y quiero que tu sigas siendo mi hermano.
Si en otra vida nos volvemos a encontrar, juro que te abrazaré y nunca te soltaré.
-EMM
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Poema
Cuando haya muerto, llórame tan sólo
mientras escuches la campana triste,
anunciadora al mundo de mi fuga
del mundo vil hacia el gusano infame.
Y no evoques, si lees esta rima,
la mano que la escribe, pues te quiero
tanto que hasta tu olvido prefiriera
a saber que te amarga mi memoria.
Pero si acaso miras estos versos
cuando del barro nada me separe,
ni siquiera mi pobre nombre digas
y que tu amor conmigo se marchite,
para que el sabio en tu llorar no indague
y se burle de ti por el ausente.
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¡Qué risueño contacto! de Jaime Sabines
¡Qué risueño contacto el de tus ojos,
ligeros como palomas asustadas a la orilla
del agua!
!Qué rápido contacto el de tus ojos
con mi mirada!
¿Quién eres tú? !Qué importa!
A pesar de ti misma,
hay en tus ojos una breve palabra
enigmática.
No quiero saberla. Me gustas
mirándome de lado, escondida, asustada.
Así puedo pensar que huyes de algo,
de mí o de ti, de nada,
de esas tentaciones que dicen que persiguen
a la mujer casada.
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Frío y viento amanecen de Jaime Sabines
FRÍO Y VIENTO AMANECEN,
el día desterrado.
Mi soledad me mira
como a un extraño
y yo, contento, me ato
los dedos a las manos.
Mi alegría fuma un cigarro
y me pongo de pie
y con la música del radio,
casi desnudo, bailo.
El frío y el viento entran
a mi cuarto
y me clavan agujas
en los pies descalzos.
La muchacha de enfrente
se levantó temprano.
¡Qué bonito su feo
rostro morado!
Bueno. Me visto. Hablo.
Estoy solo -es lo mismo-,
¡Pero qué alegre de algo!
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No entres dócilmente en esa buena noche de Dylan Thomas
No entres dócilmente en esa buena noche,
Que al final del día debería la vejez arder y delirar;
Enfurécete, enfurécete ante la muerte de la luz.
Aunque los sabios entienden al final que la oscuridad es lo correcto,
Como a su verbo ningún rayo ha confiado vigor,
No entran dócilmente en esa buena noche.
Llorando los hombres buenos, al llegar la última ola
Por el brillo con que sus frágiles obras pudieron haber danzado en una verde bahía,
Se enfurecen, se enfurecen ante la muerte de la luz.
Y los locos, que al sol cogieron al vuelo en sus cantares,
Y advierten, demasiado tarde, la ofensa que le hacían,
No entran dócilmente en esa buena noche.
Y los hombres graves, que cerca de la muerte con la vista que se apaga
Ven que esos ojos ciegos pudieron brillar como meteoros y ser alegres,
Se enfurecen, se enfurecen ante la muerte de la luz.
Y tú, padre mio, allá en tu cima triste,
Maldíceme o bendíceme con tus fieras lágrimas, lo ruego.
No entres dócilmente en esa buena noche.
Enfurécete, enfurécete ante la muerte de la luz.
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Poema para Erika Checa, por ser uno de sus poemas favoritos,
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Melodía:
Ave verum corpus (after the motet K. 618) · Cyprien Katsaris · Franz Liszt
Destino de Rosario Castellanos con Rosario Cruz Capistran
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos. ¡Que cese esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
El aire no es bastante
para los dos. Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.
El hombre es anima de soledades,
ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.
Ah, pero el odio, su fijeza insomne
de pupilas de vidrio; su actitud
que es a la vez reposo y amenaza.
El ciervo va a beber y en el agua aparece
el reflejo del tigre.
El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve
-antes que lo devoren- (cómplice, fascinado)
igual a su enemigo.
Damos la vida sólo a lo que odiamos.
----------------------------------------------------------------------------
Contactos
Rosario Cruz Capistran: @rosarioccapistran (voz)++++++++++++++++++++++++++++++++++++
Jacob Ladegaard: @jacobs.piano (interpretación musical)------------------------------------------------------------------------
Llevo tu corazón conmigo || I carry your heart with me || Il tuo cuore lo porto con me de Edward Estlin Cummings con Edith Cortés y Erick Alejandro Reynoso Sosa
Llevo tu corazón conmigo (lo llevo en mi corazón)
nunca estoy sin él, a dondequiera que yo voy, vas tú mi amor;
y donde aquello que hago yo sola
es gracias a ti, mi cielo.
No le temo al destino (ya que tú eres mi destino, cariño)
no quiero ningún mundo (porque hermoso, tú eres mi mundo, mi bien),
este es el secreto más profundo que nadie conoce.
Esta es la raíz de la raíz, y el brote del brote y el cielo del cielo de un árbol llamado vida
que crece más alto de lo que el alma puede esperar o la mente ocultar
es la maravilla que mantiene las estrellas separadas.
Llevo tu corazón (lo llevo en mi corazón).
+++++++++++++++++++++++++++++++++++
I carry your heart with me by Edward Estlin Cummings con Edith Cortés y Erick Alejandro Reynoso Sosa
i carry your heart with me(i carry it in my heart)
i am never without it(anywherei go you go,my dear;
and whatever is done by only me is your doing,my darling).
i fear no fate(for you are my fate,my sweet)
i want no world(for beautiful you are my world,my true)
and it’s you are whatever a moon has always meant
and whatever a sun will always sing is you
here is the deepest secret nobody knows
(here is the root of the root and the bud of the bud
and the sky of the sky of a tree called life;
which grows higher than soul can hope or mind can hide)
and this is the wonder that's keeping the stars apart
i carry your heart(i carry it in my heart)
+++++++++++++++++++++++++++++++++++
Il tuo cuore lo porto con me de Edward Estlin Cummings con Edith Cortés y Erick Alejandro Reynoso Sosa
Il tuo cuore lo porto con me, lo porto nel mio,
non me ne divido mai.
Dove vado io,
vieni anche tu, mia amato;
qualsiasi cosa sia fatta da me,
la fai anche tu, mio caro.
Non temo il fato perché
il mio fato sei tu, mia dolce.
Non temo il fato perché
il mio fato sei tu, mio dolce.
Non voglio il mondo,
perché il mio, il più bello,
il più vero sei tu.
Questo è il nostro segreto profondo
radice di tutte le radici
germoglio di tutti i germogli
e cielo dei cieli di un albero chiamato vita,
che cresce più alto di quanto l’anima spera,
e la mente nasconde.
Questa è la meraviglia che le stelle separa.
Il tuo cuore lo porto con me, lo porto nel mio.
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Cover de Erick Alejandro Reynoso Sosa a través de su banda The Exp "Samba Pa Ti" de Carlos Santa. Traducción, voz y adaptación original de Edith Cortés para los idiomas español e italiano.
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Contactos
Edith Cortés: @writter91, @thefemwriter++++++++++++++++++++++++++++++++++++
Erick AlejandroReynoso Sosa: @alejandro_sosa_frus, @theexpmusic
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Te tenía que soltar de Cinthya Acevedo
Ya no quiero escribirte más
Te extrañé cada día
Lloré y en vida moría
Tu ausencia me mataba
Era un dolor que ardía
Sentía una inmensa llama, me quemaba
En un momento todo daba
Para que nuestro amor perdurará
Deliberadamente la lágrima
Apagaba el fuego de mi alma
Un día entendí que
tenía que dejarte ir,
No me podía aferrar a ti.
Las personas son prestadas,
Si ellas lo deciden permanecen
Mis cadenas estaban desgastadas,
Tu amor no me pertenece
No había ya nada que yo pudiese.
Entendí y comprendí
Lo mejor que podía hacer por ti
Dejarte ser libre, feliz
Levantar la copa de tu libertad
Brindar por ti y tu felicidad.
Ese día comencé a trabajar en mi
Encontré el cielo en mis manos
El mar en mis brazos
Y el camino en mis piernas.
Recordé mis sueños y metas
Yo estoy rota pero mis sueños siguen intactos
Recordé la mujer que deseaba ser antes de ti
Te solté y me aferré a mi
Me aferre con el corazón roto
Elegí amarme intensamente cada día
Amarme con la magia que te amaba
Encontré mi azul celeste
entre tanto cobalto,
Encontré mi arcoíris
entre tanto llanto.
Mi vida es mía y
mi futuro depende de mí.
Siempre te voy a amar
solo porque existes,
Agradezco la oportunidad
de dejarte amar por mí
Agradezco a la vida,
Sentir el amor en mí
aun después de ti.
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Poema inedito del poemario en tránsito... Poesía y té de menta. Sigue a Cinthya en sus redes sociales: personal y su página en dónde te enseña sobre acuarelas artbleuclaire.
La puerta que te devuelve al mundo de Elvira Sastre con Ana Cristina Neira Ramos
¿Cuántos bosques cabrían en tus ojos?
Dime, ¿Cuántos incendios
han acabado con todos tus verdes?
Pienso en tu daño,
trato de ponerle algún nombre y pienso,
acaso,
si alguien como yo podría deshacerlo y pienso,
acaso,
si alguien como yo podría algún día defenderlo.
Miro esa herida tuya
mientras ríes ajena a cualquier mundo
y noto cómo crece,
noto cómo no lo entiendes, pero disimulas,
noto cómo me miras buscando una respuesta
y me dices amor, no pasa nada,
llévame a casa y solo abrázame,
eso es todo, me dices, eso es todo,
pero todo entonces parece nada,
y nada es cualquier cosa distinta a todo esto.
Creo en tu tristeza,
y por eso la llevo a mi lado:
porque te he visto huir de ella
y no llegar a ningún otro sitio.
Y es que no quisiera, mi amor, que si algún día
te vas corriendo de este mismo suelo
en el que hoy crecemos,
te encuentre alguien que no sepa protegerla
cuando necesites huir de todo,
y no puedas descubrir
la puerta que te devuelve al mundo,
que es esa que nombra el dolor.
Creo en tu tristeza,
tienes que saberlo, sí,
igual que al besar tus dientes
creo, por un instante, que sí, mi amor,
que sí se puede ser feliz sin miedo.
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La puerta que te devuelve al mundo de Elvira Sastre con Ana Cristina Neira Ramos
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Ayer, hoy y mañana de Oscar Ramírez
Te amé.
Ayer te ame.
Cuando te cantaba,
cuando te preparaba de comer,
cuando te invitaba al cine, al teatro;
cuando te pedía,
sin decírtelo
que tomarás mi mano.
Cuando soltaba la tuya
para ventilar las nuestras.
Cuando cenabamos
Ramen,
Hamburguesas,
Sushi,
Pizzas,
Hot dogs,
y de postre nosotros.
Cuando íbamos en metro,
en auto,
en camión,
en micro,
en bicicleta,
en pie.
Cuando usando esos botines
te lastimabas los tobillos.
cuando te cansaban las zapatillas
que no usabas por culpa de los botines.
Cuando te resguardabas en mis brazos
porque sentías
calor,
seguridad,
amor.
Cuando en la noche dormías en la orilla
para que te resultará más sencillo
levantarte al día siguiente.
¡Sí!
Te amé ayer,
y te amo hoy.
Cuando miras los doramas
De camino en el transporte
Cuando la única mano que tomas es la tuya,
Cuando en la distancia
sé que estás bien
aunque no sea conmigo,
aunque no hables conmigo,
aunque me ignores.
Que cenas
Ramen,
Hamburguesas,
Sushi,
Pizzas,
Hot dogs,
Y el postre te espera a solas
en la ducha,
en tu cuarto.
Cuando antes de dormir
abrazas con fuerza a Pua
deseando que fuera yo.
Cuando me extrañas es cuando más te amo;
No porque quizá eso te lastime
sino porque cuando lo haces sé que también me amas.
Te amé,
te amo y
te amaré.
No voy a cerrar mis puertas
por ti,
jamás.
-Ni ayer
Ni hoy
Ni mañana-.
----------------------------------------------
La última primera vez de Elvira Sastre
Nos dijimos tantas veces adiós
que despedirnos
significaba reinventar un reencuentro.
Era un precipicio con vistas al mar,
y yo me hice adicta a las alturas
desde que la contemple precipitarse sobre mí
desde el punto más alto de un sueño.
Era una espalda magullada
que desprendía felicidad al desplegarse,
quizá por eso me adherí ella:
eres el punto exacto de felicidad
que tiene la tristeza
y que nunca se encuentra.
Pero, entonces, ella.
La última primera vez que la vi
estaba de espaldas
-cómo no,
ella siempre por delante del mundo-,
y me tembló cada huella.
Se giró
y con ella mis palabras,
y nos abrazamos,
como se abraza a un niño al peluche
que le salva cada noche de las pesadillas,
como se abraza un cuerpo llovido y frío
a otro que le espera lleno de mantas,
como se abraza al futuro quien ha perdido demasiado
a cambio de un poco,
como se abrazan dos almas cansadas
que sólo necesitan que sus huesos choquen.
Estaba tan guapa,
tan guapa como la primera vez,
tan guapa como los finales tristes
que terminan con un beso,
como estas tormentas que te ahogan
si no te mojan,
tan guapa como esas mujeres que
-por fortuna o por desgracia-
son para toda la vida.
Sueño tanto con ella
que verla es como seguir dormida.
Ella caminaba
y decía que los ayeres
nunca podrían convertirse en mañanas;
que cuando el reloj se rompe
de nada sirve darle cuerda;
que hay flores que duran un verano
porque la vida es así,
y de nada vale ahogarlas en agua
sí ya es invierno.
Yo la escuchaba
cómo se escucha en algunas canciones:
leyéndola.
Verbalizaba todos mis motivos
en cada sorbo de café
-a veces se ausentaba
y era entonces
cuando yo deslizaba mis razones
sobre la mesa-.
Fue uno de esos momentos
en las que las palabras sobran.
Me explico:
cuando sabes el final de una película
y aún así vuelves a verla,
es cuando te fijas en los detalles que guarda.
Y yo sólo quería mirarla,
una última primera vez más.
Porque,
pese a todo,
sonreía.
Sonreía taladrando mi mirada
con sus ojos tristes.
Y así hasta su adiós me parecía bonito.
Después,
devoramos cada migaja que dejamos
para no poder encontrar
el camino de vuelta a nosotras.
Pero, en medio del banquete,
le acaricié el pelo
y fue como tocar una nube:
nos caló los huesos.
La vi lloverse por dentro,
deshacerse hundida en mi hombro,
alcanzar mis latidos,
abandonar por un momento el camino
mirando mis ojos mirando su boca,
suplicarme que(no) la dejar ir,
respirar me el cuello
para coger aire,
estrecharme
como si aferrándonos así
pudiéramos salvarnos,
rendirse
de rodillas
ante todos los amores que no pueden ser
y sacrificarse
durante un instante
por ellos.
Estaba más bonita, más desnuda y más lluvia que nunca.
Cómo no iba a besarla.
Cómo no iba a deshacerme de todos los salvavidas
en su boca de agua
una última primera vez.
Al abrir los ojos vislumbré su espalda vestida sin mis manos -como la primera vez- alejándose de otra vida, zigzagueando entre su presente y mi futuro, recogiendo flores arrancadas para recordarse que no podríamos volver a querernos, con nuestra saliva aún latiendo en el corazón y el silencio gritando en su boca ya cerrada.
Hay cosas que no pueden terminarse porque nunca han comenzado.
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Tu piel como forma de comunicación de Ana Cristina Neira Ramos con Ana Cristina Neira Ramos
Tu piel como forma de comunicación.
Su piel correctamente tejida,
cada vello que tenía era una perfecta apertura a su cuerpo.
Lo recuerdo perfectamente
con una mirada me quitaba el aliento,
mi piel lentamente resbalaba,
en sus brazos suaves
que me rodeaban
tiernamente.
No lo pude abrazar más fuerte,
pues tuve que cuidar su piel de seda,
la cual frotaba lentamente
con mis heridas abiertas.
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Después de un tiempo me alegro de presentarles este nuevo episodio en donde nos acompaña Ana desde Ecuador 🇪🇨, algunos la conocen por su pseudónimo @conamour.ana, su perfil de Instagram en dónde constantemente está compartiendo sus escritos y su pasión por la lectura a través de Reels. Ana nos comparte uno de sus poemas escritos que más le gusta: Tu piel como forma de comunicación. En el fondo escuchamos un fragmento de Nuvole Bianche de Ludovico Einaudi.
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¡Si les gustó la voz y el poema de Ana o la bellísima pieza de Ludovico pueden seguirles en sus redes sociales para que se lo hagan saber! 💻📱
¡Hasta el próximo poema!💚
Quiero hacer contigo todo lo que la poesía aún no ha escrito de Elvira Sastre
Cualquiera diría al verte
que los catastrofistas fallaron:
no era el fin del mundo lo que venía,
eras tú.
Te veo venir por el pasillo
como quien camina dos centímetros por encima del aire
pensando que nadie le ve.
Entras en mi casa
—en mi vida—
con las cartas y el ombligo boca arriba,
con los brazos abiertos
como si esta noche
me ofrecieras barra libre de poesía en tu pecho,
con las manos tan llenas de tanto
que me haces sentir que es el mundo el que me toca
y no la chica más guapa del barrio.
Te sientas
y lo primero que haces es avisarme:
No llevo ropa interior
pero a mi piel le viste una armadura.
Te miro
y te contesto:
Me gustan tanto los hoy
como miedo me dan los mañana.
Y yo sonrío
y te beso la espalda
y te empaño los párpados
y tu escudo termina donde terminan las protecciones:
arrugado en el cubo de la basura.
Y tú sonríes
y descubres el hormigueo de mi espalda
y me dices que una vida sin valentía
es un infinito camino de vuelta,
y mi miedo se quita las bragas
y se lanza a bailar con todos los semáforos en rojo.
Beso
uno a uno
todos los segundos que te quedas en mi cama
para tener al reloj de nuestra parte;
hacemos de las despedidas
media vuelta al mundo
para que aunque tardemos
queramos volver;
entras y sales siendo cualquiera
pero por dentro eres la única;
te gusta mi libertad
y a mí me gusta sentirme libre a tu lado;
me gusta tu verdad
y a ti te gusta volverte cierta a mi lado.
Tienes el pelo más bonito del mundo
para colgarme de él hasta el invierno que viene;
gastas unos ojos que hablan mejor que tu boca
y una boca que me mira mejor que tus ojos;
guardas un despertar que alumbra las paredes
antes que la propia luz del sol;
posees una risa capaz de rescatar al país
y la mirada de los que saben soñar con los ojos abiertos.
Y de repente pasa,
sin esperarlo ha pasado.
No te has ido y ya te echo de menos,
te acabo de besar
y mi saliva se multiplica queriendo más,
cruzas la puerta
y ya me relamo los dedos para guardarte,
paseo por Madrid
y te quiero conmigo en cada esquina.
Si la palabra es acción
entonces ven a contarme el amor,
que quiero hacer contigo
todo lo que la poesía aún no ha escrito.
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¡Hasta el próximo poema! 💚💻
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Si tú me olvidas de Pablo Neruda
Quiero que sepas
una cosa.
Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco
junto al fuego
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.
Ahora bien,
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.
Si de pronto
me olvidas
no me busques,
que ya te habré olvidado.
Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida
y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que en ese día,
a esa hora
levantaré los brazos
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.
Pero
si cada día,
cada hora
sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mía,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida,
mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.
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En esta ocasión les traigo el poema de Pablo Neruda, ya tenía tiempo que me lo habían pedido y por fin aquí se los traigo a todos y todas ustedes. Espero que le guste mucho. ✨💚
La intepretación musical es a cargo de Rifqi Aziz, con el cover de Breath (숨)
Ve a seguirlo a sus redes y dale follow porque sin duda tiene talento...
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¡Hasta el próximo poema!💚💻🌏
El despertar a León Ostrov de Alejandra Pizarnik con Xquenda Luna
Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y se ha volado
y mi corazón está loco
porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del viento
a mis delirios
Qué haré con el miedo
Qué haré con el miedo
Ya no baila la luz en mi sonrisa
ni las estaciones queman palomas en mis ideas
Mis manos se han desnudado
y se han ido donde la muerte
enseña a vivir a los muertos
Señor
El aire me castiga el ser
Detrás del aire hay mounstros
que beben de mi sangre
Es el desastre
Es la hora del vacío no vacío
Es el instante de poner cerrojo a los labios
oír a los condenados gritar
contemplar a cada uno de mis nombres
ahorcados en la nada.
Señor
Tengo veinte años
También mis ojos tienen veinte años
y sin embargo no dicen nada
Señor
He consumado mi vida en un instante
La última inocencia estalló
Ahora es nunca o jamás
o simplemente fue
¿Còmo no me suicido frente a un espejo
y desaparezco para reaparecer en el mar
donde un gran barco me esperaría
con las luces encendidas?
¿Cómo no me extraigo las venas
y hago con ellas una escala
para huir al otro lado de la noche?
El principio ha dado a luz el final
Todo continuará igual
Las sonrisas gastadas
El interés interesado
Las preguntas de piedra en piedra
Las gesticulaciones que remedan amor
Todo continuará igual
Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo
porque aún no les enseñaron
que ya es demasiado tarde
Señor
Arroja los féretros de mi sangre
Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis manos
porque la danza salvaje de la alegría
les destruía el corazón
Recuerdo las negras mañanas de sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos
Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y ha devorado mis esperanzas
Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
Qué haré con el miedo
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En esta ocasión nos acompaña mi amiga Xquenda Luna desde la Ciudad de México 🇲🇽 con "El despertar" que es su poema favorito. Espero que lo disfruten mucho. Además de recitar poemas, es una excelente cantante y estudiante de Teatro en la UNAM, este es uno de sus tantos aportes al arte...
Les mandamos un abrazo y mucha buena vibra. 💚✨
La interpretación musical está a cargo de Kentropy.
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¡Hasta el próximo poema!💚
Lápiz, papel y pincel de Cinthya Acevedo con Cinthya Acevedo
Con un pincel recorría tu espalda
Con besos de tinta azul y anaranjada
La subyugación y el paisaje yo pintaba
Manifestando la desnudez humana
.
Al cruzar la puerta dejaba la monocromía
En descifrar tus tonos yo me vivía
Tu pintura empapaba mis vértices
Y te bastaban un par de deslices
.
De óleos rebosaban las paredes
En nuestros ojos los colores vibrantes
La pasión te impregnaba
Hasta que el cenit llegaba
.
Nada hacía falta
Tú, el pincel y el lienzo
Todo estaba completo
El tiempo efímero y obsoleto
.
Caricias de acrílico
Sujeto vano y laico
Con alma de mármol
Con hojas de árbol
.
Cada que vez que respirabas
Profundo azul oscuro
Me pintabas la tinta en tus dedos
Eras mi color complementario
.
Tu mirada tenía riqueza cromática
Acuarela sobre húmedo
Gama cálida que decidió ser fría.
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En esta ocasión nos acompaña Cinthya Acevedo desde Cozumel 🇲🇽 con "Lápiz, papel y pincel" un poema de su autoria. Espero que lo disfruten mucho. Además de escribir poesía tiene talento de pintora y docente, estudiante de ingeniería y tiene un podcast en donde relata lo que sucede después de una amor... ¿Qué más necesitas?
Un abrazo y mucha buena vibra. 💚✨
La música está acargo de Monoman
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También pueden seguir su podcast de poesía llamado Después de una amor en donde relata lo que se vive después de un amorio.
¡Hasta el próximo poema!💚